Fin de semana de clásico
25 de octubre de 2013Para los aficionados de los dos equipos alemanes el partido es “el alma futbolística de la región”. Entre las sedes de ambos clubes apenas hay un par de kilómetros, pero la brecha deportiva y emocional que separa a las ciudades vecinas Gelsenkirchen y Dortmund es cada vez más profunda.
Polos opuestos
Schalke y Dortmund representan cuán diferente puede ser la evolución de dos clubes de fútbol. Mientras el primero, de uniforme azul, no termina de encontrar la identidad futbolística que desde hace ya varias temporadas busca, los que se visten de amarillo son hoy por hoy una de las potencias más respetadas y temidas en el balompié europeo.
Dortmund llega al Clásico de la Cuenca del Ruhr ataviado con los logros recientes: actual subcampeón de la Bundesliga y la Champions League, campeón alemán en el 2011 y 2012, dueño de un estilo de juego que ha impresionado y conquistado los corazones de la afición internacional, segunda fuente más importante de jugadores de la selección nacional después del Bayern, y en el presente único equipo en condiciones de enfrentar de tú a tú al poderoso once de Múnich.
Schalke, en cambio, espera desde 1958 por un título en la Bundesliga, donde ha sido tres veces subcampeón en los últimos 10 años (2005, 2007 y 2010). Los de Gelsenkirchen, a diferencia de sus vecinos, no han conseguido convertir esos logros en un constante progreso, pues en cada uno de esos años tuvieron un entrenador distinto (Ralf Ragnick, Mirko Slomka y Felix Magath).
Caminos diferentes
El Dortmund decidió hace ya algunos años apostarle a un proyecto a largo plazo, fomentando el talento juvenil propio, reforzándose con prometedores jugadores desconocidos para el público y conservando la línea que trazó el entrenador Jürgen Klopp. Schalke optó por otro plan.
Los azules prefirieron comprar estrellas ya formadas, algunas de fama internacional como el español Raúl, invertir grandes sumas de dinero y formar plantillas costosas, olvidando lo rápido que en el fútbol el futuro se convierte en presente.
Esta temporada el club de Gelsenkirchen realiza un intento de marchar por un camino parecido al de sus vecinos. Schalke le entregó el timón del equipo a un entrenador cercano a la cantera, Jens Keller. Este ha promovido varios jugadores prometedores, ha fortalecido el papel de algunas de sus jóvenes estrellas, en especial el de Julian Draxler y, apoyado en la experiencia de jugadores como Kevin-Prince Boateng, intenta introducir un estilo de juego propio.
En Schalke, pese a que la rivalidad no permite reconocerlo públicamente, existe la esperanza de que la nueva metodología de trabajo les acerque a los escalones que ya ha ascendido el Dortmund, y al cual se dieron el placer de derrotar en los dos clásicos de la temporada pasada, en ambas ocasiones con marcador de 2-1.
El gran fin de semana
Pese a estos resultados adversos, el Dortmund llega a enfrentar al Schalke como favorito, especialmente porque en la Champions League ganó un importante partido en Londres, contra el Arsenal, mientras su rival perdió en casa ante otro club inglés, el Chelsea.
Además, tanto para la afición como para los jugadores de ambos clubes, este Clásico de la Cuenca del Ruhr tendrá un significado especial: el equipo que lo gane se pondrá arriba en el balance estadístico general de partidos entre Dortmund y Schalke. Este clásico será el número 82 en la historia de la Bundesliga, y hasta la fecha se han registrado 24 empates y 29 triunfos para cada bando.