Refugiados africanos sin techo en Hamburgo
1 de junio de 2013Temprano, sobre las ocho de la mañana, ya están los primeros sentados en una carpa provisional, justo frente a la estación central de ferrocarriles de Hamburgo. Por fuera, cuelga un cartel: “La guerra de la OTAN causó nuestra huida. Exigimos nuestros derechos”. Dentro, se sienta Friday. El nigeriano de 31 años llegó hace poco más de un mes a Hamburgo, procedente de Italia, adonde había llegado primero.
Friday recibió documentos de viaje para el espacio Schengen y 500 euros en efectivo: "Nos dijeron que era un regalo del gobierno italiano, pues no podían financiarnos más”. Los fondos para refugiados de la Unión Europea se agotaron en febrero, así que Italia cerró sus campamentos de refugiados y estos hombres quedaron en la calle. “Nos dieron papeles y nos dijeron que podíamos empezar una nueva vida en cualquier país de la Unión Europea”, dice Friday. El gobierno italiano desmiente estas afirmaciones y asegura que nunca aconsejó explícitamente tal cosa a los refugiados.
Acomodados en Libia, sin techo en Alemania
Friday vivió dos años en Italia. ¿Por qué vino a dar justamente a Hamburgo? No lo sabe. Unos 300 africanos con similares historias se hallan actualmente en la ciudad hanseática, y todos temen ser expulsados nuevamente hacia Italia: “Si tenemos que volver, volveremos al infierno. No sabemos lo que pasará con nosotros allí”, dice.
Friday cuenta que trabajó como mecánico de automóviles en Libia. Tenía una buena vida vida allí, todo lo que quería, asegura también Affo, de Togo. Pero, tras la caída de Gadafi, fueron perseguidos. Los nativos los identificaban como seguidores del derrotado hombre fuerte de Trípoli. Decían que eran soldados, mercenarios. Affo lo niega. Las semanas que lleva sin techo en Alemania lo han desmoralizado. Está cansado, furioso: “Cada noche nos buscamos un sitio diferente, dormimos hoy aquí y mañana allá. Vivimos en la calle”.
Un grupo intentó asentarse temporalmente en un espacio verde de la ciudad, pero fueron rápidamente desplazados. Recibieron una amenaza por escrito: “Si no se marchan voluntariamente del parque, tendremos que echarlos por la fuerza”, se lee en el documento emitido por las autoridades de un distrito hamburgués.
Sin permiso de trabajo, sin perspectivas
En Hamburgo se habla ya de la amenaza de una catástrofe humanitaria. La ciudadanía y el Parlamento local se han sumido en un reñido debate: “Este desprecio por la dignidad humana es una vergüenza para la ciudad”, se indigna Christiane Schneider, del partido La Izquierda, en conversación con DW. La ciudad se lava las manos y deja a los refugiados desamparados, opinan también Los Verdes.
Detlef Scheele, del partido socialdemócrata (SPD), es el responsable de Asuntos Sociales y lo ve todo muy diferente: La ciudad está buscando alojamiento, dice, porque las casas de campaña no son un recurso adecuado en estos tiempos de lluvia incesante. “Estamos en negociaciones y alojaremos a estos hombres tan pronto como encontremos algo”, promete. Eso sí, máximo por un mes y medio, “pues no tienen permiso de trabajo ni derecho de residencia en Alemania”, aclara Scheele.
Italia o África
Hace varias semanas que el Ministerio del Interior negocia con el gobierno italiano para retornar a estos jóvenes. Italia quiere recibirlos, pero para ello tendría que estar asegurado también su alojamiento, indica Scheele. ¿Y si eso no sucede en seis semanas? El responsable de Asuntos Sociales de Hamburgo no tiene respuestas. Lo único que sabe es que el Ministerio del Interior prometió ayuda.
Para Christiane Schneider, de La Izquierda de Hamburgo, todo esto se trata de algo muy diferente: “No es justo que Italia acoja a 60.000 refugiados y Alemania apenas un par de cientos. Necesitamos una solución europea”. Pero las negociaciones entre Italia y Alemania se mueven en otra dirección: lo que ambas partes quisieran es sacar a los jóvenes africanos fuera de la Unión Europea, repatriarlos a sus países de origen.
Los refugiados de guerra consideran cínica una solución así. A la vista de Friday, Affo y los otros, al involucrarse en los bombardeos que derrotaron a Gadafi hace dos años en Libia, Europa se hizo corresponsable de sus destinos, de que perdieran sus medios de subsistencia y acabaran en la situación en la que se encuentran ahora.
Autor: Kathrin Erdmann / Rosa Muñoz Lima
Editor: Diego Zúñiga