Sebastián Piñera: Operación retorno
26 de julio de 2017La chaqueta roja con que recorre Chile, al igual que cuando fue presidente (2010-2014), es su sello distintivo. Sebastián Piñera (67 años, casado hace 44 con Cecilia Morel, cuatro hijos y nueve nietos) es un hombre de acción y se muestra en terreno como un gestor, más que un político tradicional de corbata.
Su primer mandato lo asumió pocos días después de que Chile fuera sacudido por uno de los mayores terremotos de la historia. Sucedía a la primera mujer al mando del país sudamericano, Michelle Bachelet. Ella se repitió el plato y ahora el ex presidente y candidato de Chile Vamos, la alianza de derecha, quiere hacer lo mismo. "Los que se dicen progresistas están frenando el progreso de nuestro país”, dijo Piñera, en alusión al actual gobierno, al anunciar su candidatura.
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Hijo de un diplomático de la Democracia Cristiana, en su infancia vivió en Estados Unidos y en Bélgica. En Chile se educó en un tradicional colegio de sacerdotes alemanes y estudió Economía en la Universidad Católica. Después de doctorarse en Harvard, volvió a Chile donde ha creado y participado en las más diversas empresas: inmobiliaria, tarjetas de crédito, línea aérea, canal de televisión y hasta un club de fútbol. Su fortuna es estimada por Forbes en 2.700 millones de dólares. Cada cierto tiempo, surgen denuncias de irregularidades en sus negocios, pero no se ha acreditado su participación en delitos.
"Sebastián Piñera representa el prototipo de la derecha en América Latina: el empresario exitoso que vende la imagen de que, dado que sabe hacer negocios, puede gobernar un país. Ese es su origen, pero no es como Donald Trump, que hizo toda su carrera como empresario y recién ahora llegó a la política. Piñera siempre ha tenido un pie en la economía y otro en la política”, sostiene el sociólogo y doctor en Ciencia Política Cristóbal Rovira, en conversación con DW. De hecho, pertenece a una familia de empresarios y políticos de variadas tendencias e incluso entre sus antepasados hay algunos presidentes.
De empresario a político
Aunque votó "No” en el plebiscito que sacó a Pinochet, al momento de militar adhirió a la derecha. Fue Senador, presidente del partido Renovación Nacional, candidato presidencial (perdió en segunda vuelta ante Bachelet el 2006) y finalmente llegó a ser presidente, el primero de derecha tras el regreso a la democracia en 1990. Su lado público también lo ha desarrollado en varias fundaciones creadas por él, en temas de educación, cultura, progreso y medio ambiente.
"Piñera tiene una visión muy empresarial de la política centrada en la dimensión económica, muy competitiva, con un alto valor de la eficiencia, y con alta disposición al riesgo, además de buena capacidad de gestión y para formar equipo”, indica a DW Eugenio Tironi, doctor en Sociología y consultor en comunicación estratégica.
"Ante la inquietud sobre la situación económica, porque el crecimiento se ha reducido, por la ineficiencia del Estado y la falta de un liderazgo más consistente, esos atributos son bien recibidos –afirma Tironi-. De hecho, él basa su campaña en presentarse como el hombre con los atributos adecuados para el tiempo por el que pasamos”.
Sin embargo, "puede tener dificultades para llegar a acuerdos con la oposición o incluso dentro de las fuerzas políticas que lo apoyan, o frente a una oposión social”, advierte el experto. No obstante, los analistas confían en las lecciones aprendidas cuando fue presidente. Así lo confirman a DW fuentes al interior del comando: "Está más paciente, abierto a escuchar, a recibir sugerencias y opiniones distintas, y a comprender que los asuntos públicos pueden tomar tiempo y requieren una perspectiva integral, paciencia y persuasión”.
El éxito y las salidas de protocolo
Los mayores logros de su gobierno estuvieron en el área económica, con un crecimiento de 5,3% entre 2010 y 2013. Pero el momento estelar de su administración fue el rescate de los 33 mineros, luego de 69 días atrapados a más de 700 metros de profundidad. Consciente de ello, Piñera no perdió oportunidad de enseñar el histórico mensaje con que los mineros habían dado señales de vida. Espontáneo, a veces demasiado, no teme las salidas de protocolo y sus bromas no siempre son bien entendidas. "Puede ser muy genio en ciertas cosas, pero tiene algo medio compulsivo cuando se le pasa una idea por la cabeza. Su propio ingenio le puede jugar malas pasadas, es parte de su personalidad impulsiva”, agrega Rovira.
Una recordada anécdota es cuando, durante un encuentro con Barack Obama en Washington, se sacó una foto sentado en el escritorio del salón oval. El episodio, ciriticado por algunos, lo retrata de cuerpo entero. "Siendo una persona con una personalidad tan arrolladora, de repente es medio candoroso, tiene algo de niño, un poco jugando con un juguete. Pero no le afecta demasiado ni produce rechazo, sobre todo ahora que ya se le conoce”, señala Eugenio Tironi.
Más desafortunado fue el episodio ocurrido en Alemania, donde firmó el libro de visitas de la presidencia citando una frase que fue eliminada del himno alemán por su asociación con el nazismo. O recientemente, cuando hizo una broma sexista que generó rechazo generalizado, partiendo por la presidenta Bachelet. Por ignorancia, ingenuidad o no medir sus palabras, Piñera puede cometer errores por lo que luego debe explicar que no tuvo mala intención.
¿Triunfo seguro, gobierno difícil?
Generar mayor desarrollo humano y empleo, reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de las familias son algunas de las metas del programa de Piñera, con un foco especial en el progreso de la clase media, grupo que pasó de ser un 20% en 1990 a más del 60% en la actualidad. Ante los cuestionamientos por la distribución, en uno de los países más desiguales del mundo, plantea promover el trabajo de los sectores postergados, mayor acceso a una educación de calidad y fomentar una sociedad emprendedora, además del rol de la política social.
De mantenerse la tendencia –hoy encabeza la encuesta Cadem con un 40%- los expertos predicen que será primero en las elecciones de noviembre y ganará en segunda vuelta en diciembre. "Los tiempos están jugando muy a favor suyo. Hay una suerte de demanda por un liderazgo fuerte, que sea competente en el campo económico”, señala Eugenio Tironi.
Gane quien gane, se espera una fuerte oposición política, cultural y social. Con la reciente incorporación de un sistema electoral proporcional, ningún bloque político tendrá mayoría en el Congreso. La tarea de lograr acuerdos y conquistar una base de apoyo ciudadano no será fácil, sobre todo con demandas sociales no resueltas. "Las chances de protestas van a aumentar. Hay bastante malestar por el tema de la desigualdad y es muy fácil que Piñera genere una reacción negativa”, advierte Rovira. Pero Tironi generaliza esa perspectiva: "Gane quien gane, se espera un gobierno complicado".