San Sebastián tiende puentes para el cine latinoamericano
24 de septiembre de 2014A pesar de haber una sección (Horizontes Latinos) dedicada en exclusiva al cine iberoamericano, solo dos películas de Latinoamérica compiten este año por la Concha de Oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián: la argentina “Aire libre”, de Anahí Berneri, y “La voz en off”, del chileno Cristián Jiménez. Hoy (24.09.2014) se ha presentado la primera, tras su estreno en Buenos Aires y su paso por el Festival de Toronto. Ayer fue el turno de la segunda.
“La voz en off” es una tragicomedia deliciosa sostenida principalmente por la naturalidad de sus diálogos. Cristián Jiménez explica a DW cómo la consigue: “Voy escribiendo en voz alta”. Jiménez estudió sociología en Heidelberg, algo que se deja traslucir en su forma de plasmar los problemas cotidianos de una familia aparentemente normal. “Es una película en la que muchas personas se pueden ver identificadas, por eso creo que va a funcionar muy bien”, cuenta Ingrid Insensee, una de sus protagonistas principales.
La película está coproducida por Francia y Canadá. Para Jiménez, eso no es importante solo para conseguir exportar el cine chileno, sino “sobre todo para poder hacer las películas”. Y continúa: “Levantar el financiamiento en Chile se ha vuelto tan complicado, que yo creo que las coproducciones se vuelven cada vez más necesarias”. El propio productor ejecutivo de la película, se queja de que consiguieron antes inversión extranjera que del propio Chile.
Cine en Construcción
No fue el caso de ‘Aire libre', de la argentina Anahí Berneri. Se trata de la historia de una pareja formada por los actores Roberto Sbaraglia y Celeste Cid que, en palabras de su directora, “en lugar de afrontar su crisis, hablar de ella y ponerla en palabras, deciden negarla y construirse un nuevo hogar”. Durante la obra deberán vivir separados y volverán a “sentirse jóvenes y a intentar volver a sentirse deseados”.
“Cuando Anahí me envió el guión –confesó el productor ejecutivo de la película, Hernán Musulippi, a preguntas de DW– yo me estaba haciendo una casa… intentamos que la obra fuera lo más corta posible para que no me pase lo que en la película”. Musulippi trajo a San Sebastián el proyecto para presentarlo en el I Foro de Coproducción entre Europa y Latinoamérica. “El Foro fue una especie de puntapié que nos dio el envión para empezar con la película”. Se asoció aquí con dos productoras argentinas (“salvo el apoyo de Ibermedia, no hubo ningún tipo de coproducción internacional”) y se filmó exactamente un año después, en 2013.
Según él, Argentina es un país todavía bastante competitivo: “Son películas baratas, digamos, para los estándares internacionales; y entonces no es tan complicado poder montar una película… no es que sea sencillo, pero tampoco es tan complicado”. El presidente de la asociación de productores españoles se quejaba ayer en San Sebastián de que había directores en España que tenían incluso que hipotecar su casa para financiar su película. No fue el caso de Musulippi: “No, uno tiene que tratar de no poner en riesgo su vida para hacer una película… a veces hay que hacerlo, pero en general no”.
III Foro de Coproducción
Quién sí ha hipotecado su vivienda es el director Pablo Iraguru: “Este es nuestro tercer largometraje documental y en todos he usado mi casa como aval, única manera de que un banco te preste dinero”. “Si la peli sale mal, me quedo sin casa… eso demuestra que el gran mérito de hacer películas no es de los directores, sino de sus mujeres”, bromea. Su película “Walls” (“Muros”) trata de demostrar que “el de Berlín no solo no era el último, sino que fue el primero de muchísimos más”. Entre otros sitios, ha rodado en Melilla y en Tijuana, a ambos lados de ese muro “que divide a América en dos”, en alusión a la frontera con Estados Unidos.
Ahora busca financiación en la tercera edición del Foro de Coproducción Europa-Latinoamérica, al igual que el puertorriqueño Álvaro Aponte-Centeno. Su película “Neli” tiene algo en común con la anterior: “Es la historia de un pescador que se dedica a traer indocumentados de República Dominicana a través del Caribe”. “A pesar de ser ficción, entrevisté a grupos de indocumentados y a pescadores que participaban en estas travesías, además de a personas que bregaban con esta venta de personas”. Su productora ejecutiva, Maite Rivera, se muestra optimista: “La financiación nunca ha sido fácil, aunque al final se consigue”.
La mitad de los proyectos se llevan a cabo
Esperanza Luffiego es, junto a Saioa Arriba, la organizadora del Foro, que termina hoy: “Nosotros intentamos juntar en tres días a toda la industria del sector interesada en la filmatografía de América Latina para que toda la gente que venga al Festival con un proyecto tenga oportunidad de acceder a distribuidores y productores”. La mitad de los que ha seleccionado en los dos años previos han conseguido rodarse ya (“con mayor o menor éxito”) o lo van a hacer en breve.
“Admitimos proyectos de Europa también, pero tienen que tener algún vínculo con Latinoamérica (localizaciones, guión, actores, dirección, producción, etcétera); el primer año recibimos 84 proyectos de los que seleccionamos 17”, dice Luffiego a DW. Este año han seleccionado 14. Su compañera, Saioa Arriba, confirma la impresión de que la crisis ha golpeado desigualmente al sector: “Se han invertido un poco las cosas, ahora incluso somos nosotros [los europeos] los que recibimos apoyo desde América Latina”.
Roberto Sbaraglia lo ha resumido muy bien durante la presentación de “Aire libre”: “España y Argentina, en muchos aspectos, es como si fueran el mismo territorio, el mismo mercado. Hay muchas películas que han sido posibles gracias a esa relación”. “Evidentemente, está cambiando el mundo, la economía, la manera de ver cine… Pero ojalá que podamos seguir así de unidos porque es una relación absolutamente fructífera”, concluyó.