¿Qué influencia tiene China sobre la OMS?
17 de abril de 2020La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha convertido en el centro de atención internacional en los últimos meses, cuando Gobiernos de todo el mundo buscan orientación sobre cómo detener la pandemia causada por el nuevo coronavirus, oficialmente llamado SARS-CoV-2.
La famosa institución de salud pública mundial, que cuenta entre sus filas con miles de científicos y expertos en salud, se encuentra en una posición única para guiar y coordinar la respuesta global a la emergencia sanitaria. También puede reunir a especialistas en salud pública de todo el mundo para intercambiar información y examinar datos científicos.
El organismo, que es una fuente de información fiable sobre la pandemia, ha venido dando recomendaciones sobre cómo abordar la propagación del virus, actuando como coordinador global y dirigiendo expertos a lugares donde más se necesitan.
¿Llamada perdida?
Sin embargo, la OMS ha recibido duras críticas de algunos sectores por su manejo de la crisis. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció esta semana incluso la suspensión del aporte financiero de Washington a la OMS. La medida sorprendió internacionalmente, sobre todo porque se produjo en un momento en el que el mundo se enfrenta a una pandemia sin precedentes en las últimas décadas.
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Trump señaló que la OMS "desatinó en advertir oportunamente" sobre el nuevo coronavirus y culpó a la organización de "centrarse en China" y de "administrar muy mal" la emergencia sanitaria. El presidente estadounidense no es el único en criticar el supuesto sesgo pro China de la institución, ya que numerosos expertos en salud y observadores políticos han expresado su preocupación por la deferencia de los funcionarios de la OMS hacia Pekín.
A fines de enero, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se reunió con el presidente de China, Xi Jinping, en Pekín y elogió los esfuerzos del país para controlar el brote. También elogió a los máximos dirigentes del Partido Comunista por su "apertura para compartir información" sobre el virus y su propagación, a pesar de que los funcionarios chinos en Wuhan, donde aparecieron por primera vez los casos de COVID-19, estaban tomando medidas enérgicas contra la gente por "difundir rumores" sobre la enfermedad.
Inicialmente, la OMS también se pronunció en contra de limitar los viajes hacia China y recomendó que los países mantuvieran sus fronteras abiertas.
Algunos expertos sostienen que a la OMS le puede haber preocupado el hecho de que al desafiar a Pekín, de alguna manera, esta crisis podría haber sido peor con una China a la defensiva. "Esto podría haber llevado a que China compartiera menos información con la comunidad internacional o a que Pekín prohibiera a los expertos de la OMS ir a China", dice a DW, Thomas des Garets Geddes, investigador del Instituto Mercator de Estudios sobre China (MERICS, por sus siglas en ingles), con sede en Berlín.
"Pero esto no explica por qué la OMS elogió a China de la manera en que lo hizo. Un elogio tan exagerado, y en ese momento incluso quizás engañoso, era innecesario e incorrecto", agrega.
Presión por presupuesto
Otro tema de discusión es la percepción de la creciente influencia china sobre la institución. Desde su fundación en 1948, el presupuesto de la OMS tiene dos fuentes: las cuotas y las contribuciones voluntarias. Cada Estado miembro debe pagar una determinada cantidad para ser parte de la organización; esto se denomina "cuota asignada" y su cantidad depende de la población y el desarrollo económico de un país. Las contribuciones voluntarias son donaciones de los Gobiernos y socios como organizaciones benéficas y fideicomisos, y la financiación suele destinarse a proyectos concretos.
La OMS, que cuenta con 194 Estados miembros, funciona en un ciclo presupuestario de dos años. Y para 2020 y 2021, su presupuesto asciende a unos 4.800 millones de dólares, o 2.400 millones de dólares por año.
A principios de este siglo, la organización recibió casi la mitad de su presupuesto en forma de cuotas de los Estados miembros, pero ahora estas se han reducido a alrededor del 20 % de sus ingresos. Esto significa que la OMS ha pasado a depender más de las contribuciones voluntarias para llevar a cabo su trabajo.
Según los expertos, esta dependencia deja a la OMS, que es alabada por su papel en la eliminación de la viruela, la casi erradicación de la poliomielitis y la lucha contra enfermedades como el VIH, la malaria y la tuberculosis, altamente susceptible a la influencia de países u organizaciones particulares.
Las contribuciones de China a la OMS han aumentado en los últimos años: 52 % desde 2014, hasta alcanzar aproximadamente 86 millones de dólares.
Si bien este salto se debe en gran medida al aumento de las cuotas de China, Pekín también ha aumentado ligeramente las contribuciones voluntarias, de 8,7 millones de dólares en 2014 a aproximadamente 10,2 millones de dólares en 2019.
Aun así, no logra compararse con lo que aporta Estados Unidos, que es, de lejos, el mayor donante de la organización. Entre 2018 y 2019, la contribución total de Washington a la OMS fue de 893 millones de dólares. Las donaciones de EE. UU. representan alrededor del 15% de todas las contribuciones voluntarias a nivel mundial.
El segundo país miembro con las mayores contribuciones es el Reino Unido, que pagó 434,8 millones de dólares en concepto de cuotas y donaciones durante ese período, seguido de Alemania y Japón.
A pesar de su baja participación en el financiamiento general de la OMS, los expertos afirman que las crecientes contribuciones financieras de China aumentan su peso, particularmente en un momento en que se considera que Estados Unidos se quiere desligar de las organizaciones internacionales y amenaza con recortar la financiación de la salud mundial.
Las complicaciones por Taiwán
Los críticos también señalan la continua exclusión de Taiwán de la OMS como prueba de la influencia de Pekín. Desde que China se adhirió a las Naciones Unidas en 1971, ha bloqueado periódicamente a Taiwán para que no pueda ser miembro de organizaciones internacionales como la OMS, alegando que la isla, gobernada democráticamente, forma parte de China.
Expertos dicen que esta exclusión ha obstaculizado los esfuerzos por hacer frente a las emergencias sanitarias mundiales como la de COVID-19. Según el Centro de Mando Central de Epidemias de Taiwán (CECC, por sus siglas en ingles), Taiwán advirtió el 31 de diciembre de 2019 a la OMS sobre la posibilidad de transmisión del coronavirus de persona a persona.
Sin embargo, según contó el CECC a DW, tras recibir la noticia, la OMS se limitó a contestar que dicha información había sido transferida al departamento correspondiente.
"La OMS y su director general Tedros Adhanom deben ser muy conscientes de que una posible molestia de China por Taiwán podría poner fin a su cooperación con Pekín. El hecho de que la OMS ignore a Taiwán y lo trate como si fuera una provincia china parece ser una consecuencia directa de estos temores", asegura Geddes. (ct/few)
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