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En el paseo marítimo de Batumi, se están invirtiendo miles de millones en construir hoteles, clubs y casinos. Esto atrae a numerosos visitantes de Armenia, Irán o Azerbaiyán. Pero la mayoría de los turistas, varones procedentes de Turquía, llegan a Georgia, en busca de experiencias, en su país prohibidas. Las autoridades municipales y el cónsul general turco se enfrentan a una nueva problemática.