Referéndum griego divide a los Premios Nobel de Economía
30 de junio de 2015Ante la escalada de la crisis de la deuda griega, destacados economistas difieren en sus puntos de vista sobre cómo votarían en el referéndum convocado por Atenas para el próximo domingo. Tres portadores del Premio Nobel de Economía han explicado sus posturas al respecto en la prensa.
Joseph Stieglitz analiza las circunstancias económicas que rodean el llamado a referéndum en un artículo escrito para The Guardian. “Es difícil aconsejar a los griegos cómo votar el 5 de julio. Ninguna de las alternativas -aprobación o rechazo de las condiciones de la troika- será fácil, ambas encierran grandes riesgos”, señala.
No obstante, Stiglitz apunta que un voto afirmativo “significaría una depresión casi sin fin”. A su juicio, ese resultado posibilitaría a Grecia obtener un alivio de la deuda y ayuda del Banco Mundial en las próximas décadas, pero los ciudadanos tendrían que pagar un alto precio. La consecuencia podría ser una “nación mermada, que ha liquidado todos sus activos y cuyos jóvenes brillantes han emigrado”.
Fin de la tortura
Votar “no”, por su parte, “abriría finalmente la posibilidad de que Grecia, con su fuerte tradición democrática, pudiera tomar su destino en sus manos”, argumenta Stiglitz. Y agrega que aunque el futuro del país no sería tan próspero como su pasado, eso sería preferible a la “inadmisible tortura del presente”. “Yo sé cómo votaría”, concluye Stiglitz, sin dejar dudas al lector acerca de lo que opina.
Christopher Pissarides, también ganador del Nobel de Economía, publicó hace un tiempo una carta abierta junto con Stiglitz en el Financial Times, exhortando a un alivio de la deuda griega. Ahora, sin embargo, discrepa de su colega.
En una extensa entrevista con DW, llamó a los griegos a votar “sí” en el referéndum: “Yo votaría ‘sí' y animaría a todos los que pudiera a votar así, porque un voto negativo sería un callejón sin salida, que podría conducir eventualmente al grexit”.
Más recesión
Pissarides dijo no ver cómo podría Atenas permanecer en la eurozona y conseguir del Banco Central Europeo liquidez para volver a poner en marcha la economía si triunfa el “no”. A su juicio, “Grecia retrocedería y retrocedería hacia una mayor recesión”.
También manifestó una profunda frustración por la forma en que el gobierno griego, controlado por Syriza, ha manejado los asuntos económicos. “Tengo que confesar, ahora que he visto toda la evolución de la política económica griega desde la elección de Syriza en enero, que se trata de una larga historia de mal manejo económico”, apuntó.
Los ideales europeos
Paul Krugmann, otro economista distinguido con el Nobel, indicó en cambio en su blog del New York Times que votaría ‘no' por dos razones: “En primer lugar, por mucho que la perspectiva del abandono del euro asuste a todos -incluyéndome-, la troika efectivamente está demandando ahora que la política de los pasados cinco años se mantenga indefinidamente. ¿Dónde está ahí la esperanza?”
La segunda razón por la que Krugman votaría “no” obedece a que las consecuencias políticas de un voto afirmativo serían “profundamente inquietantes” desde su punto de vista. En su opinión, la troika actuó “a la inversa que Corleone”: le planteó a Tsipras “una oferta que no podía aceptar y presumiblemente lo hizo a sabiendas. En consecuencia, el ultimátum fue efectivamente una movida para reemplazar al gobierno griego. Incluso aunque a usted no le guste Syriza, eso es inquietante para cualquiera que crea en los ideales europeos”.