¿Quiénes son los acusados en juicio a célula neonazi NSU?
5 de mayo de 2013Beate Zschäpe es la principal acusada en el juicio que comenzará este 6 de mayo en el Tribunal Regional Superior de Munich y que los medios germanos describen, a secas, como el “proceso contra el NSU”. Esas son las siglas en alemán del grupo terrorista Clandestinidad Nacionalsocialista, del cual Zschäpe es la única sobreviviente. Lo que se sabe de ella y de sus cuatro presuntos colaboradores –también ellos serán juzgados en la corte bávara– es lo que los interrogatorios oficiales y los acuciosos activistas antifascistas han investigado sobre sus respectivas biografías.
A Zschäpe, de 37 años, se le imputa la coautoría del homicidio de ocho ciudadanos de raíces turcas y uno de origen griego; el intento de asesinato de dos policías de nacionalidad alemana en Heilbronn, Estado federado de Baden-Wurtemberg; y dos atentados explosivos en Colonia, Renania del Norte-Westfalia, habitados predominantemente por inmigrantes. La mención de esos detalles es relevante porque todo apunta a que el motivo detrás de esos crímenes es el racismo y la xenofobia manifiestos de los miembros del NSU.
Reputación empañada
Zschäpe, quien abandonó la escuela tempranamente, se unió por primera vez a un grupo neonazi al cumplir 18 años. En sus filas conoció a Uwe Mundlos y a Uwe Böhnhardt, con quienes más tarde fundaría la “célula de Zwickau”, un apodo atribuido al NSU cuando se supo que el trío de terroristas había elegido la ciudad sajona de Zwickau para despistar a los servicios de inteligencia. Antes de eso, en 1998, la policía encontró armas y propaganda nazi en su apartamento. Ya entonces se sospechaba que ella había participado en la fabricación de bombas.
Cuando se emitió una orden de captura en su contra, Zschäpe se escondió. Tanto la policía como los servicios secretos alemanes, a escala regional y federal, han visto su reputación severamente dañada por el hecho de haberle perdido el rastro a Zschäpe, a Mundlos y a Böhnhardt hasta 2011, cuando el NSU, sus asesinatos y atentados fueron descubierto accidentalmente. Anticipando su captura por parte de las fuerzas del orden, Mundlos y Böhnhardt se quitaron la vida, mientras Zschäpe destruía la residencia que compartían en Zwickau para borrar todas las evidencias.
129 cómplices, sólo cuatro acusados
Muchos aspiran a que el juicio revele si el NSU recibió ayuda de los servicios de inteligencia germanos a cambio de información sobre actividades delictivas en la escena neonazi de Alemania y se preguntan por qué habrá tan pocas personas sentadas en el banquillo de los acusados. Después de todo, está claro que los terroristas fueron respaldados por al menos 129 cómplices. Quienes llevan el caso aseguran que las indagaciones no han concluido, con la esperanza de tranquilizar a una opinión pública indignada por los errores que han marcado las investigaciones en torno al NSU.
Además de Zschäpe, también serán procesados Ralf W. y Carsten S., dos ex funcionarios del Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD) en Turingia; André E., dueño de una productora de videos en Sajonia; y Holger G., conductor de montacargas. A Carsten S. se le acusa de haber proporcionado una pistola a Ralf W. para que se la diera al NSU; el arma con la que se perpetraron los asesinatos es una Ceska, modelo 83 con silenciador. A Ralf W. también se le imputa el haber apoyado económicamente a los terroristas.
Video delator
André E. es sospechoso de haber participado en uno de los atentados explosivos realizados en Colonia y en varios asaltos a entidades bancarias organizados por el NSU. Por sus conocimientos en el área de la producción audiovisual, también se cree que André E. le echó una mano a Zschäpe, Mundlos y Böhnhardt cuando decidieron ufanarse de sus crímenes y burlarse de sus víctimas mediante un video que mezclaba textos y fotos con imágenes del personaje animado La Pantera Rosa.
¿Y qué hay de Holger G.? A él se le acusa de haberse reunido con los terroristas neonazis en mayo de 2011 para proveer un pasaporte falso a Uwe Böhnhardt. Debido a su parecido físico con él, Holger G. pudo sacarse carnets de identidad, permisos para conducir y tarjetas de seguro social para luego dárselos a Böhnhardt. Esa fue una práctica recurrente durante toda una década, entre los años 2001 y 2011. Tanto Carsten S. como Holger G. han abandonado la escena neonazi alemana y han ayudado a las autoridades a blindar el caso contra Zschäpe.
Autores: Martin Lejeune / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia