¿Qué une y qué diferencia a Putin de Zelenski?
6 de marzo de 2022Uno se sienta en un clásico sillón tapizado frente a una sólida mesa en un imponente salón, vestido con un traje a la medida, perfectamente iluminado y con la mejor calidad de sonido. El otro aparece en las calles de Kiev con una camiseta color verde oliva o se para frente a una pared azul. Queda claro: el tipo de comunicación y la puesta en escena mediática de los dos jefes de Estado Vladimir Putin y Volodimir Zelenski difieren. Y mientras el hombre de la camiseta gana admiración y simpatía, el otro se va aislando cada vez más.
Lenguaje y retórica en Putin y Zelenski
La guerra desatada por Putin también se libra con medios retóricos y el poder de las imágenes en ambos lados. Lo que tienen en común ambos jefes de Estado es la determinación y dureza con la que comunican sus mensajes. Pero eso es lo único que los conecta porque las diferencias son llamativas.
"Necesito munición, no un aventón". Con estas palabras, se dice que el presidente ucraniano Zelenski rechazó la oferta de Estados Unidos de ponerse a salvo. Zelenski suele estar cerca de la gente en sus mensajes. Sus discursos son directos, fáciles de entender y breves. Prescinde de explicaciones complicadas y de intentos de interpretación histórica. "Actúa en pie de igualdad", dice la traductora ganadora de múltiples premios Olga Radetzkaja. "En su discurso inmediatamente antes del comienzo de la guerra, Zelenski -como él mismo dijo- se dirigió al pueblo ruso como ciudadano de Ucrania, no como presidente". También reveló mucha información personal, incluso cuando fue acusado de querer atacar Donbass. "Luego contó cuántas veces había estado allí, cuántas veces había estado en el estadio de fútbol de esa región, mencionó la casa donde vive la madre de su mejor amigo. Nunca escucharás eso de Putin", sostiene Radetzkaja.
En cambio, Putin parece distante e inaccesible: "En sus discursos habla de los ucranianos como una plaga, un virus, unos gorrones y una junta de nazis drogadictos. Todos están siendo embrutecidos por la propaganda occidental y controlados desde fuera", recuerda la traductora. "Putin habló de que el oponente se está volviendo cada vez más audaz. La palabra 'audaz' aparece mucho", dice Radetzkaja.
Mientras Putin difama, Zelenski trata de explicar: "Se vuelve hacia el pueblo ruso y dice: 'Te dicen esto y aquello en la televisión, pero así es en realidad'. Zelenski trata de discutir. No llama a los rusos estúpidos. Habla de tú a tú", resume Radetzkaja.
La vida en diferentes épocas
"La Guerra Fría ha terminado”, anunció enfáticamente Putin hace más de dos décadas en el Bundestag (Parlamento) alemán. Por ello recibió un estruendoso aplauso. Esta declaración parece obsoleta después de sus discursos y sus acciones en los últimos días. Amenazó con armas nucleares, pidió la desmilitarización e hizo que el Ejército ruso invadiera un estado soberano. Putin vive en el pasado, explicó el escritor ruso Wladimir Kaminer en una entrevista reciente con DW.
"La Segunda Guerra Mundial es un elemento muy importante y Putin usa deliberadamente un vocabulario de este contexto”, dice Radetzkaja. "El motivo: derrotamos al fascismo y al nacionalsocialismo y lo haremos de nuevo. Ese es un motivo ideológico que ha estado rondando al público durante mucho tiempo", agrega.
Zelenski, por su parte, se refiere al aquí y ahora en sus discursos e incluso aventura una mirada al futuro, como la posible adhesión a la UE. Pero él también tiene que lidiar con la narrativa histórica de Putin. "En un discurso, una vez conmemoró a los ocho millones de ucranianos que se sacrificaron en la lucha contra el nacionalsocialismo", afirma Radetzkaja.
Comunicación interna
En un video que compartió en su cuenta de Facebook, el mandatario ucraniano apareció frente a la oficina presidencial junto a altos funcionarios del gobierno y afirmó que quería defender a su país. Así, Zelenski intenta motivar, unir, no dividir. Se dirige al pueblo de Ucrania y también se dirige a la población judía y de habla rusa.
Mientras tanto, Putin humilla públicamente al jefe del servicio de inteligencia exterior de Rusia, Sergey Naryshkin. En una conversación con el presidente Putin, sin darse cuenta, se pronunció a favor de la incorporación rusa de las "Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk", y luego se corrigió. El espíritu del equipo se ve diferente.
Durante mucho tiempo, Putin también se mostró distante e ignorante con la gente de su propio país. Pero con las pérdidas militares del lado ruso y la incertidumbre de cuánto durará la guerra, él también se ha dado cuenta que debe ganarse a su gente para sus planes. El 3 de marzo no solo se dirigió a jefes de gobierno y funcionarios, también se dirigió a la población. Después que un joven soldado de Daguestán fuera asesinado en Donbass, Putin dijo en un mensaje de video: "Soy ruso, tengo muchos Ivanes y Marias en mi familia, pero cuando veo el acto heroico de Nurmagomed Gadzhimagomedov, entonces soy Lake, Daguestán, checheno, ingush, tártaro, judío".
Con esto, Putin quiere disipar la sospecha de que la invasión de Ucrania es una cuestión puramente rusa, dice Radetzkaja: "Quiere invocar la solidaridad de las otras nacionalidades de la Federación Rusa. También lo utiliza como contraste con el supuesto nacionalismo de los ucranianos. Nunca se cansa de repetir esta afirmación".
El escritor ruso Dmitry Glukhovsky ve esto como un intento de Putin de renunciar a la responsabilidad exclusiva de la guerra. "El mayor problema de esta guerra es que él mismo tomó la decisión de declararla. No informó a nadie, no advirtió a nadie, incluso su círculo inmediato se sorprendió, excepto los militares", explica Glukhovsky. Ahora Putin estaría tratando de movilizar a la población para compartir la responsabilidad con la gente. "Aunque esta no es la guerra de Rusia, esta es la guerra de Putin. La mayoría de la gente tiene miedo de la guerra, no quiere la guerra", asegura Glukhovsky.
El hombre fuerte
Zelenski no rehúye dirigirse a todos los poderosos del mundo y se presenta como el rostro de la resistencia. Aborda sus demandas directamente, habla a la conciencia de Occidente. Incluso se dirige directamente a Putin: "No muerdo. Soy un tipo completamente normal. Siéntate conmigo, dime a qué le tienes miedo". Putin, por otro lado, parece cada vez más aislado. Evita el diálogo con jefes de Estado y organismos internacionales.
En cuanto a la apariencia general, se puede observar una puesta en escena de la masculinidad tradicional en ambos lados, dice Dirk Schulz del Centro de Estudios de Género de la Universidad de Colonia: "Está la masculinidad hambrienta de poder, el agresor que cree que por tradiciones e historia, se le permite tomar lo que cree que le pertenece; mientras que el otro escenifica la masculinidad del héroe cuyo heroísmo radica en defender a su país", dice Dirk Schulz.
Se está anunciando muy fuertemente desde muchos lados que la verdadera masculinidad puede probarse en la batalla, en la guerra. "Eso se usó a menudo en la propaganda de Rusia de que Occidente es tan 'suave', 'femenino'; también hay preguntas sobre la homosexualidad, hubo mucha movilización en Europa del Este: 'Aquí todavía viven hombres de verdad, mujeres de verdad'. Los esfuerzos en cuanto a la igualdad de género son ridiculizados", menciona.
Ambas puestas en escena de la masculinidad perpetúan la imagen paternalista, y la guerra, por horrible que sea, se ha convertido finalmente también en un escenario de la masculinidad que ya no parecía necesario, que algunos creíamos superada.
(mn/ct)