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Sequía y calor extremo: los devastadores incendios en Brasil

Martin Kuebler
2 de septiembre de 2024

Brasil está sufriendo otra terrible temporada de incendios. ¿Cómo empeoran las cosas el cambio climático y la deforestación?

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Persona junto a un tractor en el campo observando las llamas de un incendio.
Grandes extensiones de caña de azúcar, uno de los principales productos de exportación de Brasil, han quedado destruidas por los incendios.Imagen: JOEL SILVA/REUTERS

En la última semana, unos 2.700 incendios han arrasado el estado de Sao Paulo, en el sur de Brasil. Un denso humo envolvía la capital del estado y otras ciudades de la región, donde más de 40 comunidades han estado en alerta máxima

Según el último recuento, las llamas hicieron arder más de 59.000 hectáreas, una superficie similar a la de la ciudad de Chicago, en Estados Unidos. Grandes extensiones de caña de azúcar, uno de los principales productos de exportación del país, han quedado asoladas.

La Policía Federal brasileña sospecha que los incendios fueron provocados. El fuego se inició en distintos lugares al mismo tiempo y se propagó rápidamente a través de la vegetación seca, en una región en la que no llueve desde hace meses.

"Hemos tenido una combinación explosiva de tres factores: altas temperaturas, vientos muy fuertes y una humedad relativa muy baja en los últimos días", declaró Tarcisio de Freitas, gobernador de Sao Paulo.

Calor extremo y sequía

El periodo seco en Brasil abarca de agosto a octubre. Pero expertos en climatología de World Weather Attribution (WWA), un grupo de científicos que investigan los efectos del cambio climático en las condiciones meteorológicas extremas, han señalado que el pasado mes de junio fue el más "seco, caluroso y ventoso" del país desde que comenzaron los registros en 1979.

Esas condiciones han hecho que el estado de Sao Paulo y la selva amazónica, más al norte, sufran la peor temporada de incendios en décadas. En agosto se registraron en Sao Paulo más de 3.480 incendios, el doble que en todo 2023. Y, en los seis primeros meses de 2024, la Amazonia ha registrado el mayor número de focos de incendio de las últimas dos décadas.

Estas mismas condiciones extremas también han alimentado los incendios récord en la meseta del Cerrado, una sabana tropical, y en el Pantanal, el mayor humedal tropical del mundo, una zona biodiversa repleta de diferentes especies de plantas y animales.

El Pantanal, situado entre el Amazonas y Sao Paulo, perdió en junio unas 600.000 hectáreas a causa de las llamas, una superficie del tamaño de Luxemburgo.

Incendios más intensos por el cambio climático

En un informe de principios de agosto, la WWA afirmaba que los incendios del Pantanal han sido "un 40 por ciento más intensos debido al cambio climático". Los datos respaldan esta afirmación: las precipitaciones anuales en los humedales han disminuido de forma constante durante más de 40 años.

"Estas megasequías son cada vez más frecuentes y graves", afirma Carlos Peres, experto brasileño en ecología de la conservación de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido. Según Peres, unas tres quintas partes de Brasil están cada vez más secas.

"Hasta hace unos 25 años, los bosques del Amazonas, aunque estuvieran en suelos arenosos y zonas estacionalmente secas, no ardían, a menos que hubiera habido algún tipo de perturbación humana, como la extracción de madera", explica. "Pero eso ha cambiado", prosigue Peres, ya que las sequías consecutivas y las temporadas de lluvias más cortas no dan a los suelos tiempo suficiente para recargarse de agua, lo que hace que la vegetación sea más vulnerable a los incendios.

Panorámica de los edificios de una ciudad envuelta por el humo.
El humo de los incendios envolvió ciudades como Sao Paulo y Ribeirao Preto (en la imagen)Imagen: JOEL SILVA/REUTERS

Luciana Gatti, que dirige un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, dice a DW que el problema no hace más que agravarse.

"Estamos acelerando el colapso climático", alerta Gatti desde Sao Paulo. La experta subraya que la deforestación está contribuyendo más al aumento de las temperaturas en la Amazonia que el cambio climático global. "El bosque que queda ya no es el mismo, es como si la Amazonia estuviera enferma".

En Brasil, el agua evaporada de los humedales del Amazonas y el Pantanal actúa como "amortiguador climático", dice Gatti, ayudando a enfriar la atmósfera. Pero, con el aumento de los incendios forestales y la deforestación, ese amortiguador se está debilitando.

En un estudio de 2021 publicado en la revista Nature, Gatti escribió que algunas partes del sudeste de la Amazonia estaban incluso empezando a actuar como fuente de CO2, en lugar de absorberlo como de costumbre. 

Incendios y sequías "cada vez más frecuentes"

"Estos fenómenos extremos son cada vez más frecuentes", dice a DW Julia Tavares, ecóloga vegetal brasileña que trabaja en la Universidad sueca de Uppsala. En un estudio realizado en 2023, Tavares y otros investigadores descubrieron que algunas zonas de la selva amazónica estaban cada vez más estresadas.

Tavares afirma que el cambio climático no está provocando directamente los incendios en Brasil, y añade que los incendios naturales son muy raros en un clima tropical. "Son causados por la gente, por acciones humanas que se ven potenciadas por el cambio climático, porque entonces se dan las mejores condiciones para que el fuego se propague", asegura la experta.

Por su parte, Carlos Peres explica que los incendios y la sequía ponen en peligro la seguridad hídrica y alimentaria. Además, acaban con la biodiversidad y dañan la salud humana. El experto advierte de que, cada vez que arde un bosque, se prepara el terreno para "incendios más frecuentes e intensos la próxima vez", ya que una mayor parte de la vegetación muere y se convierte en combustible para el siguiente incendio forestal. "Cuando el bosque arde por tercera vez, ya no hay bosque", sentencia Peres.

(ms/cp)