Servicios secretos alemanes, bajo presión
13 de septiembre de 2012
El trío terrorista de ultraderecha compuesto por Uwe Mundlos, Beate Zschäpe y Uwe Böhnhardt, miembros de la célula neonazi Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU, por sus siglas en alemán), está acusado de haber cometido, por lo menos, ocho homicidios, así como de ataques xenófobos desde el 2000 hasta el 2007.
Para proteger el Estado de derecho, Alemania cuenta, entre otros instrumentos, con tres tipos de servicios secretos: la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (servicio de inteligencia del ministerio del Interior), el Servicio Federal de Inteligencia (BND, responsable de los asuntos del extranjero), y el Servicio de Contraespionaje Militar (MAD), que cubre el área del Ejército alemán. Pero la comunicación entre esos organismos y su manejo ineficiente parecen ser la causa de graves fallos en torno a las investigaciones de los miembros de la NSU.
Informantes de extrema derecha
Los servicios de inteligencia cumplen, fundamentalmente, una tarea informativa, ya que reúnen datos, los evalúan y los retransmiten. Pero justamente eso fue lo que falló en numerosas oportunidades en lo que respecta a las investigaciones acerca de la célula de extrema derecha NSU de Zwickau, critica la comisión de investigaciones del Parlamento alemán. Uno de los últimos giros de este polifacético escándalo es que dicha comisión se acaba de enterar de que el MAD ya había tomado contacto con Uwe Mundlos en 1995. Mundlos había llamado la atención de los agentes durante su servicio militar por sus tendencias de extrema derecha, lo que, evidentemente, lo hacía interesante para los servicios secretos.
El presidente del MAD, Ulrich Birkenheier, aseguró que la conversación que había tenido lugar entonces no fue en absoluto un intento de captar a Mundlos como contacto con la escena neonazi. Pero incluso si así fuera, opina el periodista y experto en extrema derecha Patrick Gensing, eso no sería un escándalo, ya que “continuamente se intenta atraer a informantes, y en esa época Mundlos no era un terrorista asesino”.
Otros motivos para la indignación
Sin embargo, los diputados de la comisión investigativa están indignados, y con razón, cree Patrick Gensing, por otro motivo. Se trata de que el MAD respondió a la solicitud de los parlamentarios de acceder a los archivos sobre Uwe Mundlos que tales actas no existían. Eso era cierto, ya que el MAD los había destruido, pero nadie comunicó a los diputados que los datos se habían cursado a la Oficina de Protección a la Constitución y que sí podían ser vistos. Y ese no fue el único error de las autoridades de inteligencia. Recientemente se supo que la Oficina de Protección a la Constitución también había destruido archivos claves en la investigación de los miembros del NSU.
El control de los servicios secretos alemanes es tarea complicada, ya que hay diferentes comisiones parlamentarias de investigación a nivel de cada Estado federado, además de la comisión de control del Parlamento, a nivel nacional. Parece ser que lo que falló fue la comunicación entre los gobiernos de los Estados y el gobierno nacional acerca de las actividades de inteligencia. Algo que en el caso de la pesquisa en torno a la NSU resultó en un escándalo de grandes magnitudes. Además, también a la comisión parlamentaria a cargo de recabar datos sobre el caso se le impide llevar a cabo su tarea. “Aparentemente, las autoridades no creen necesario informar a esa comisión cuando aparecen archivos relacionados directamente con la célula terrorista de extrema derecha NSU”, aseveró Gensing en conversación con Deutsche Welle.
¿Negligencia, ineficiencia o premeditación?
Según el periodista de investigación Hans Leyendecker, el mayor problema es el manejo interno de la información por parte de los servicios secretos alemanes. “Creo que casi todo tiene que ver con la ineficiencia”, dijo Leyendecker a Deutsche Welle. Los archivos se manejan de manera tan poco hábil que casi nadie tiene una visión de conjunto ni sabe lo que contienen, por lo cual se destruirían así actas valiosas.
Según Leyendecker, también es positivo que los servicios de inteligencia destruyan archivos a partir de un determinado momento, y no guarden datos privados sobre los ciudadanos para toda la eternidad. De ese modo, muchas personas tienen una oportunidad para su resocialización. Pero claro está que los servicios de inteligencia alemanes están necesitando más orden y especialistas que los dirijan con verdadera eficacia.
Autor: Ole Kämper/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López