Reunificación alemana: un país, dos ligas
3 de octubre de 2016La Bundesliga arrancó esta temporada con una novedad: Leipzig tiene un equipo en la primera división. Después de 22 años la ciudad volvió a la máxima categoría del fútbol alemán. El revuelo se extendió desde Sajonia hasta Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Desde el descenso del Cottbus en 2009, los equipos de los llamados "nuevos estados federados” habían quedado relegados a las divisiones inferiores.
En la edición 2016-17 de la Bundesliga existe un solo equipo en territorio de la desaparecida Alemania Oriental, al tiempo que las expotencias de la "DDR-Oberliga” o desaparecieron o erran, con más pena que gloria, entre la segunda y la tercera división o en las ligas regionales.
Porque si bien el Hertha siempre ha jugado en Berlín, recordemos que la capital germana también estuvo dividida en dos y los "albi-azules” tienen su casa en el Estadio Olímpico, Berlín oriental. "Mi equipo es Unión Berlín, jamás apoyaría a ese maldito club del oeste”- me dijo en una ocasión un joven con el que intercambié un par de frases en un tren de Dresde a Berlín.
Nada es para siempre
Dynamo Berlín, FC Carl Zeiss Jena, Dynamo Dresde, Lokomotive Leipzig… ninguno de los grandes de la RDA encontró la fórmula para adaptarse a la "liga unificada”. El balón seguía siendo redondo, las porterías no dejaron de ser rectangulares, el campo tampoco… Pero las reglas del juego ya no eran las mismas.
En la Alemania socialista las actividades atléticas eran cuestión de estado. Los clubes de fútbol eran coordinados por el gobierno y en el orden de prioridades de la administración pública no tenían para nada un papel marginal. Podría incluso decirse que el deporte era asunto de seguridad nacional. Un éxito en las competencias internacionales de cualquier disciplina representaba una victoria discursiva que validaba al sistema socialista frente al capitalista, y viceversa.
Programados para ganar
De tal forma, los equipos de fútbol contaban con recursos y estaban bien organizados. Existía además una máquina bien aceitada para encontrar jóvenes talentos desde la infancia y la juventud, y se invertían los recursos necesarios para fomentar su desarrollo. Si uno tenía cualidades, era muy probable que llegara a ser profesional.
Pero no todo era perfecto. El control gubernamental llegaba al grado de marginar futbolistas con potencial a causa de sus convicciones ideológicas o su historia familiar. En 1983 Falko Götz y Dirk Schlegel, figuras del Dynamo Berlín, se refugiaron en la embajada de Alemania Occidental en Belgrado durante la visita de su equipo a Yugoslavia para enfrentar al Partizan. Ambos habían sufrido una marginación constante por el simple hecho de tener parientes en la Alemania Occidental.
"Lo importante es ganar, no competir”
El mismo club donde militaban fue señalado a la postre por haber conseguido varios campeonatos gracias a la presión y manipulación que ejercía Erich Mielke, director de la Stasi (la policía secreta de la RDA), sobre la asociación de fútbol local. A tal grado que era apodado como "el equipo de la Stasi” y llegó a ser el club más odiado de la liga, a causa de la notoriedad con la que los árbitros lo favorecían. Un fenómeno que, sin embargo, no era exclusivo ni de la RDA ni de los países socialistas.
Ni sus 10 títulos le valieron para encontrar un lugar en la Bundesliga. Tampoco a Dresde ni a Jena. De pronto, el partido no solo se jugaba en la cancha. Los clubes de la RDA se habían quedado sin dueño. El Partido Socialista Unificado de Alemania dejó de existir. El país desapareció y, en el nuevo estado, el gobierno no se hacía cargo de los equipos de fútbol.
Money, it's a crime
Desde entonces, la falta de respaldo económico ha marginado al este del fútbol profesional. Por una parte, el respaldo de los patrocinadores no llegó para garantizar que pudieran ser competitivos bajo la nueva lógica con la que se jugaba en la Bundesliga: la de mercado. Por otra, del lado de la federación de fútbol en el oeste del territorio no hubo ni interés ni voluntad por apostar a una verdadera fusión de ambas ligas, en aras de integrar con igualdad de oportunidades a todos los equipos profesionales a lo largo y ancho del nuevo país.
Habría sido lógico pensar que la "nueva liga unificada” incluyera a 9 equipos de la extinta RFA y 9 de la RDA. Incluso, podría haberse diseñado una cuota relacionada con la extensión territorial de cada región y, teniendo en cuenta que la parte occidental era más grande y más densamente poblada, bien podría haber tenido derecho a una cuota algo mayor. Pero todo eso suena a planificación de estado… a socialismo. Desde el mismo nombre "nueva liga unificada”, una liga que nunca existió.
En cambio, la Bundesliga de la RFA absorbió a dos equipos en la primera división, subiendo su número de participantes de 18 a 20 y seis más fueron aceptados en la segunda división. Las directivas tampoco se fusionaron. La Oberliga RDA desapareció para dejar completo control del fútbol profesional a la Bundesliga.
"Energy Leipzig”… sí, Energie Cottbus… no
El RB Lepzig marcha sólido en la clasificación general y ocupa los primeros puestos de la tabla. Pero el "toro rojo” no es considerado un club del este al cien por ciento. La empresa que produce la bebida energética más popular del mundo creo de la nada un club que, en ocho años, logró transitar de la liga regional a la primera liga del país. Es un equipo nuevo, que no recupera la tradición de ninguna de las escuadras de la desparecida Alemania socialista.
14 equipos de la RDA subsisten después de 26 años de la unificación germana, pero ninguno promete un rápido resurgimiento ni una vuelta a la gloria en la máxima categoría. Alemania es un país unificado, pero mientras el oeste juega fútbol en primera (con 17 de 18 equipos esta temporada), el este no es mayoría ni en segunda (con 3 de 18 escuadras).