Reportaje: ¡Quiero pasajes del súper!
19 de mayo de 2005A mí me encanta viajar y aprovecho cualquier ocasión para darme una vuelta por Alemania, ya sea en plan de turismo o para visitar a amigos o a mi familia. Viajaría mucho más seguido si no fuese tan caro. ¡Para ir de Colonia a Berlín, donde vive mi hermana, tengo que pagar casi 90 euros, sólo de ida!
Soy experta en aprovechar cualquier oferta: sé las horas exactas para entrar al Internet para conseguir pasajes baratos de vuelos y tampoco me importa esperar horas en líneas telefónicas para ver si me dan un ticket reducido de tren.
La súper oferta: pasajes del súper
Hoy se me abrió una nueva puerta: los Ferrocarriles Alemanes (Deutsche Bahn) ofrecieron ticketes en Lidl, una cadena de supermercados. Una oferta única: pasajes en blanco con los cuales uno puede ir a cualquier ciudad alemana, no importa cuándo ni a dónde, dos por sólo 49,90 euros.
Obviamente no me podía perder semejante oferta. Entro al trabajo a las nueve de la mañana, pero hoy me levanté a las seis y media para ir al supermercado incluso antes de que abriera. Quería estar segura de que no se me escaparía esa oportunidad.
Subastan "servicio de hacer cola"
También hubiera podido conseguir que otra persona se esforzara por mí. En el portal de subastas Ebay se ofreció el "servicio de hacer cola", pero viendo que los precios ya llegaban hasta los 60 euros y más, decidí intentarlo por mi cuenta.
Llegué temprano, a las siete y media, para ser la primera en la puerta, pues también quería comprar pasajes para mis colegas. La oferta estaba limitada a cinco ticketes por persona.
Colas inmensas
Al llegar al supermercado no pude creer lo que mis ojos veían: ¡una cola de unas 60 personas! Rápido me puse en la cola que cada minuto se alargaba más. Toda la gente, todavía media dormida, hablaba de un sólo tema: donde iría de viaje y cuánto ahorraría.
A las ocho en punto, por fin abrieron las puertas y las masas se precipitaron hacia las cajas donde los vendedores ya tenían los pasajes en la mano. Nadie se interesó por otra oferta, menos un hombre que se molestó un poquito al ver las colas pues sólo quería comprar un jugo de manzana.
¿Conseguiré uno?
Mientras la fila en la que estaba parada iba avanzando, mi corazón latía cada vez más rápido: ¿lograría comprar mis pasajes? Un señor al que en ese momento estaban atendiendo más adelante, de repente gritó: "¡gané!" Le salió del alma. Unos minutos más tarde, la situación se puso crítica: en la caja de al lado se había acabado la oferta.
En mi fila había cinco personas antes de mi y en eso "mi vendedora" también levantó las manos: "se acabó, ya no hay más". ¡Qué decepción! Eran las ocho y diez, los que habíamos esperado en vano salimos tristes de la tienda, con las manos vacías. Ahora sólo queda ver a qué precios están en Internet ...