Protestas contra medidas anticovid se vuelven más agresivas
11 de enero de 2022"¡Si yo fuera ustedes, me pegaría un tiro!", gritó una mujer enfadada. Frente a ella se encuentra una cadena de cientos de policías con cascos y porras. Los automóviles de la policía cercaron la calle, por lo que los manifestantes no tienen salida. El odio y la violencia aumentan. Una turba de decenas de hombres intenta romper la barrera y arrollar a la policía. Se producen altercados.
Cada lunes por la noche, cientos de personas se reúnen en Freiberg -Sajonia- para protestar contra las medidas anticovid. La pequeña ciudad universitaria alemana se ha convertido en un foco de protestas. Los "paseantes", como se hacen llamar, exigen el fin de las restricciones de la pandemia y se manifiestan contra una posible vacunación obligatoria. El lunes (10.01.2022), hasta mil personas se reunieron y marcharon por las calles de la ciudad.
Las protestas en Sajonia están prohibidas. En vista de las actuales altas cifras de contagio, se permiten reuniones de un máximo de diez personas. Pero los manifestantes han convertido la prohibición en un juego del gato y el ratón con la policía. Pequeños grupos se reúnen dispersos en un parque del centro de Freiberg. Tras recibir una señal, comienzan a moverse, se unen y comienzan a desplazarse por la ciudad. Si la resistencia de la policía aumenta, se dispersan rápidamente de nuevo. En todas las calles se ven grupos inquietos, en su mayoría hombres jóvenes, que alimentan el juego.
El hilo de los extremistas de derecha
En las redes sociales se presenta como una protesta vecinal de ciudadanos indignados y preocupados por la ciudad. Pero la marcha de este lunes está dominada por hombres que llevan atuendos de extremistas de derecha. "Muchos de ellos no son de Freiberg", observó Astrid Ring. La periodista lleva meses informando sobre las protestas en esa ciudad: "Hoy el ambiente es especialmente agresivo".
Astrid Ring y el fotógrafo que la acompaña han recibido varias veces ataques con petardos. La prensa ha sido declarada como una enemiga de los grupos locales de derecha. "A veces tengo la sensación de que me hablan como si no fuera un ser humano", dice la reportera. Solo puede contar con la protección de la policía hasta cierto punto. El juego del gato y el ratón hace que la situación en la ciudad sea confusa.
De hecho, la policía se rindió antes de que comenzara la marcha: "No se trata de ir y detener al mayor número posible", explicó un portavoz policial. No hay suficiente personal para ello y los cerebros detrás de las protestas están procediendo estratégicamente. El grupo de extrema derecha "Sajonia Libre" anuncia cada vez más marchas simultáneas los lunes, con la intención de sobrecargar deliberadamente a la policía. En la plataforma Telegram, los ultraderechistas organizan la protesta e incitan al odio. Los policías son insultados, mientras que los políticos son declarados enemigos del pueblo.
La resistencia contra la extrema derecha
Sybill Matthes, una dentista de Freiberg, está preocupada por su ciudad: "Ya no puedes relacionarte con normalidad". Ella considera que las autoridades políticas y la policía tardaron en parar las concentraciones prohibidas: "Casi se nos va de las manos". Ahora, Matthes participa en las contraprotestas.
Ella forma parte de la iniciativa "Freiberg para todos". Más de 5.000 ciudadanos de la ciudad apoyan la idea, incluido el alcalde, Sven Krüger: "Me asusta que se amenace a los políticos, que se dañen las cosas y que se llame a romper la ley. Para mí, aquí se ha cruzado la línea roja", explicó a DW. Los partidarios de la iniciativa se ven a sí mismos como la verdadera mayoría de la ciudad que ya no quiere callarse. En Sajonia hay ahora iniciativas similares en muchas ciudades y municipios.
La cultura del miedo en Freiberg
El problema que tienen es que, a diferencia de los otros manifestantes, ellos respetan las reglas. En Freiberg, la contramanifestación es pequeña porque se atienen a la norma que permite solo un máximo de diez participantes por reunión. Jenny Fritsche, quien ha sido amenazada por grupos de derecha extrema, está preocupada por el odio y la violencia en la ciudad. Ella habla de una cultura del miedo, aunque se siente privilegiada: "Mis amigos de Siria y Afganistán ya no se atreven a salir a la calle los lunes", dice.
Freiberg sigue resistiendo, pero como muchos ciudadanos comprometidos de la provincia sajona, Frtische se pregunta cuánto tiempo podrá aguantar la ciudad. Igualmente se pregunta si no sería mejor dejar la ciudad, como tantos otros. También por los niños. Pero por el momento quiere quedarse: "Alguien tiene que hacerlo", concluyó.
(ju/ers)