Así incumple la industria alimentaria sus promesas plásticas
10 de agosto de 2022En 2008, el gigante alimentario francés Danone hizo una ambiciosa promesa: en el plazo de un año, quería pasar a fabricar el 50 por ciento de las botellas de agua con plásticos reciclados.
Hubiese sido un buen paso en la lucha contra la contaminación global por plástico. No solamente es uno de los principales productos para cuya fabricación se necesitan combustibles fósiles, como el petróleo y el gas natural, sino que también es uno de los materiales más duraderos. Las botellas de plástico, por ejemplo, pueden tardar hasta 450 años en descomponerse. En este proceso se forman microplásticos dañinos para los animales y los humanos, que contaminan los océanos, el suelo y el aire. La industria de la alimentación y de las bebidas es uno de los mayores contaminantes de plástico del mundo.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2019 se desecharon unas 79 millones de toneladas de residuos plásticos directamente en la naturaleza: en suelos y océanos, por quema en fosas abiertas o en vertederos ilegales. Esto representa más de una quinta parte del total de residuos plásticos del mundo.
¿Cumplen las empresas lo que prometen?
Junto con los medios de comunicación asociados a la Red Europea de Periodismo de Datos, DW ha examinado de cerca a los mayores fabricantes europeos de alimentos y bebidas: cuando las empresas prometen ser más sostenibles con los envases de plástico, ¿lo cumplen?
En el caso de Danone la respuesta es: no. En 2009, un año después de fijar el objetivo sobre la cantidad de plásticos reciclados, la empresa aplazó su cumplimiento: "El grupo aspira a alcanzar un 20-30 por ciento en 2011", decía el informe de 2009, "y eventualmente un 50 por ciento". Pero la compañía no logró alcanzar tampoco este objetivo y volvió a bajar el listón. En 2020, Danone seguía utilizando algo menos del 20 por ciento de plástico reciclado en sus botellas de agua en todo el mundo. Y para 2025, 16 años después del primer plazo autoimpuesto, Danone ha vuelto a fijar un viejo objetivo: fabricar sus botellas de agua al 50 por ciento con plástico reciclado.
En total, DW y los medios de comunicación asociados identificaron 98 compromisos sobre el uso de plástico realizados en los últimos 20 años por 24 empresas de alimentación y bebidas con sede en Europa. Más de la mitad de estas promesas se hicieron en los últimos años, la mayoría fijando su objetivo para el año 2025.
En cuanto a los 37 compromisos que ya deberían haberse cumplido, el balance no es bueno: el 68 por ciento fracasó claramente o no se volvió a mencionar en los informes. Cuando las empresas no cumplen sus compromisos, no suelen comunicarlo abiertamente. Más bien abandonan los objetivos discretamente, reducen el volumen de su compromiso o posponen el año objetivo.
Los objetivos que supuestamente se alcanzan son, en algunos casos, más que mejoras a largo plazo, trucos de márquetin. Un buen ejemplo es la cervecera belga Anheuser-Busch InBev, empresa que está detrás de marcas de cerveza como las estadounidenses Budweiser, Corona o Beck's. En 2017, AB InBev anunció que, "para 2020, protegería 100 islas de la contaminación por plástico en el mar."
Fines promocionales
Sin embargo, en la práctica, la empresa no ha aplicado ninguna medida de protección a largo plazo. En su lugar, AB InBev organizó 214 limpiezas de playa puntuales en 13 países y declaró, un año antes de lo previsto, que el esfuerzo había sido un éxito,
"Muchas empresas utilizan las limpiezas de playas para fines promocionales", afirma Larissa Copello, que organiza campañas políticas para la ONG medioambiental Zero Waste Europe. "Sin embargo, en primer lugar son ellos los culpables de que haya basura en las playas". Zero Waste Europe aboga por "cerrar el grifo" y reducir los residuos de envases desde el principio.
Sólo 19 de los 98 compromisos identificados por DW tienen como objetivo reducir los envases de plástico o los nuevos plásticos, la mayoría de ellos en un futuro.
De las 24 empresas para las que DW pudo identificar compromisos, 16 se comprometen a hacer que sus envases de plástico fueran reciclables. Pero, incluso si todos los envases fueran reciclables, esto no significaría que realmente se reciclaran. "Si no hay infraestructura para tirar esos productos por separado, no se pueden reciclar", dice Copello. Lo mismo ocurre con los productos supuestamente degradables o compostables, afirma. "Aquí en Bélgica, por ejemplo, no existe una recogida selectiva para los productos compostables o biodegradables", comenta Copello. "Acaban en el contenedor de residuos".
En un tercio de los compromisos documentados, las empresas se comprometieron a utilizar una mayor proporción de plásticos reciclados en sus envases. Esto sería una mejora, dice Copello. Y se han dado algunos primeros pasos: la empresa italiana Ferrero, por ejemplo, empezó a aumentar la proporción de PET reciclado en sus envases secundarios en 2010. El embotellador suizo de Coca-Cola, Coca-Cola HBC, introdujo en 2019 una botella de PET 100 por cien reciclada para cuatro de sus marcas de agua, tras haberlo anunciado el año anterior.
Los compromisos voluntarios no son suficientes
Sin embargo, en general, la demanda de plásticos reciclados sigue siendo baja y los precios altos. Esto significa que suele ser más rentable para las empresas utilizar plástico virgen recién fabricado.
"Las iniciativas voluntarias no son suficientes", afirma Nusa Urbancic, directora de campañas de la Fundación Changing Markets, con sede en Bruselas, que denuncia las prácticas irresponsables de las empresas y aboga por una legislación más completa para los plásticos.
"En lugar de utilizar su poder, dinero y recursos para impulsar soluciones, las empresas suelen hacer lo contrario", dijo Urbancic. "Se esconden detrás de compromisos voluntarios para evitar hacer los cambios que deberían hacer".
De hecho, los compromisos voluntarios suelen ser una táctica deliberada para retrasar y distraer la atención de la legislación medioambiental progresista, afirma. En el informe "Talking Trash", la fundación describe la presión ejercida por las empresas contra los planes de reciclaje eficaces.
La legislación impulsa el cambio al PET reciclado
A pesar de esta presión, la Unión Europea ha aprobado recientemente una ambiciosa legislación sobre el plástico. Según el reglamento sobre plásticos de un solo uso, por ejemplo, los artículos como las bolsas de plástico, los cubiertos y las pajitas de un solo uso, ya no podrán comercializarse en los mercados de la UE. La UE sigue el ejemplo de países africanos como Eritrea, que ya prohibió las bolsas de plástico en 2005, Ruanda en 2008 o Marruecos en 2009.
La nueva legislación es probablemente una de las razones del aumento del número de nuevas promesas para la reducción del plástico de las empresas en los últimos años. "Ha dejado claro a las empresas que tienen que trabajar mucho más para conseguir estos objetivos", dice Urbancic. Ahora, según Urbancic, las propias compañías exigen mejores sistemas de reciclaje para cumplir con sus obligaciones legales.
Las iniciativas públicas pueden fomentar el lavado verde
Cada vez hay más iniciativas que documentan los compromisos voluntarios de las empresas en bases de datos públicas. La UE, por ejemplo, recopila compromisos en la Plataforma Europea de Partes Interesadas en Economía Circular. Por su parte, la Fundación Ellen MacArthur, con sede en el Reino Unido, enumera las iniciativas sobre plásticos en su Programa de Compromiso Global.
La ambición de los compromisos con la Fundación varía mucho. Unilever, por ejemplo, se ha fijado el objetivo de reducir el plástico en un 50 por ciento de 2020 a 2025, mientras que Ferrero se ha fijado un objetivo de sólo el 10 por ciento. El productor francés de vino y bebidas alcohólicas Pernod Ricard solo se ha propuesto una reducción del 5 por ciento.
Copello, de Zero Waste, y Urbancic, de la Fundación Changing Markets, consideran que los compromisos voluntarios, como los que pide la Fundación Ellen MacArthur, son menos eficaces que la legislación. Urbancic describió estas estrategias como "zanahorias sin palo".
"Las empresas ni siquiera están obligadas a revelar información básica, como su huella de plástico. Y los datos que se publican no se verifican de forma independiente", dijo Urbancic. Como ocurre con otros programas voluntarios, dijo, existe el riesgo de que se utilicen como tapadera para el lavado de imagen de verde y retrasen el cambio real.
Frenar la producción de plástico
Changing Markets recomienda que las iniciativas voluntarias establezcan al menos objetivos ambiciosos de participación. También deben garantizar que las empresas participantes informen sobre sus progresos, lo que les permitirá rendir cuentas públicamente de sus resultados.
En los próximos años, la UE prevé una normativa más completa sobre el plástico en el marco del Plan de Acción para la Economía Circular, que incluirá objetivos de reciclaje y medidas para evitar los residuos de envases. El cambio es urgente: La producción mundial de plástico sigue aumentando. Y, según las previsiones, esta tendencia continuará en las próximas décadas.
Para ralentizar el aumento, otros países tendrían que seguir el ejemplo. Los datos demuestran que las empresas solo cambian sus tácticas cuando se sienten presionadas por la legislación, por la presión pública y por el aumento de la demanda de los consumidores. La próxima prueba de fuego llegará en 2025, cuando las empresas tengan que cumplir sus actuales compromisos sobre la reducción de plástico. Algunos de estos objetivos son ahora obligatorios, al menos en la UE.
(ies/ms)
Este proyecto surgió de la cooperación entre varios miembros de la Red Europea de Periodismo de Datos.
DW dirigió el proyecto, Alternatives Economiques, EURACTIV, Interruptor, OBC Transeuropa, Openpolis y Pod črto fueron las redacciones asociadas.