Se teme posible “efecto Trump” en Alemania
11 de noviembre de 2016El pasado miércoles (9.11.2016), la canciller de Alemania habló por teléfono con Donald Trump para felicitarlo por su triunfo en los comicios presidenciales de Estados Unidos, celebrados el 8 de noviembre. Angela Merkel le ofreció una "estrecha cooperación”, basada, eso sí, sobre valores comunes como la democracia, la libertad y el respeto por la ley, las minorías y la dignidad de las personas. Esas palabras dejaron entrever el recelo con que su Gobierno mira al futuro ocupante de la Casa Blanca. Por su parte, parece haber puesto menos condiciones cuando le prometió su apoyo a Trump en un telegrama enviado este viernes (11.11.2016).
"La decisión democrática del pueblo estadounidense ofrece una oportunidad histórica para encarar el desarrollo global y económico erróneo de las últimas décadas para reunificar la sociedad, no sólo en Estados Unidos”, escribió Petry, agregando que confiaba en la capacidad de Trump para "reajustar” las relaciones trasatlánticas y contribuir a terminar las guerras de Siria y Ucrania, de mutuo acuerdo con Rusia. "Pretendemos que la relación entre Alemania y Estados Unidos se restablezca con base en la igualdad de condiciones. Y estamos conscientes de nuestra responsabilidad nacional en este aspecto”, cerró la líder de AfD, descrita por expertos en conflictos sociales como una formación de tintes homófobos, islamófobos, xenófobos y racistas.
Merkel y Trump tendrán la oportunidad de saludarse personalmente a más tardar en julio de 2017, cuando se celebre en Hamburgo la cumbre del Grupo de los Veinte (G-20). Pero, ¿se reunirá Trump con Petry? Eso está por verse. En todo caso, los aliados de la canciller ya han hecho sonar la alarma y advertido que la victoria de Trump en Washington podría tener repercusiones en territorio germano y europeo. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y otros miembros del partido Gobernante –la Unión Demócrata Cristiana (CDU)– declararon este jueves (10.11.2016) que las formaciones populistas emergentes podrían causar problemas si las fuerzas políticas tradicionales no responden debidamente al desafío que ese auge representa.
"El populismo demagógico no es sólo un problema en Estados Unidos. También en otras partes de Occidente el debate político se haya en un estado preocupante”, señaló Schäuble, en alusión a la progresiva consolidación de los partidos de derecha en Francia y Alemania de cara a procesos electorales inminentes, y, en general, a la creciente agresividad de los intercambios de opiniones en la esfera pública. Aunque Merkel no ha anunciado su candidatura para un cuarto mandato en 2017, su partido le lleva una ventaja de diez puntos porcentuales a sus adversarios naturales, los socialdemócratas, que actualmente apuntalan su coalición de Gobierno.
No obstante, la gestión de Merkel ha perdido aprobación debido a la política de puertas abiertas que ha aplicado de cara a los refugiados de países en guerra como Siria, Afganistán e Irak. El incipiente partido Alternativa para Alemania (AfD) ha ganado popularidad apelando a una retórica antiinmigración que le ha robado seguidores a formaciones más grandes y establecidas. Fundado hace casi cuatro años, AfD cuenta con representantes en más de la mitad de los Parlamentos regionales de Alemania.
ERC ( dpa / Reuters / EFE )