Referéndum venezolano y valores democráticos
6 de agosto de 2004Un comunicado de la delegación enviada por la Unión Europea a Venezuela -con motivo del referéndum que tendrá lugar el 15 de agosto y decidirá sobre la continuidad del presidente Hugo Chávez hasta el 2007- hace un llamamiento exhorta a respetar los resultados y aboga por la transparencia y la limpieza del proceso.
Una diferencia de millones de votos
Para que Chávez deje la presidencia es preciso que sus adversarios superen los 3,7 millones de votos que logró en las elecciones de julio de 2000 y que, además, los votos en contra sean mayores que los de sus partidarios. La oposición venezolana espera que los “antichavistas” sean ahora más que los 4,7 millones que firmaron a favor del referéndum. Por su parte, el Consejo Nacional Electoral (CNE) validó como legítimas sólo 2,4 millones de ellas, suficientes para lograr la consulta popular, pero no para terminar de inmediato con el mandato del populista Chávez.
Temores de fraude
El estado del equipo las máquinas, el control de las huellas dactilares para evitar dobles sufragios, la exigencia de observadores internacionales para detectar irregularidades como migraciones inconsultas…
Las inculpaciones mutuas y los temores de fraude caldean aún más la delicada situación del país bolivariano, cuya inestabilidad política se debe no en poca medida a la polémica figura caudillista de Hugo Chávez y a su programa de gobierno que ha comprendido medidas made in Cuba. Lo cierto es que 98 personalidades internacionales estarán presentes. Entre ellas, César Gaviria, como representante de la Organización de Estados Americanos y Jimmy Carter por Centro Carter de Estados Unidos.
Malos augurios
Las declaraciones que hiciera el responsable de EEUU para América Latina, Roger Noriega, en cuanto que su país apoya económicamente a los grupos opositores porque son “entidades que luchan por preservar la democracia”, el hecho de que sólo el gobierno y los grupos pro gubernamentales hayan expresado su voluntad de respetar el resultado de la consulta “sea cual sea” y que la prensa nacional se encuentre absolutamente instrumentalizada y bastante lejos de la necesaria distancia periodística no se ve con buenos ojos al otro lado del charco. Y no son precisamente buenos augurios para los valores democráticos, por los cuales tanto aboga la moderna Europa.