¿Qué pasa si Rusia expropia a empresas occidentales?
17 de marzo de 2022Alrededor de 400 empresas extranjeras han reducido o interrumpido por completo sus actividades comercialesen Rusia, en protesta por la invasión a Ucrania, según investigadores de la Universidad de Yale en Estados Unidos.
La semana pasada, Moscú amenazó con expropiar a muchas de estas empresas y nacionalizarlas, aunque en realidad pertenecen sobre todo a accionistas extranjeros. Es, en parte, la respuesta de Rusia contra las sanciones recientes de los Gobiernos occidentales, que se han mostrado más unificados y agresivos de lo que quizás esperaba el Kremlin.
"Este es un animal completamente diferente, un juego completamente diferente", dijo a DW Michael Rochlitz, profesor de Economía, experto en cambio institucional y en Rusia, en la Universidad de Bremen. Y compara la respuesta internacional actual con la que se produjo tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014.
En el mejor de los casos, con las sanciones actuales vigentes, a Rusia le espera una caída del 10 al 15 por ciento de la actividad económica, solo en 2022: "Este es un gran golpe, básicamente más que la crisis financiera de 2008, y completamente autoinfligido", afirmó Rochlitz. "Putin esperaba algunas sanciones, pero no tan masivas. Y, ahora, está tratando de hacer algo a cambio", añadió el experto.
"Falta de confianza global hacia Rusia"
El magnate ruso del metal Vladimir Potanin ha asegurado que las medidas de expropiación y nacionalización anunciadas "nos catapultarían a 100 años atrás", refiriéndose a la revolución bolchevique de 1917, una época de crisis económica en Rusia. Potanin es un destacado multimillonario ruso que, a diferencia de muchos otros, no ha sido sancionado por occidente.
El magnate escribió en la aplicación de Telegram que "la consecuencia sería una falta de confianza global hacia Rusia por parte de los inversores, que sentiríamos durante muchas décadas".
Desde la Oficina del Fiscal General de Rusia, se declaró que la medida tiene como objetivo proteger a los trabajadores afectados por los cierres. Solo la cadena estadounidense de comida rápida McDonald's emplea a 62.000 personas en Rusia. Esa justificación, sin embargo, parece perder peso si se tiene en cuenta que muchas de las empresas han asegurado seguir compensando económicamente a sus empleados rusos.
"Cualquier decisión ilegal de Rusia de apoderarse de los activos de estas empresas resultará, en última instancia, en un golpe económico aún mayor para Rusia", escribió en Twitter la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
También es probable que esto lleve a Moscú a un tribunal internacional, según Marc Bungenberg, especialista en derecho internacional de inversiones de la Universidad del Sarre: "Lo más probable es que Rusia diga: 'Tenemos circunstancias específicas y esta expropiación estaba justificada'". Sin embargo, "no veo ningún motivo que lo justifique en este momento. Es la libre elección de cada empresa abandonar el país, dejar de estar activa", afirma.
Activos congelados
En todo caso, si los tribunales fallan a favor de las empresas, Rusia se vería obligada a compensar por pérdidas y daños. La cuestión es si Moscú desembolsaría el dinero. "Entonces, se volvería realmente difícil", observa Bungenberg. Se iniciaría un proceso de localización y embargo de bienes del Estado en el extranjero.
Este experto alemán en inversiones cree que sería algo similar a lo que sucedió después de que Irak invadiera Kuwait en 1990. En ese entonces, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas creó una comisión que actuó como una especie de tribunal de arbitraje, que luego congeló los activos iraquíes. Estos activos congelados se concedieron directamente a los demandantes.
También está la cuestión de qué haría Rusia con los activos de empresas extranjeras, que incluyen el espacio para establecimientos, granjas e instalaciones de producción. Empresas occidentales como Zara, H&M e IKEA tienen una fuerte presencia en Rusia y emplean a muchas personas, pero la mayoría de sus productos provienen del extranjero.
"Todo son importaciones", dijo Rochlitz. "Así que estas tiendas van a estar vacías, y luego está el personal, pero no se vende nada. No tiene sentido", zanja Bungenberg.
El Estado podría tratar de subsidiar los salarios de estas personas, pero se quedaría sin fondos rápidamente, ya que las sanciones actuales les impiden obtener préstamos en los mercados internacionales.
"Lo que sí podría funcionar, a corto plazo, es el suministro de alimentos", dijo Rochlitz, señalando el ejemplo de las empresas agrícolas internacionales que producen leche y queso en Rusia, que podrían ser nacionalizadas con relativa facilidad.
Daño a la competitividad
Para Moscú, sería difícil hacerse cargo de las instalaciones administradas por fabricantes de automóviles extranjeros como Volkswagen, Toyota y Renault, que han establecido durante años instalaciones de producción en Rusia, pero que dependen de las importaciones para obtener la mayoría de los componentes que necesitan para fabricar sus vehículos.
En caso de que el conflicto con Ucrania se prolongue y las sanciones permanezcan vigentes durante muchos años, Rusia podría reorientar su producción con ayuda de China, asegura Rochlitz. Pero, como sea, advierte, las consecuencias de la invasión a Ucrania han dañado la competitividad de Rusia en general, incluso más de lo que el Gobierno o el pueblo ruso quizás crean.
(rmr/rml)