¿Quién le cree ahora al presidente Bush?
24 de enero de 2007Un tono hasta ahora desconocido utilizó el presidente estadounidense, George W. Bush, en su discurso acerca del estado de la nación: diversos analistas europeos vieron en él a un Bush más modesto que ha abandonado tanto la pose todopoderosa como las cumbres retóricas.
Un pato cojo, un presidente entre la espada y la pared, un líder mundial que solicita el apoyo de un Congreso en contra: así el tono de los comentarios y los informes que sobre el discurso del presidente cursan en Alemania. Pero también, un presidente necio, pues una clara demostración de cerrazón es el hecho de que a esta altura de los muertos y la violencia en Irak, George W. Bush insista en que "todavía está en nuestro poder el determinar el resultado de esta batalla", solicitando apoyo para su nueva estrategia.
Llegará el momento
"Bush está contra la pared", comenta Albrecht Ziegler, corresponsal en Washington de la emisora alemana SWR. De nada ha servido que organizara una comisión con políticos de ambos partidos para analizar la política respecto a Irak. "Desde la comisión Baker-Hamilton quedó claro la opinión que le merecen al presidente los consejos que no vengan de su gabinete personal y que no comparten al cien por ciento su criterio", analiza Ziegler, quien vaticina que tanta cerrazón tendrá que acabar, a más tardar "cuando el Congreso le cierre el grifo del dinero".
¿Bush ecologista?
Con el objetivo de disminuir la dependencia del petróleo importado y así mismo combatir el calentamiento global, George W. Bush proponer reducir en un 20 por ciento el consumo de gasolina de los norteamericanos hasta el año 2017, logrando un incremento en la utilización de combustibles alternativos como el etanol. "Esta carta ecologista no es creíble", comenta el diario italiano Corriere de la Sera.
¿Se trata del mismo Bush que se negara repetidamente a ratificar el Protocolo de Kyoto para limitar las emisiones que producen el calentamiento global? Parecería que no. El ex ministro alemán de Medio Ambiente, Jürgen Trittin, no ve con asombro el anuncio: "este cambio de actitud se venía sintiendo en Estados Unidos desde 2001, desde que nosotros pusimos en vigor el Protocolo de Kyoto en contra de la oposición de Bush". El giro no se da, sin embargo, porque el presidente haya ampliado sus horizontes, sino porque la composición de las mayorías, también en las filas conservadoras, ha cambiado. Por lo que fuere, ahora "hay más espacio para cooperaciones trasatlánticas entre Alemania, Europa y Estados Unidos en el campo de la protección medioambiental", declaró Trittin a Deutschlandradio.
El anuncio de ventajas impositivas para los ciudadanos que cierren pólizas de seguro médico ha caído en el terreno abonado de millones de norteamericanos que carecen de algo parecido. Las cajas médicas estatales al estilo europeo no existen. Pero, al parecer, con este tema tampoco ganará réditos el presidente Bush: debido a que como el gobierno federal, en seis años, no ha tomado ninguna medida en este crucial tema, muchos estados federados las han tomado por su cuenta.
Como fuere, con el intento de poner el énfasis de sus últimos años en el poder en asuntos internos e, incluso, ecologistas, el presidente Bush acentúa más el contrito tono de su balance, sobre todo en lo que se refiere a la guerra que se empeñó tanto en librar.