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Refugiados: política del palo y la zanahoria

Barbara Wesel (LGC/MS)8 de junio de 2016

La Comisión Europea quiere detener la afluencia de refugiados desde África. Combinando presión e incentivos pretende conseguir que los países africanos controlen sus fronteras y acepten el retorno de los refugiados.

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Straßburg EU Parlament Sitzung Übersicht Symbolbild
Imagen: picture-alliance/AA/M. Yalcin

"Por alguna parte tenemos que empezar", declara la jefa de la política exterior europea, Federica Mogherini, en el Parlamento Europeo. "No pretendemos con nuestra propuesta dar la vuelta a la situación, pero… no hay otro camino para transformar a las sociedades africanas que trabajar conjuntamente con ellos".

La gestión de la migración

Detrás del anuncio de una nueva forma de cooperación entre Europa, Oriente Medio y los países africanos en la política de refugiados se esconde una cruda realidad: "Decenas de miles de personas se encuenttran hoy en día en Libia en busca de una vía hacia Europa", dice la Comisión en un documento. Bruselas sabe que los Estados miembro están cada vez más divididos y menos receptivos. Mientras tanto, sigue subiendo el número de los que llegan, sobre todo hasta Italia a través del Mediterráneo.

Genf EU-Außenbeauftragte Federica Mogherini zu Syrien-Krieg
Jefa de la diplomacia europea, Federica mogherini: "Debemos empezar por algún lado".Imagen: picture-alliance/Zuma Press/X. Jinquan

Por eso, quieren cerrarse acuerdos con Jordania, Líbano, Túnez, Nigeria, Senegal, Malí, Níger, Etiopía y Libia que sigan la línea del firmado con Turquía. Los países dispuestos a asegurar sus fronteras y a aceptar a los inmigrantes retornados procedentes de Europa serán recompensados con más ayudas al desarrollo y mejores condiciones en los acuerdos comerciales.

Con ese objetivo, se fusionarán los actuales recursos destinados a la ayuda al desarrollo y a la política de refugiados. Además, los pagos deben ser vinculados a que los países del norte de África acojan de vuelta a sus ciudadanos cuando no tengan derecho a permanecer en la Unión Europea. A esto hay que unir un plan de inversión para promover el desarrollo de los países en cuestión. Hasta 60.000 millones de euros podrían movilizarse, como espera la Comisión, si el sector privado se integra en el plan y, por ejemplo, el Banco Europeo de Inversiones garantiza las inversiones. "Los países africanos necesitan infraestructuras y nosotros apoyaremos su crecimiento económico", dijo Mogherini.

Los conservadores en el Parlamento Europeo elogian el enfoque

El primer paso en esta dirección se dio el pasado otoño, durante la UE-África en Malta, aunque a las grandes promesas todavía no han seguido los hechos. Empezando por el dinero: "La UE ya ha decidido 1.800 millones de euros para el African Trust Fund, pero los países miembros sólo han aportado alrededor de 80 millones de euros", se queja Manfred Weber, jefe del grupo conservador en el Parlamento Europeo.

Aparte de eso, a Weber no le parece mal integrar la financiación destinada a la ayuda al desarrollo con la de la política de refugiados. "Es justo recompensar a los países que contienen a sus ciudadanos y los retornan en su caso, y castigar a los que no", defiende el diputado, quien además asegura que "necesitamos una política coordinada y una estrecha cooperación comercial con África".

Crítica de la izquierda y los liberales

"Copiar el acuerdo con Turquía y externalizar nuestros problemas no es el camino a seguir", explica, por el contrario, el jefe de los liberales en el Parlamento Europeo. "Les damos dinero y ustedes no nos mandan más refugiados… Así no funcionan las cosas", dice Guy Verhofstadt, que reclama una mayor colaboración entre la Unión Europea y África: "Debemos fortalecer el desarrollo económico en los países de origen y de tránsito, para dar perspectivas a la gente y, además, promover el desarrollo democrático".

Mucho más crítica se muestra Ska Keller, de los Verdes, a la propuesta de la Comisión: "La UE abandona con ella cualquier reivindicación de sus valores en la política exterior. Se trata sólo de frenar a los refugiados. Y nos debemos preguntar: ¿con qué Gobiernos estamos tratando?". Keller critica la planeada "colaboración con dictaduras" y que casos tan sensibles como los de Sudán del Sur o Eritrea ni siquiera se mencionen en el documento.

La mayoría del Europarlamento, sin embargo, parece estar de acuerdo con esta política del palo y la zanahoria hacia los países de origen de los migrantes. "Tenemos que enviar a los refugiados de vuelta y ayudar a que dispongan de oportunidades en sus lugares de origen", dice el comisario europeo Frans Timmermans. Él fue el responsable de negociar el acuerdo con Turquía. Ahora le vienen unas negociaciones aún más complicadas con una larga lista de países africanos.