Radiografía de los jóvenes alemanes

¿Qué piensa la juventud? ¿Cuáles son sus aspiraciones, sus temores? El estudio Shell, realizado por investigadores independientes, intenta entregar respuestas fundadas, mediante un sondeo en el que este año fueron consultados más de 2.500 chicas y chicos, de edades que fluctúan entre los 12 y los 25 años. Considerado una obra standard de la investigación del segmento juvenil, sus conclusiones de este año no deberían sorprender demasiado: el miedo a la pobreza, el desempleo y la marginación social se manifiesta con mayor intensidad que en la encuesta anterior, llevada a cabo en el año 2002. Dicho de otra forma, ven ahora con más escepticismo sus propias perspectivas.

Ansias de armonía

Por lo general, los jóvenes tienen hoy más temor que hace cuatro años de perder su trabajo o de no llegar a conseguir un empleo. Por otra parte, cada vez son más los que consideran que la educación es clave para su éxito personal. Y, en lo que a educación se refiere, el estudio confirmó la tendencia del los últimos tiempos: las chicas están superando a los varones. El 55 % de las niñas consultadas se dispone hacer este año el bachillerato, mientras sólo el 47% de los chicos se encuentra en esa situación.

En esta situación de latente inseguridad, crece la necesidad de armonía y aumenta la importancia que se atribuye a la familia. Un 72% de los encuestados dijo considerarla imprescindible para llevar una vida feliz. No obstante, cada vez son más los que no planean tener hijos, al menos por ahora. Un aspecto inquietante para la ministra alemana de la Familia, Ursula von de Leyen, quien atribuyó la tendencia a las ya conocidas dificultades para conciliar la educación, la maternidad y el trabajo.

Valores desligados de la fe

En el estudio no se vieron confirmadas, en cambio, las presunciones de que existe un renacimiento religioso entre los jóvenes alemanes. Sólo el 30% dijo creer en Dios; el 19% cree en una "fuerza superior a lo terrenal"; el 23% se declara inseguro al respecto y el 28% está apartado de la religión. Otro dato: la mayor parte de los jóvenes profundamente creyentes pertenece al segmento de los inmigrantes, entre los que predominan los cristianos ortodoxos y los musulmanes. Por otra parte, la Iglesia recibe buenas calificaciones como instancia moral, pero no se le asigna gran influencia en la vida cotidiana. De hecho, a juicio del 65% de los entrevistados no ofrece respuesta a las preguntas que realmente interesan a la juventud.

Eso no quiere decir que los jóvenes alemanes no dispongan de un sólido sistema de valores. Según Klaus Hurrelmann, uno de los autores del estudio, los resultados contradicen la opinión generalizada de que el distanciamiento de la fe acarrea una pérdida de valores. Lo que ocurre, en cambio, es que "la religión no tiene influencia en la orientación valórica", opina el sociólogo, haciendo notar que el sistema de valores de los jóvenes alejados de la Iglesia apenas se diferencia del de los creyentes. Sea como fue, en la escala valórica de la juventud alemana los primeros del ranking son la amistad, la responsabilidad y la familia. Pero también virtudes secundarias como la laboriosidad y la ambición van en alza.