Reformas en Cuba: ¿en esencia nada ha cambiado?
12 de agosto de 2010El ex presidente de Cuba, Fidel Castro, reapareció el pasado fin de semana frente a la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento cubano), después de cuatro años sin ocupar su silla de diputado. Esta no es la primera ni la última de una docena de apariciones públicas del líder isleño, que llega a los 84 años este viernes (13.08.2010), nuevamente vestido de verde olivo. Las intervenciones de Castro obvian temas de la actualidad cubana, concentrándose en la historia nacional o la actualidad internacional.
Mientras tanto, el actual presidente de la isla, su hermano Raúl Castro, de 79 años, dijo estar dispuesto al diálogo sin condiciones con los EE.UU., inició la liberación de presos políticos tras negociaciones con la Iglesia Católica y ha anunciado lentamente la concreción de algunos “cambios estructurales y de concepto” en la economía. Primero fueron la autorización del pluriempleo, el usufructo de tierras ociosas por diez años a agricultores privados, la concesión de licencias a taxistas y la entrega experimental de la gestión de pequeñas barberías, peluquerías y salones de belleza a sus empleados.
Ahora se anuncian medidas para reducir “plantillas infladas” en el sector estatal, acompañadas de la ampliación del ejercicio del “trabajo por cuenta propia” – pequeños negocios privados como “alternativa de empleo” para más de un millón de trabajadores excedentes (un cuarto de los cinco millones que integran la fuerza laboral del país). ¿Abre puertas el Gobierno cubano a profundas reformas económicas, sociales y políticas? DW-WORLD conversó con expertos.
Reformas: “marginales”, “sin apuros”
El presidente prometió la eliminación de prohibiciones vigentes para el otorgamiento de nuevas licencias de “trabajo por cuenta propia” y la “comercialización de algunas producciones”, así como flexibilidad para la contratación privada de empleados. Pero por el momento, las normas jurídicas se preparan “sin apuros” y sus detalles aún no se precisan en la Gaceta Oficial “porque no tenemos derecho a equivocarnos” – repitieron por estos días a los cubanos el vicepresidente, José Ramón Machado Ventura, el ministro de Economía, Marino Murillo y el propio presidente del país.
“Raúl Castro ha introducido reformas positivas pero marginales, que no resuelven el problema estructural de la economía”, dijo a DW-WORLD el profesor emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburg, Carmelo Mesa-Lago. El presidente anunció “cambios estructurales” desde 2007 y convocó a un debate nacional para su concepción. Más de 5 millones de cubanos manifestaron más de 1 millón de críticas al sistema y propuestas para solucionar problemas acuciantes del país (bajos salarios, doble moneda, escasez de viviendas, altos precios de los alimentos, falta de opciones de recreación y de libertad para viajar), pero tres años después las reformas no han cuajado.
En vez de un programa de reformas profundas, “se trata de medidas para administrar la carestía, bajar la presión y las expectativas de la gente en relación con el Estado”, afirma Günter Mailhold, subdirector de la fundación alemana Ciencia y Política (SWP). “¿Cómo funcionará el ‘trabajo por cuenta propia’ en una economía planificada, en manos del Estado, sin acceso a recursos y materias primas por parte de las personas privadas? ¿A través del robo, de adquisiciones en el mercado negro?”, se pregunta el politólogo berlinés.
¿Propiedad privada dentro del socialismo?
En Cuba el 95 por ciento de la economía depende del Estado y el país atraviesa una difícil situación económica. A la fuerte caída de sus ingresos por el turismo y la exportación de níquel en el marco de la crisis financiera internacional, se suman el embargo comercial estadounidense y los destrozos millonarios ocasionados por tres huracanes en 2008, pero también los bajos niveles de productividad y eficiencia de gran parte de sus empresas estatales – que repercuten en la falta de liquidez de las arcas públicas, endeudadas con acreedores extranjeros por entre 1.500 y 2.000 millones de dólares.
El país históricamente agrícola importa entre el 60 y el 85 por ciento de sus alimentos y según un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) – a pesar de las reformas en el sector – la producción de alimentos cayó un 7,5 por ciento en el primer semestre de 2010.
“Los propios economistas cubanos han dicho que el papel del Estado no debe ser el de un gran propietario sino el de un gran regulador de la sociedad y el mercado”, afirmó Mesa-Lago. “Una solución económica racional sería flexibilizar el usufructo de tierras con contratos indefinidos; crear empresas pequeñas y medianas intensivas de mano de obra (PYMEs); así como cooperativas agrícolas, de servicios y manufactura verdaderamente autónomas”, agregó.
Ni capitalismo ni socialismo de mercado
“No se ven intenciones de abrir la puerta a una reforma que significaría dar una vuelta de tuerca al socialismo”, señaló Mailhold, quien asegura que un cambio de sistema político “similar al que ocurrió hace 20 años en otras naciones europeas y asiáticas” hallaría consenso entre los cubanos.
Una opción que muchos esperaban de la conducción “más pragmática” de Raúl Castro, es la reforma de la economía cubana hacia un modelo de “socialismo de mercado” a la china o a la vietnamita, dijo sin embargo el economista cubano-americano Mesa Lago.
Fidel Castro se opuso a esta solución en el pasado y en la Cuba de hoy incluso el término “reforma” parece sospechoso a las autoridades, especialmente a “figuras ortodoxas” del Gobierno entre las que muchos identifican al vicepresidente, Machado Ventura, o al propio Fidel. “No se puede hablar de ‘reformas’. Nosotros estamos estudiando una ‘actualización’ del modelo económico cubano, donde van a primar las categorías económicas del socialismo y no el mercado”, ha aclarado el ministro de Economía. La planificación centralizada y la propiedad estatal de las empresas continuarán siendo claves del modelo, aseguró.
Un paso adelante, un paso atrás
En otras dos áreas no ha habido o habrá cambios, según el discurso de Raúl Castro frente al parlamento: “no habrá impunidad para los enemigos de la Patria”, dijo sobre el trato con opositores políticos; y “en esencia nada ha cambiado”, agregó sobre las relaciones con EE.UU.
Sin embargo, el presidente del parlamento, Ricardo Alarcón, aseguró en días pasados la pretensión gubernamental de liberar a todos los presos políticos y el arzobispo de la Habana, cardenal Jaime Ortega, mediador en las más recientes liberaciones, reiteró esta semana en entrevista con The Washington Post que Raúl Castro “desea una apertura con el Gobierno estadounidense”.
Las tesis de los expertos entrevistados por DW-WORLD o de diversos corresponsales de prensa extranjera en La Habana, sugieren una lucha interna entre sectores “intransigentes y dogmáticos” de la “dirigencia histórica” de la isla y un ala pragmática que estaría representada por Raúl Castro.
“Fidel siempre ha sido contrario a las reformas y cuando las ha hecho han sido tímidas, moderadas, porque ha habido una amenaza fuerte al régimen”, comentó Mesa-Lago. Raúl, por su parte, fue “clave para instaurar reformas económicas” como el mercado libre campesino o el perfeccionamiento empresarial – aún bajo la presidencia y resistencia de su hermano. El actual presidente, sin embargo, negó tales tesis ante el parlamento y habló de “unidad estratégica de los revolucionarios cubanos”.
Así que, por el momento, los cubanos esperan el desenlace de la nueva serie de medidas para “actualizar el socialismo” y temen que una apertura vacilante de la economía privada apenas pueda absorber el millón 300 mil trabajadores excedentes del sector estatal. En el pasado, las autoridades cubanas autorizaron algunos pequeños negocios particulares como respuesta a la crisis pos-soviética de los años `90, para dejar de conceder licencias y recentralizar la economía tras mejorías coyunturales a inicios de siglo.
Autora: Rosa Muñoz Lima
Editora: Claudia Herrera-Pahl