¿Qué tan decisivas son estas elecciones europeas?
24 de mayo de 2019Quien recorra por estos días Alemania verá que se trata de un país que exhibe dos caras. Hay regiones que funcionan como siempre y por aquí o por allá aparece algún cartel electoral, nada más. Y hay otras zonas en donde cada farola es adornada por la cara sonriente de algún candidato, hay enormes propagandas políticas en las plazas y los sábados resulta imposible entrar al supermercado sin ser abordado por algún activista.
¿Por qué esta diferencia? En 9 de los 16 estados federados de Alemania tendrán lugar este domingo elecciones comunales, y en Bremen habrá votaciones para el Parlamento estatal. Aquí, y sólo aquí, cada mandato se disputa con un amplio despliegue de energía y material.
Elecciones más importantes
¿Qué sacamos en limpio de todo esto? A pesar de todo lo que se dice sobre la supuestamente decisiva elección que se avecina para el futuro de la Unión Europea, para los partidos alemanes parece mucho más relevante tener consejeros en el Sarre o en Sajonia que un asiento en el Parlamento Europeo. Y en verdad es difícil comparar lo que ocurre con estas lánguidas elecciones europeas y los esfuerzos que se invierten en las elecciones federales, por ejemplo.
No son buenas las condiciones como para esperar que la participación electoral en las elecciones europeas supere el casi 48 por ciento que hubo en las votaciones de 2014. Para los estándares alemanes, se trató de una cifra vergonzosa, que incluso así estuvo 5 puntos porcentuales por encima del promedio de la Unión Europea. Con apenas un 13 por ciento de participación en las urnas, Eslovaquia lideró aquel listado de baja participación.
Los expertos piensan que esta vez la situación debería mejorar: a nivel europeo se ve mayor movilización política. Las razones son obvias para los especialistas: el temor que provoca la derecha empuja a los ciudadanos a participar de las elecciones.
Mayor participación, ¿menos populismo?
Esto podría ser una conclusión errónea. En casi todas las elecciones realizadas en Alemania en los últimos cuatro años aumentó la participación electoral y, pese a ello, los ultraderechistas de AfD han logrado muy buenos resultados. En el pasado funcionaba: a mayor participación, menor éxito de los extremos del espectro político. Ahora hay que agregar un nuevo dato a la ecuación: especialmente los radicales de derecha han convocado a muchas personas que en los días de las votaciones prefería quedarse en casa.
Cortarles el paso a los ultraderechistas será, sin duda, el tema central de las elecciones del domingo. ¿Dañará los resultados de los populistas austríacos el escándalo por el video de Ibiza? ¿O, al contrario, los euroescépticos lograrán el 20 o 25 por ciento de los respaldos a nivel europeo, como pronostican algunos sondeos? Y si lo logran, ¿qué significa eso para la Unión Europea? ¿Será realmente el comienzo del fin de la exitosa historia de la Unión?
¿Nacionalistas Unidos de Europa?
No, los ultraderechistas no la tienen tan fácil, ni siquiera con todas las repercusiones que tendría un resultado global del 25 por ciento de votos a su favor. El primer requisito que tendrían que cumplir es que los nacionalistas y ultraderechistas del continente se unieran en una sola fracción parlamentaria. Hasta ahora hay tres. ¿Nacionalistas, únanse? La contradicción es obvia y el riesgo de que la UE sea socavada desde el Parlamento es más bien bajo. Cualquier gobierno populista de un estado miembro de la Unión puede, a través de bloqueos en los consejos de ministros o en las cumbres, generar más daño.
No, para la legitimación y fortaleza futura del Parlamento Europeo hay otros problemas: los principales enemigos de la democracia y de la unión de Europa son aquellos a los que les da todo lo mismo y por eso ni siquiera van a votar.
(dz/jov)
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