Recetas contra la crisis
23 de julio de 2012Mientras que Mariano Rajoy aprobó hace unos días en el Congreso el mayor recorte del gasto público en la historia española, el recién estrenado presidente de Francia, François Hollande, ha desafiado las políticas implantadas por su predecesor, Nicolas Sarkozy, y apuesta por estimular el consumo con el objetivo de sanear la economía francesa. Así, la nueva mayoría socialista del Parlamento francés ya ha suprimido la subida del IVA y ha anulado la exclusión del pago a la seguridad social por las horas extras, reformas estrella del anterior Gobierno. A cambio, el Ejecutivo de Hollande se compromete a aumentar otros impuestos que afectarán directamente a las grandes empresas y fortunas. Con estos ajustes de la política fiscal, el ejecutivo espera recaudar unos 7,200 millones de euros.
Estas medidas contrastan con las duras políticas de ahorro implantadas en Grecia, España y Portugal. De hecho, Hollande ganó las elecciones con el compromiso de reactivar la economía y reducir el gran déficit que soportaba las arcas del Estado sin someter a los votantes a estrictas políticas de austeridad. En este sentido, las duras reformas llevadas a cabo en los países más castigados por la crisis representan, comparadas con las políticas de estímulo de la demanda que propone el presidente francés, dos recetas anticrisis contrapuestas que evidencian dos formas distintas de hacer frente a la recesión.
Mejorar la gestión del gasto público
El debate se centra ahora entre los partidarios de las sólidas medidas de ahorro como terapia de choque ante la crisis y los que claman a viva voz que las políticas de austeridad no sólo contraen la demanda y reducen el consumo, sino que mantienen a largo plazo los efectos de la recesión económica. Sin embargo, Ulrich Volz, economista del Instituto Alemán de Desarrollo, asegura a DW que entre los que defienden las políticas de estímulo fiscal, muchos ignoran el hecho de que "no se trata solo de incrementar el gasto público, sino de que ese dinero realmente repercuta positivamente en la sociedad". En este sentido, el experto menciona que es necesario mejorar la gestión del déficit para evitar que "éste se convierta en un aparato burocrático e ineficiente o acabe engrosando el presupuesto militar, como en el caso de Grecia".
El economista apunta, además, que hay países que incorporan problemas añadidos, como la falta de credibilidad en sus mercados. "Italia, por no hablar de Grecia, ha fracasado en las últimas décadas en su intento de hacer frente a sus problemas de gobernabilidad", afirma. Así, según Volz, el Estado italiano, así como el país heleno, presentan graves deficiencias, "tales como un sector público cada vez más ineficiente y un sistema de impuestos disfuncional". En estos casos, el economista mantiene que la solución pasa por abordar con diligencia estos problemas para recuperar, así, la confianza de los inversores".
El aumento del déficit no es la causa de la crisis en España
En el caso de España -con una cifra de parados cercana a los seis millones de personas- la recién aprobada subida del IVA general del 18 al 21%, la reducción de las prestaciones de desempleo a partir del sexto mes de desocupación y el adelgazamiento de partidas presupuestarias como las de Educación o Sanidad han levantado ampollas entre sindicatos y organizaciones sociales españolas, que denuncian que, bajo pretexto de la crisis, el Ejecutivo trata de desmantelar el Estado de Bienestar. Esto se explica, según el experto alemán, porque "los problemas de la economía española no proceden de una deuda pública muy alta, sino por el colapso de la burbuja inmobiliaria, lo que ha afectado de lleno a los bancos en plena crisis". En este sentido, Volz sostiene que "los elevados déficits actuales son, pues, una consecuencia de la crisis y no su causa".
Austeridad, sí; reducción drástica del gasto público, no
Sin embargo, el economista afirma que el estigma que se cierne sobre las medidas de austeridad es desproporcionado, pues, en su opinión, no todas las recetas de ahorro son contraproducentes. "Aquellas medidas de ahorro que se asocien a una mejor gestión y mejores estructuras de gobierno, tendrán un impacto positivo en los inversores y, por lo tanto, impulsarán el crecimiento", dice. Sin embargo, para Volz el problema surge cuando los gobiernos reducen drásticamente el gasto social. "El adelgazamiento del déficit público no sólo tiene efectos negativos sobre el consumo, sino que también reduce la adhesión de los ciudadanos a las reformas emprendidas por el Estado, ya que se crea un sentimiento general de que los gobiernos tan solo ayudan a los bancos ", asevera el experto.
En este sentido, el economista apuesta por incrementar el gasto social en partidas referentes a la Educación y el Empleo juvenil –que en España asciende al 50%, lo que ha provocado una fuga de cerebros sin precedentes-. "Sin duda, no sería una mala inversión a largo plazo y ayudaría a fortalecer la competitividad de la economía española", comenta. Pese a todo, el Gobierno español ha recortado en 3,000 millones el presupuesto de la Educación pública, con lo que, a principios del nuevo curso, los escolares comenzarán a percibir las consecuencias de esta rebaja.
Autor: Nuria García Reche
Editor: Claudia Herrera Pahl