La lucha contra el cambio climático pasa por los tribunales
26 de septiembre de 2018Hasta hace tres años desconocido, el peruano Saúl Luciano Lliuya ha puesto en jaque a la mayor empresa eléctrica alemana, RWE, con un proceso sin marcha atrás que puede sentar precedente y que le ha valido para recibir el premio "Das Glas der Vernunft" ("El cristal de la razón"). Otorgado por los ciudadanos de la ciudad alemana de Kassel, el galardón destaca la determinación del peruano que en marzo de 2015, asesorado por la ONG Germanwatch, con sede en Bonn (Alemania), decidió demandar a título individual a RWE.
Con tal actuación pretende requerir a la empresa que se haga cargo de parte de los costes que suponen las medidas destinadas a proteger su vivienda y su ciudad en Huaraz. Esta localidad se encuentra ubicada en la parte baja del glaciar Pastoruri y está amenazada de sufrir aluviones originados por el derretimiento de los lagos glaciares debido al calentamiento global.
Por este motivo, Luciano Lliuya contactó con la organización alemana a través de un amigo peruano conocedor de la tarea de Germanwatch que estaba estudiando las empresas más contaminantes del mundo apuntando a RWE como la más contaminante de Europa. “Usamos esa información para la demanda”, puntualizó recordando que “las energías sucias han contribuido a que suban las temperaturas”. “Le pedimos a la industria que cambie su forma de producción”, argumentó.
Su caso, que fue visibilizado en los medios de comunicación más importantes del mundo, se enmarca en la llamada justicia climática: mientras que los países desarrollados emiten la mayor parte de los gases de efecto invernadero, los que menos contaminan sufren mayor impacto. El propio Luciano experimentó el derretimiento de los glaciares y fue precisamente las consecuencias de este hecho las que le empujaron a actuar. “Vivo cerca de la montaña, la observación ha sido desde que tengo el uso de razón. A partir de 2002, de manera profesional como guía de montaña, y a medida que iban pasando los años, esas observaciones marcaron la decisión que he tomado”, explicó en entrevista a DW.
Nadie es profeta en su tierra
De visita en Alemania desde el pasado 22 de septiembre para recoger el galardón, Luciano Lliuya se mostró agradecido por el mismo aunque “también se tendría que dar a otros que están luchando”, consideró. Así hizo referencia a los activistas que están protestando para evitar la tala de árboles en el bosque de Hambach, donde la empresa alemana posee la mayor mina de lignito a cielo abierto en Europa. El peruano quedó impactado del tamaño de la misma cuando la visitó hace tres años al iniciarse el proceso. “No podía imaginar lo que iba a pasar. En Hauraz tu haces una demanda y no pasa nada, la archivan”, criticó.
También lamentó la falta de apoyo ciudadano cuando empezó con los trámites. “Hubo reacciones negativas de algunos vecinos, me dijeron: ‘Alemania es una potencia, ¡estás loco!”, recordó. No obstante, “tenía muy clara la idea, se necesita trabajar el tema de la educación. Es difícil llegar a la gente con temas científicos y legales”, dijo.
A pesar de que el gobierno peruano no se ha pronunciado sobre su caso, Luciano Lliuya se mostró satisfecho por los pasos que está tomando en la materia con la aprobación el pasado mes de marzo de la Ley Marco del Cambio Climático. No obstante, avanzó que sí cuenta con el apoyo del gobierno regional en el caso de que la demanda salga victoriosa.
Sin embargo, se trata de una garantía con fecha de caducidad, si se producen cambios en las elecciones municipales que se celebrarán el próximo 7 de octubre. “Para una sola municipalidad participan 18 candidatos y están concentrados en la seguridad ciudadana porque hay mucha delincuencia”, recalcó lamentando que las soluciones contra el cambio climático no jueguen ningún rol.
Con temor, mirando hacia un futuro esperanzador
Sin vínculo previo a ninguna organización ecologista, el peruano engrosa el colectivo de medioambientalistas y líderes sociales que defiende la naturaleza de América Latina. No obstante, la región acumula año tras año cientos de asesinatos y amenazas contra este colectivo, según informes de varias organizaciones internacionales como Global Witness. “Hasta ahora no he sido amenazado, pero en Perú, quién demanda a una empresa fuerte recibe amenazas”, dijo temeroso. Un ejemplo de ello es el de la peruana Máxima Acuña, premio medioambiental Goldman 2016, por su litigio contra la empresa minera Yanacocha, en la región de Cajamarca.
En el caso del peruano, la aceptación, el pasado noviembre, de la demanda del Tribunal de Hamm, tras el recurso presentado por el peruano después de que se desestimara su demanda en primera instancia en un juzgado de Essen, “nos devuelve la esperanza. Siempre hay esperanza de poder ganar pero, al mismo tiempo, también es difícil. Nos hemos reunido con la abogada y las posibilidades pueden ser tanto positivas como negativas”, evaluó.
Desde la ONG alemana aclararon que el caso, del que ya ha compilado un millar de páginas, se encuentra en fase de recolecta de pruebas y para ello se han nombrado a los especialistas encargados de probar si la empresa ha contribuido en los procesos climáticos y si esto puede probarse en un caso específico. Es decir, verificar si existe riesgo o no para la casa del peruano.
No obstante, según Luciano Lliuya existen estudios científicos que así lo demuestran y la zona cuenta además con un precedente con el desbordamiento “provocado por una avalancha que mató a 5.000 personas”, lamentó. Aunque “después del aluvión del 1941 se han construido dos diques artificiales la laguna ha seguido creciendo”, alertó.
Si finalmente la empresa alemana es obligada a pagar los costes de la actuación solicitada por el peruano, se puede abrir la puerta a que se reconozcan otros casos en los que las víctimas del cambio climático, mayoritariamente en países en desarrollo, exigen ayudas económicas a empresas energéticas. Para Lliuya “es algo positivo que se esté presionando", y concluye que "cada uno de nosotros es responsable del futuro de nuestras montañas, y solo presionando se puede cambiar algo”.
Judit Alonso (jov)
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