Rohani: ¿el anti Ahmadineyad?
24 de septiembre de 2013Los conocidos exabruptos de Mahmud Ahmadineyad en la Asamblea General de las Naciones Unidas brillarán por su ausencia este año. Hassan Rohani, el presidente de Irán, y Muhammad Dshavad Sarif, su ministro de Relaciones Exteriores, son la contrapropuesta a Ahmadineyad: con sonrisas y paciencia tratan de convencer al mundo de sus buenas intenciones.
Con la puesta en libertad de la abogada Nasrin Sotudeh y otros prisioneros políticos, Teherán dio a mediados de mes además señales de que su discurso va en serio. Acusados de subversivos, traidores y enemigos de la República Islámica, Sotudeh y otros 15 prisioneros políticos fueron puestos en libertad sin condiciones. El diario “Irán”, de orientación reformista, anunció incluso que pronto serán puestos en libertad también otros disidentes.
¿Un regreso a la sensatez?
Esa había sido una de las promesas electorales de Hassan Rohani. Ardeshir Amir Arjomand, exasesor de Hussein Mussawi, candidato a la presidencia perdedor en 2009 y que ahora vive en París, saludó en entrevista con DW la puesta en libertad de los disidentes: “Parece que los responsables políticos iraníes han vuelto a la sensatez y reconocido que la política interior y exterior del país debe cambiar”.
La puesta en libertad de Sotudeh y los otros prisioneros políticos coincidió con la emisión de una entrevista que la emisora de TV norteamericana NBC realizó con Rohani en Teherán. “Nunca aspiramos a poseer la bomba atómica, solo queremos usar la tecnología nuclear con fines civiles”, dijo Rohani, confirmándolo luego de una más detallada pregunta de la entrevistadora: “Bajo ninguna condición aspiramos a poseer armas de destrucción masiva, incluidas las armas atómicas”.
Algo está cambiando
Teherán ya lo había afirmado anteriormente, pero sin convencer del todo a un Occidente con razón desconfiando. Volker Perthes, experto en asuntos iraníes y director de la Fundación Ciencia y Política (SWP), dijo, sin embargo, a DW, que esta vez hay fuertes indicios de que la política iraní realmente está cambiando.
“Las promesas son ahora más creíbles”, dice Perthes, pues “Teherán ha entablado un diálogo con Estados Unidos, por ejemplo con un intercambio de misivas entre los presidentes de ambos países”. Además “ha cambiado la forma en que Teherán se refiere a los judíos e implícitamente su posición con respecto a Israel”.
Perthes subraya que “Teherán utiliza ahora un lenguaje que puede hacer posible un diálogo”. La cuestión es si esas nuevas formas se traducirán también en resultados concretos en las negociaciones. Para Perthes está claro que al final dos cosas son las que contarán realmente: Occidente deberá permitirle a Irán disponer de un circuito propio de combustible atómico y simultáneamente, ese circuito deberá poder ser controlado por la comunidad internacional de tal forma que no sea posible su uso para producir armas atómicas.
Prioridad: el fin de las sanciones
A la cuestión de cuán libre es Rohani de determinar la agenda, Perthes opina: “En el “establishment” político iraní existe consenso de que la agenda de Rohani es la correcta”. Prioridad en ella tiene la recuperación económica y para ello Irán debe quitarse de encima las sanciones. Condición para eso es, a su vez, que el país termine la disputa con Occidente. Como “punto esencial” Rohani reconoció las dudas de Occidente con respecto a las intenciones pacíficas del programa atómico iraní y que “Irán debe hacer algo en ese sentido”.
Rohani ha resaltado ya en varias oportunidades que su Gobierno “posee todas las competencias en relación con el programa atómico y suficiente libertad de acción política para resolver ese problema”. Perthes opina que, efectivamente, ello es posible: “Parece que Jamenei, el líder religioso le ha dado a Rohani todos los poderes para llevar adelante cuestiones tan estratégicas como las negociaciones sobre el programa atómico”.