¿Se atreven los candidatos mexicanos a desafiar al machismo?
26 de junio de 2018Cada día son asesinadas siete mujeres en México. Son datos del último informe de ONU Mujeres, presentado en marzo de este año. Datos que deberían hacer saltar las alarmas. Pero en un México que se prepara para elegir tanto un nuevo presidente como todo un amplio abanico de cargos a diferentes niveles administrativos, cualquiera diría que la desigualdad de género y la violencia contra las mujeres siguen siendo problemas menores.
Cuatro hombres se disputan el próximo 1 de julio la presidencia de la República. Cuatro hombres que nunca han sufrido la violencia de género, el acoso machista, la discriminación patriarcal que las mujeres afrontan desde que nacen hasta el día que mueren. O, en demasiados casos, hasta que son asesinadas. Hasta hace poco también había una mujer en la contienda presidencial, pero la independiente Margarita Zavala se retiró "por un principio de congruencia, por un principio de honestidad política”. De nuevo, las grandes decisiones del país serán cosa de hombres.
Son muchos los factores que hacen de estas elecciones una cita histórica, hasta el punto de que hay quien ha llegado a considerar que se trata de los comicios más importantes desde 1910. La espiral de violencia política y la polarización social respecto a los diferentes candidatos y sus propuestas ocupan los titulares. En cuanto al tema de la igualdad de género, todos tienen propuestas, lo cual es ya un paso. Pero esto no significa que las mujeres estén dispuestas a conformarse con lo que ofrecen.
Un compromiso por escrito y gane quien gane
Hace unos días, los tres principales candidatos -Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade- se comprometieron a suscribir la "Declaratoria Forbes" sobre igualdad de género. De ganar las elecciones, supuestamente, tomarán en cuenta los puntos que la revista demandó en el documento. Entre estas reclamaciones está garantizar el combate a la violencia contra la mujer, la actualización de los programas educativos para incluir nociones de igualdad de género y diversidad, la promoción de políticas para tener cuotas de mujeres entre los aspirantes a empleos en empresas y el servicio público, la regulación del trabajo doméstico o que se garantice el derecho a las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y sobre su maternidad.
Sus campañas, en cambio, muestran algunas diferencias.
Anaya, de la coalición "Por México al Frente”, ha anunciado medidas tales como legislar la igualdad salarial, apoyar la conciliación familiar con servicios de cuidado infantil y el impulso de las licencias de paternidad y maternidad o promover la participación femenina en sectores donde las mujeres están infrarrepresentadas. En relación con la violencia de género, el político del PAN busca una estrategia nacional de prevención de feminicidios con capacitación a policías y la creación de una fiscalía especializada en este ámbito. Varios especialistas han alabado la concreción de sus propuestas, si bien han criticado que no dota al tema de la urgencia que merece.
Meade se autodenomina el "presidente de las mujeres”, pero sus propuestas fueron consideradas inicialmente poco ambiciosas en comparación con las de sus contrincantes. Posteriormente, el abanderado del PRI y candidato de la coalición "Todos por México" ha dicho querer homologar las leyes en materia de igualdad "al más alto estándar”. Además, entre sus siete compromisos por la nación está que "la prioridad serán las mujeres”, donde defiende la equiparación salarial y la seguridad frente al acoso, junto con cuestiones como la seguridad social de las trabajadoras del hogar o la concesión de créditos con mayor facilidad para las mujeres que quieran emprender negocios. Le falta, sin embargo, detallar cómo logrará esa seguridad o conquistará una remuneración exenta de discriminación machista.
López Obrador, también conocido como AMLO, es el presidenciable que ha presentado propuestas más extensas sobre derechos de las mujeres. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, medidas educativas, laborales o de salud. El tabasqueño insiste en cuestiones que afectan a la cotidianeidad de muchas mujeres, como la cobertura sanitaria universal y la atención médica de calidad, también de las mujeres embarazadas y con VIH/sida. Además, estas medidas pretenden atacar problemas menos mediáticos, como el fenómeno de la feminización de la pobreza. Son varias las críticas que ha suscitado su plan de futuro, especialmente la mención de que, pese a sus ideas progresistas, haya dejado solo al movimiento feminista en la defensa del derecho al aborto; probablemente para no chocar frontalmente con el sector católico que también integra su plataforma electoral, Morena.
Hacen falta más que buenas intenciones
Existen, por tanto, puntos comunes entre los diferentes planteamientos de los candidatos, lo cual sugiere que hay grandes posibilidades de que dichas cuestiones sean abordadas en el próximo mandato. El riesgo es, no obstante, que la polarización política funcione como una cortina de humo, dejando a las mujeres solas frente al machismo. O asociadas entre ellas, pero sin el apoyo de las instituciones que dicen representarlas.
Por otra parte, el hecho de que existan propuestas no quiere decir que estas basten. Según indicaron hace poco más de dos semanas nueve agencias de Naciones Unidas, ninguna de las plataformas políticas en lid contempla una agenda de igualdad de género que cumpla con los estándares internacionales y garantice los derechos femeninos. Como dijo en esa ocasión la representante en México de ONU Mujeres, Belén Sanz Luque: "el rostro de México en 2030 depende de las oportunidades que se ofrezcan hoy a las niñas y las mujeres”.
Autor: Enrique Anarte (ERS)
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