Narco Cultura en la Berlinale
15 de febrero de 2013Mientras El Paso, Texas, con 5 homicidios en 2010, fue declarada ese año la ciudad más segura de Estados Unidos, del otro lado de la frontera, en Ciudad Juárez, Chihuahua, el número de muertos creció a un ritmo exponencial. En el 2007 fueron registrados 320 homicidios, tres años después hubo 3 622 asesinatos. “He estado en muchos lugares en conflicto como Afganistán, Gaza, pero la intensidad en Ciudad Juárez no tiene igual. Son unos cuantos pasos los que la separan de El Paso, pero es como entrar en el infierno”, afirma Shaul Schwarz en conversación con DW.
El periodista de guerra sigue con su cámara a Richie Soto, un oficial del Servicio Médico Forense (Semefo), que le ayuda a documentar la ensangrentada realidad de los juarenses. Se ve a madres desconsoladas que gritan y luchan contra oficiales que no las dejan pasar a una escena del crimen. Ellas temen que sus hijos están entre los muertos. El espectador es testigo del dolor, la violencia y el miedo con el que vive la población de una ciudad cuyas calles se ven vacías. “Muchos compañeros renunciaron a su puesto por miedo, por la inseguridad”, cuenta Richie Soto, que enseña una fotografía que muestra a compañeros suyos que fueron asesinados.
Las imágenes contrastan con el segundo protagonista de la cinta, el cantante de narco corridos Edgar Quintero, que contribuye con su trabajo a idealizar a los narcotraficantes. “Los clientes piden y pagan y yo les traigo el encargo”, canta burlonamente subido en un automóvil con vidrios oscuros. Quintero cuenta que estuvo en la cárcel. “Mi hijo tiene 2 años y mi hija tiene dos meses y tengo que pensar en el futuro”, dice ante la cámara.
“Tanto Richie como Edgar, no están vinculados con la guerra directamente. Ellos representan a los cientos de miles de personas inocentes que están implicadas en el conflicto. Edgar incluso está aprendiendo a glorificar a los narcos”, dice Schwarz, cuyo documental fue estrenado en el festival de cine independiente de Sundance, antes de tener su estreno europeo en Berlín.
Bazuca Parties
Edgar Quintero está acostumbrado a cantar en las llamadas “Bazuca Parties”, en donde aparece portando una bazuca lanzando tiros al aire mientras canta canciones que glorifican la violencia “Somos sanguinarios, nos gusta matar, con blindados seguros para ejecutar”, reza la letra de uno de esos corridos con música del género conocido como “norteña”. La sala completa, hombres y mujeres, cantan de memoria la letra de las canciones.
“Cuando viajas una hora para cruzar la frontera y te encuentras a estos tipos en una “Bazuca Party” sientes sólo odio. Yo los odié”, reconoce el periodista que añade que se preguntó ¡cómo podían ser tan ignorantes!. Pero luego recapacitó. “Me dije, tengo que entender cómo llegaron a este punto. No son ignorantes, éstos jóvenes leen el periódico, los blogs e Internet”, afirma.
La película muestra a unas adolescentes que dicen entusiasmadas que quieren tener un novio narco. “No tiene nada de malo; bueno, algo”, reconoce una de ellas, “pero es una forma de vida”, añade.
“El gobierno mexicano declaró la guerra a los narcos y envió al ejército a muchas ciudades, Estados Unidos ha destinado más de 2.000 millones de dólares a un muro fronterizo, ¿es más difícil pasar las drogas a Estados Unidos? ¿Se han vuelto más caras las drogas?” pregunta el documentalista. Se contesta él mismo: “No. Los mexicanos dicen que nada ha funcionado y el conflicto ha dejado a más de 60.000 muertos y cientos de miles de desaparecidos. El país está en un caos. Cuando la gente ve eso se da cuenta de que los narcotraficantes están ganando”, dice Schwarz.
“Además hay tanta pobreza, estos niños ven a sus padres trabajar en una maquiladora percibiendo unos 5 dólares diarios. Si tienes 14 años y haces trabajitos para los narcos, puedes ganar diez veces más que eso”, dice.
La popularidad de los narco corridos, pese a la prohibición del gobierno mexicano, es otro indicador. La cinta documenta cómo se vende esa música en las principales cadenas en Estados Unidos. Edgar Quintero cuenta que Wall Mart no quería distribuir sus CDs. “Primero ordenó cien, que se vendieron en una semana. El siguiente pedido fue de 50.000 copias”, dice.
"Narco por una noche"
“Antes te hacías famoso e ibas a actuar a la Ciudad de México. Hoy, si tienes éxito te vas a Los Angeles. Para un cantante de narcocorridos es un mercado mucho más importante”, dice Schwarz. El periodista cuenta que en Los Ángeles no están prohibidos y son tocados por miles de clubes. “Es una subcultura con la que se sienten identificados todos los latinos, sean venezolanos, de donde sean, todos pretenden ser mexicanos y en estos clubes son narcos por una noche”, dice.
El periodista radicado en Nueva York se muestra convencido de que ésta es una guerra de Estados Unidos. “A los estadounidenses les gusta llamarla la guerra mexicana contra las drogas; es una industria de miles de millones de dólares, el dinero viene de Estados Unidos y las armas también. Las drogas llegan a los Estados Unidos pero los muertos se quedan en México”.
Schwarz señala que un 86% de los estadounidenses se droga de alguna manera. "Además es el país que más presos tiene en el mundo", dice. “La legalización es una parte de la solución, la otra es un control de armas, que es lo que está matando a tanta gente. Estas armas vienen de Estados Unidos. Es muy fácil comprar armas de grueso calibre en Texas", explica.
Ciudad Juárez, con casi 1,5 millones de habitantes, se ha convertido en símbolo de un país ensangrentado, una ciudad que vive a la sombra de figuras intocables como el "Chapo" Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, el criminal más buscado por la justicia de Estados Unidos, que del otro lado de la frontera es un ídolo popular.
Autora: Eva Usi
Editora: Emilia Rojas