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Qué significará el COVID-19 para la política latinoamericana

24 de marzo de 2020

¿Con qué retos y consecuencias políticas enfrenta la pandemia de COVID-19 a las sociedades y gobiernos latinoamericanos? ¿Con qué ventajas y desventajas corren la región y sus decisores políticos?

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Coronavirus in Brasilien Präsident Jair Bolsonaro  kämpft mit Mundschutz
Imagen: Reuters/A. Machado

La pandemia de COVID-19, que paralizó a China entre diciembre y marzo y que azota a Europa desde febrero, se expande ya por toda América Latina y podría llegar a su máxima expresión en pocas semanas.

La región corrió con ventaja, al poder aprender de las experiencias asiáticas y europeas, y tomar medidas drásticas con mayor celeridad. Pero eso no impedirá que este virus golpee no solo a sistemas de salud y asistencia sanitaria "a menudo muy precarios", advierte el politólogo Bert Hoffmann, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA). Las cuarentenas y toques de queda golpearán a la economía y pondrán en evidencia también a sistemas de asistencia social "igualmente deficitarios", agrega.

Esta crisis implica un incremento de la incertidumbre económica, en paralelo con un aumento de las tensiones políticas y sociales (que ya hervían en la región antes del COVID-19), evalúan por su parte los investigadores Carlos Malamud y Rogelio Núñez, en un análisispublicado por el Instituto Real Elcano, en Madrid. La razón: la escalada de "la presión sobre las administraciones públicas en general y los sistemas sanitarios en particular".

La expansión del coronavirus en América Latina afectará a estos tres ámbitos muy interrelacionados: el sanitario, el económico-social y el político. Y dejará al descubierto a "gobiernos políticamente débiles y con poco margen para incrementar el gasto público", en plena desaceleración económica, pronostican los investigadores de Elcano.

Prueba de estrés para los gobiernos

"Económicamente, esta crisis representa un enorme golpe para la región, los precios de las materias primas se desploman y seguramente se mantendrán bajos todo el año", señala el politólogo Bert Hoffmann. No solo los países exportadores de petróleo (Ecuador y Venezuela), sino también otros (como Argentina) se verán afectados por la disminución de la demanda de sus exportaciones en los mercados chino, europeo o estadounidense, impactados a su vez por la recesión.

"Masivamente afectados se verán, además, todos los que dependen del turismo: en este caso, México y todo el Caribe. Y esto pondrá a sus gobiernos, a mediano plazo, bajo una tremenda presión y frente enormes retos sociales", asume el investigador del GIGA.

Según ha explicado Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, en la reunión del Diálogo Interamericano sobre el Coronavirus, el organismo prevé que la economía de la región se vea impactada por una reducción de casi el 11 por ciento de las exportaciones a China. Además, la actividad turística caribeña puede contraerse hasta un 25 por ciento.

La interrupción de las cadenas de suministro mundiales podría afectar, sobre todo, a los sectores manufactureros de México y Brasil (repuestos de automóviles, electrodomésticos, y productos electrónicos farmacéuticos). Y todo esto, junto a la caída de las inversiones y los precios de productos básicos, podría aumentar hasta el 10 por ciento el desempleo, con lo que la pobreza en la región podría alcanzar a 220 millones de personas.

Sin ingresos y sin reservas, el sector informal, central en las economías de la región, por ejemplo, necesita urgentemente medidas proactivas, "que no está claro si llegarán a implementarse en los diferentes países", ejemplifica Hoffmann.

Aunque Bárcena insistió en destacar "medidas económicas, fiscales y monetarias que implican aumentar el gasto social, bajar las tasas de interés, intervenir los mercados de divisas, la suspensión de cobros de créditos bancarios, la concesión de líneas de crédito para el pago de las nóminas de las empresas, la congelación del recargo por impago de las facturas de agua en los hogares, y acciones para evitar el agotamiento de las existencias de productos básicos, entre otras", aunciadas por gobiernos regionales.

Como sea, "la crisis se da en un momento de profunda debilidad de la mayoría de los gobiernos de la región", con administraciones ineficientes y penetradas por la corrupción; que no han conseguido encauzar las demandas sociales de las clases medias emergentes, justo en una de las áreas que más a prueba pone esta crisis: los servicios públicos, especialmente el sanitario, recuerdan Malamud y Núñez.

La crisis sorprende a la región, además, con una clara crisis de liderazgo en Chile (con apenas 10 por ciento de apoyo a Sebastián Piñera en las encuestas); nueva crisis económica en Argentina; gobiernos al final de sus mandatos en Perú y Ecuador; inestabilidad y polarización política en Bolivia; débiles administraciones públicas en gran parte de Centroamérica y el Caribe; fuerte deterioro institucional y económico en Nicaragua y Venezuela; un Estado fallido en Haití; y líderes populistas que inicialmente desestimaron el peligro en Brasil y México, enumeran los expertos.

Reto de liderazgo para los presidentes

"Por la magnitud de lo que está ocurriendo y por la tradición presidencialista latinoamericana, los diferentes mandatarios han asumido una elevada exposición pública y un gran protagonismo, así como la dirección directa de la crisis que se avecina", observan Malamud y Núñez.

Así que su manejo será una prueba de liderazgo para muchos mandatarios, cuya popularidad y respaldo social no pasa en general por su mejor momento, con la excepción de Alberto Fernández, en Argentina, donde una buena gestión podría consolidarlo frente al actual Gobierno y a su segunda al mando, la expresidenta Kirchner.

Pero implementar medidas de distanciamiento social, que se presentan como las más importantes para enfrentar esta pandemia, por ejemplo, "es ilusorio en las estrechísimas condiciones de vida de la población pobre, en los barrios marginalizados de Río u otras grandes ciudades latinoamericanas", advierte Hoffmann.

Y a esto se agregan las dificultades para una coordinación supranacional efectiva, con la crisis terminal de UNASUR y un limitado papel de la OEA hasta el momento. No obstante, si bien no se han activado mecanismos interregionales o hemisféricos, sí se ha acudido a contactos informales entre Gobiernos como el de Colombia, Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay y Brasil, por videoconferencia, destacan Malamud y Núñez.

Votaciones, libertades y confianza

Entre abril y mayo, cuando quizá la pandemia experimente su pico más alto en América Latina, esta crisis incidirá también en un período que debió haber sido de alta actividad electoral. La pandemia ya motivó que se pospusieran las elecciones municipales en Paraguay. República Domincana tiene por delante sus elecciones presidenciales. Uruguay, sus municipales. Y Chile y Bolivia ya postergaron su referéndum constitucional y sus elecciones generales, respectivamente.

"En una región donde la desconfianza en las instituciones es significativa, la fase aguda de enfrentamiento a esta pandemia, actualmente en primer plano, tendrá que acotarse razonablemente. De lo contrario, el costo político puede ser grande en países como Chile y Bolivia, insiste Hoffmann.

El otorgamiento de poderes políticos especiales al Ejecutivo, la Policía y los militares, para gantizar el cumplimiento de los toques de queda, los cierres de fronteras, la anulación de las libertades de movimiento y reunión, encierra siempre un potencial conflicto político. Así que en América Latina, mucho dependerá de cuánto se complementen estas medidas con medidas sociales, rápidas y poco burocráticas; así como de cuánto se prolonguen, opina Hoffmann.

"El virus no va a volver a desaparecer rápidamente", sentencia el politólogo del GIGA. Y "el gran peligro que trae consigo cualquier estado de excepción como este, es que derive en cambios duraderos de relaciones de poder. El reto, para actores internos y externos, es exigir el restablecimiento de las libertades temporal y excepcionalmente suspendidas", alerta el politólogo y latinoamericanista alemán: "Es algo que no se da por sentado hoy en ningún sitio, tampoco en Alemania o Europa, pese a su fuerte institucionalidad, y que va a ser tema todo este año en América Latina".

(lgc)

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