Rusia celebra sin Occidente
5 de mayo de 2015Hoy día existe poca unidad entre las naciones que hace 70 años conformaron la coalición militar antifascista. Líderes internacionales como el presidente de EE. UU., Barack Obama, el primer ministro británico, David Cameron, y la canciller alemana, Angela Merkel, están boicoteando masivamente el desfile militar ruso en Moscú, este nueve de mayo, para conmemorar la victoria de la Unión Soviética sobre el régimen nazi. Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, declinó asistir a los festejos para conmemorar el 70 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, en Polonia.
A Putin le había disgustado que Polonia dijera que Auschwitz en realidad había sido liberado por tropas ucranianas y que propusiera celebrar el fin de la Segunda Guerra Mundial en Londres o Nueva York, en lugar de Moscú.
Consolidar sentimientos antioccidentales
“El presidente Putin está usando el rechazo de los líderes occidentales a participar en las celebraciones del Día de la Victoria para consolidar los sentimientos antioccidentales”, dijo a DW la historiadora Kathleen Smith, de la Universidad de Georgetown. “La memoria de la II Guerra Mundial es muy compleja en Rusia, y, pese a que en los próximos días se recuerdan la victoria y el fin de la guerra, los rusos también recuerdan su aislamiento de Occidente en los años 30 del siglo pasado y que los nazis traicionaran el Pacto de No Agresión”.
“El hecho de que la gran mayoría de los líderes occidentales se nieguen a participar en las festividades del 9 de mayo, definitivamente lo hace más fácil para el gobierno ruso acusar a Occidente, en especial a los países bálticos, de encubrir el neonazismo”, señala Erkki Bahovski, experto del Centro Internacional de Estonia para Estudios de Defensa. “Pero después de haber creado un universo paralelo en los medios, los líderes rusos simplemente no entienden de qué se queja Occidente”, añade.
¿Una estrategia contraproducente?
Smith cree que Putin podría tratar de usar la Segunda Guerra Mundial para lograr que los rusos acepten las privaciones que resultaron de las sanciones económicas tras la anexión de la península de Crimea, motivándolos a hacer un sacrificio para la patria.
El aniversario de la Gran Victoria (como le llaman los rusos) ha servido para reforzar la identidad rusa, dice Bahovski. No obstante, el experto señala que las hostilidades contra Occidente también pueden ser contraproducentes, puesto que hasta en los libros de historia de la Unión Soviética se mencionaba que esta estaba aliada con EE. UU., Gran Bretaña y Francia. “La ausencia de líderes occidentales en el desfile no pasará desapercibida”, apunta.
La fiesta de Putin podría convertirse en un fiasco. A pocos días del desfile militar en Moscú, aún no se sabe si acudirá algún representante importante.