Reír, a pesar de todo
24 de febrero de 2004Los problemas no escasean en Alemania. Pero eso no echa por la borda las ganas de festejar. El carnaval consiste precisamente en eso: en reír, a pesar de todo. Y objetos de mofa no les faltaron este año a los ciudadanos. El bochornoso desastre en que acabó, por ahora, el proyecto gubernamental de aplicar un peaje a los camiones, con un sistema de control satelital; la cuota que deben pagar a partir de este año los pacientes al acudir a una consulta médica y otros varios temas por el estilo. Burlarse del gobierno es uno de los imperativos de estas fiestas. Tampoco el presidente estadounidense, George W. Bush, se libró del escarnio por "su" guerra contra Irak.
Canciller exhibicionista
En Colonia desfilaron más de 9000 personas, en aproximadamente 100 carros alegóricos. 140 mil toneladas de dulces llovieron sobre los millares de espectadores, en esta fría mañana de invierno, en que sin embargo prevalecieron los ratos soleados. Optimista fue el tenor de la fiesta en esta ciudad, en que el lema invitaba a reír, confiando en que las cosas mejorarán.
Más fatalista sonaba en cambio la consigna carnavalera unos kilómetros más al norte, en Düsseldorf: "las cosas vienen como vienen". Pero tampoco tal constatación fue obstáculo para la risa y la irreverencia. Sobre un carro alegórico se veía una figura del canciller alemán, Gerhard Schröder, con el abrigo abierto en pose de exhibicionista, asustando a una mujer que simbolizaba al partido socialdemócrata, el SPD. El cartel que acompañaba la escena rezaba lacónicamente: "El estado está en quiebra".
"A prueba de crisis"
El carnaval, en cambio, goza de buena salud, aunque las agrupaciones que organizan veladas de humor también sienten que el dinero no abunda como en el pasado entre los adeptos a la llamada "quinta estación del año". Una que otra mesa queda vacía y ya no se gasta tanto en bebidas, dicen algunos.
No obstante, los entendidos afirman que el carnaval es una fiesta "a prueba de crisis". Según el encargado de una tienda de disfraces de Colonia, "precisamente cuando a la gente no le va tan bien, tiende a celebrar aún más el carnaval. Por ejemplo, algunos no salen de vacaciones y, en cambio, se quedan aquí a festejar". Y, como dicen los habitantes de la zona del Rin, el asunto es reír, a pesar de todo.