Ratones ayudan a comprender la esquizofrenia
30 de septiembre de 2006En el Instituto Max Planck de Medicina Experimental en Göttingen se llevan a cabo experimentos en ratas de laboratorio para poder descifrar una de las enfermedades mentales que más enigmas presenta hasta hoy a la ciencia. Se trata del 2º Simposio Internacional sobre Esquizofrenia, en el que los investigadores debaten acerca de dicha enfermedad e intentan ampliar los conocimientos sobre la misma.
Ratones mutados genéticamente
En uno de los laboratorios del Instituto Max Planck de Göttingen (Gotinga) se encuentran las 400 celdas, a las que los científicos acceden a través de una red interna en sus computadoras, pudiendo identificarlos y seguir los cambios en su comportamiento.
En conversación con Deutschland Radio, el neurobiólogo Nils Brose relata que a los animalitos les falta el gen responsable de producir una proteína, la complexina, factor importante para la transmisión de impulsos neuronales en el cerebro.
Los ratones mutados no sólo se caracterizan por la carencia de esta proteína, sino que lo esencial en ellos es el comportamiento que presentan. A diferencia de los roedores en estado natural, que se mueven subiendo y bajando animadamente por su jaula, los animales carentes del mencionado gen son lentos, faltos de voluntad e iniciativa y descansan letárgicos en un rincón. Estas características se asemejan al síndrome de comportamiento de pacientes psicóticos.
Síntomas de comportamiento
Si bien se sabe que un defecto genético es, entre otros factores, la causa de la esquizofrenia, aún no se conocen los mecanismos por los cuales se producen dichos síntomas. En este experimento se espera poder averiguar más sobre ellos, y para eso se preparan ratones quitándoles un gen especial para comprobar si se vuelven esquizofrénicos.
La manera de saber si están enfermos no pasa por el diván, como en los seres humanos, quienes pueden hablar sobre sus alucinaciones, sino por los llamados síntomas “negativos”, que son claves en toda esquizofrenia: carencia o debilidad de voluntad, falta de impulso y también déficits cognitivos. Algunos de estos síntomas se comprobaron en los ratones del experimento.
La ventaja de estos experimentos es que se pueden investigar los distintos tipos de disfunción social a largo plazo. Claro está que el caso del ratón apático que ya no produce complexina es extremo, y que la mayoría de los defectos genéticos no se expresan de forma tan fehaciente. Sin embargo, los científicos suponen que la producción de dicha proteína es menor en pacientes esquizofrénicos, lo que hace disminuir o desaparecen las sustancias químicas transmisoras de impulsos nerviosos. A pesar de estas afirmaciones, aún no se ha comprobado si esta es la causa de la esquizofrenia.
Es por ello que Nils Brose ‘fabrica’ ratones sin complexina, para poder comprobar si la tesis es correcta. Además, trata de poner a prueba a los ratones con otras posibles noxas o factores perjudiciales que podrían estar implicados en la producción de una esquizofrenia en humanos, como, por ejemplo, vivencias traumáticas y el consumo de drogas como la cannabis o marihuana. Si bien Brose no piensa en poner a los animalitos a fumar un joint, si es posible someterlos a estrés psicológico colocando un ratón intruso en su jaula y estudiando sus reacciones.
Aunque los experimentos aún están en su fase inicial, el científico cree que dichas pruebas en animales tendrán importancia clave en futuras investigaciones sobre la esquizofrenia. Incluso piensa ya en la producción de otros animales mutantes como modelo en el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico y terapias.