Ríos y fronteras
2 de octubre de 2008El periódico Les Dernières Nouvelles d'Alsace analiza los retos europeos de cara a la crisis financiera internacional: „Es tiempo de hacer temblar a los dogmas económicos que han tomado rango de religión intolerante a cualquier ‘herejía'. Por ejemplo, el que pretendía proteger la ‘libre competencia' a través de un suspicaz escrutinio. ¿Cuántas empresas se derrumbaron y cuántos puestos de trabajo se perdieron en Europa porque la Comisión Europea, por encargo de sus Estados miembros, denegó inyecciones de capital con el argumento de que ‘el mercado debe autorregularse'?”
Debilidades europeas
También en Francia, el medio especializado en economía La Tribune comenta el tema de este modo: “Es cierto que la crisis finaciera resalta las carencias del Viejo Continente. Europa está lo suficientemente integrada como para compartir sus problemas; en cambio, no es capaz aún de encontrar soluciones comunes cuando se presenta una situación de emergencia. La confrontación entre Alemania y Francia sobre un posible programa de acción por 300 mil millones de euros denota una vez más cuán ancho es el Rin y cuánto pesan aún las fronteras nacionales. Esta crisis no dejará incólumes a nuestras debilidades. O bien dará nuevo impulso a los procesos de intergación y ayudará a superar tales carencias, o desatará olas nacionalistas. Esto último pondría a prueba la unión monetaria en su conjunto.”
Evitar el crash
El diario vienés Die Presse hace el siguiente análisis de la situación: “La buena noticia es que los políticos de todos los países europeos muestran disposición a tender un escudo protector sobre los ahorros de sus ciudadanos. La mala noticia es que, en los hechos, será el propio contribuyente el que pague, como en Estados Unidos. No hay lugar para revanchas contra ‘los que nos han saqueado'. Se trata de evitar el gran crash que nos perjudicaría a todos, y para ello no existe alternativa posible.”
Un trozo de modernidad
La Repubblica, de Roma, vuelve a reflexionar sobre esta crisis: “No están en juego sólo las finanzas, los bancos y las bolsas de valores. No hay duda de que con esta crisis ha zozobrado un trozo de la modernidad y ello nos involucra a todos, dondequiera que vivamos. La crisis de Wall Street no empaña a Estados Unidos, sino a todo Occidente. La situación hace que afloren enredos cuyo origen se remonta al siglo XX. Pensábamos que los habíamos superado, pero esto no ha sucedido en realidad y hasta hoy.”