¿Realmente quiere gobernar el SPD en Alemania?
19 de enero de 2018El líder del partido socialdemócrata SPD, Martin Schulz, tiene mucho de qué preocuparse. En caso de que este domingo (21.01.2018) no se aprueben las negociaciones con los conservadores de Angela Merkel para formar un gobierno de coalición, no solo sería el fin de la llamada Gran Coalición, sino también de Schulz. Entonces, ningún otro jefe del SPD habría caído tan rápido y tan bajo como él. Apenas hace un año, los socialdemócratas lo eligieron de forma unánime como líder del partido.
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Al SPD le gusta discutir, por no decir pelearse. Sus excancilleres lo vivieron en carne propia: hace 40 años, Helmut Schmidt inventó el "doble acuerdo" de la OTAN para resolver la crisis de los euromisiles, pero los miembros de su propio partido lo rechazaron. Con la llamada agenda 2010, el excanciller Gerhard Schroeder impulsó la mayor reforma social de la historia alemana de posguerra, a la que actualmente el país debe su buena situación económica. Sin embargo, hasta la fecha, el SPD sigue sufriendo y hablando mal de la reforma.
No merece compasión
A pesar de todo, Martin Schulz no merece compasión. Él mismo se metió en esta situación que ya no logra controlar. Todo empezó con la pésima campaña electoral para la cual el jefe del SPD no encontró ningún buen tema propio. El debate televiso con Angela Merkel parecía más bien una entrevista de trabajo para conseguir el puesto de vicecanciller. Y, finalmente, tras la debacle electoral, vino el giro de 180 grados: "¡Ya no colaboraremos más con los conservadores!" Estos vaivenes no solo le hicieron perder mucha credibilidad ante el electorado, sino que también dividieron profundamente a su propio partido.
Teniendo en cuenta esta situación, la hoja de ruta de la cúpula socialdemócrata rumbo a la Gran Coalición parece una danza sobre el filo de la navaja: solo habrá negociaciones de coalición si los cerca de 600 delegados del congreso del partido votan a favor. Y en caso de que realmente se negocie un acuerdo de coalición, éste deberá ser aprobado por los 400.000 miembros del SPD.
Ni el estatuto del partido, ni mucho menos la Constitución prescriben un procedimiento tan complicado y largo. A este paso, en el mejor de los casos y con mucha suerte, los alemanes tendrán un nuevo gobierno en Semana Santa.
Un líder débil
¿Por qué la decisión sobre las negociaciones de gobierno no la toman el comité ejecutivo del SPD o el grupo parlamentario de los socialdemócratas? La respuesta es banal: dejar la decisión en manos del congreso del partido o de sus miembros es una medida para ejercer presión sobre los conservadores de Angela Merkel. Así, el SPD puede argumentar que no puede ceder en determinados aspectos porque, de lo contrario, no lo aprobará la base.
No obstante, esta estrategia, que probablemente fue exitosa en las conversaciones preliminares, podría salirle cara a Martin Schulz este domingo. Un líder fuerte jamás se hubiera expuesto a tal riesgo. Además, hubiera callado rápidamente las voces críticas que lo atacan desde hace varios días (incluso dentro de sus propias filas). O por lo menos se hubiera presentado como un excelente negociador. Pero Schulz ya no es un jefe fuerte. A su lado, incluso el líder de la juventud socialdemócrata y opositor a la coalición con Merkel, Kevin Kühnert, parece más elocuente.
Malas noticias para Merkel
Hay que aceptar la realidad: en su actual estado, el SPD no es un socio confiable ni tiene la capacidad para gobernar. Sin embargo, tampoco desea nuevas elecciones - todas las encuestas vaticinan un resultado peor que en las elecciones de septiembre pasado. Todo indica que Alemania estrenará un gobierno en minoría compuesto por cristianodemócratas (CDU) y cristianosocialistas (CSU). Esa sería la peor noticia para Angela Merkel.
Felix Steiner (VT/ERS)
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