"América Latina seguirá en el imaginario europeo"
30 de junio de 2010El semestre de presidencia rotativa de la Unión Europea a cargo de España llega a su fin y el relevo le toca a Bélgica. Enmarcada en un trío, un programa más extenso que incluye tres presidencias rotativas consecutivas, algunos puntos de la agenda española seguirán en la belga.
Un semestre sinceramente difícil
El “nuevo rostro de la UE en el mundo” se puso a prueba poco después de haber entrado en vigor el Tratado de Lisboa: en el terremoto de Haití las competencias entre la entonces flamante ministra europea de Exteriores, Catherine Ashton, y la presidencia rotativa española no estaban nada claras. Pocas semanas después, la respuesta europea al terremoto de Chile fue bastante más eficiente.
Entretanto, seis meses han pasado y los planes para la estructuración de la red de representación europea en todo el mundo –el Servicio Europeo de Acción Exterior- van quedando más claros y acabarán de cuajar y ser aprobados bajo la presidencia belga. Dada la especial circunstancia de reestructuración que atraviesa la UE, la agenda del primer semestre de 2010 se extendió hasta 2011 y llega hasta la presidencia húngara. Al respecto, el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, destacó hoy al presentar su balance la "gran coordinación y sincronización" entre los tres países.
Cuba no, tratados comerciales sí
A pesar de formar parte del trío, cada país pone su acento especial. El de España: las relaciones con América Latina. Sus esfuerzos, así dijo a DW-WORLD Fernando García Casas, jefe de Gabinete de la Secretaria General Iberoamericana, merecen un “notable alto”.
La revisión de la posición común hacia el gobierno cubano –punto controvertido latente en la agenda- no pudo llevarse a efecto: la oposición interna y los acontecimientos en la isla caribeña y la falta de “gestos” por parte del gobierno cubano han llevado las relaciones a un punto muerto.
Por otro lado, “se han ampliado los lazos políticos y las relaciones comerciales de la Unión con sus principales socios, en especial en la dimensión latinoamericana”, resaltaba López Garrido. El cierre del Acuerdo de Asociación entre la UE y América Central (en el cual se incluye a Panamá y Honduras) y la firma del Acuerdo Multipartes con Colombia y Perú (en el cual no tomaron parte ni Ecuador ni Bolivia) se cuenta como logros de este semestre.
Que no se haya cerrado el acuerdo con todo el bloque andino y la laxitud de la clásula de derechos humanos es lo que echan en cara a estos acuerdos diversas voces críticas europeas. Al respecto, Isabelle Durant, de los ecologistas belgas, aseveraba poco días atrás ante la prensa que su partido abogaría por revisar la situación de los derechos humanos en Colombia.
La cumbre, el clímax
La Cumbre UE-ALC que tuvo lugar en Madrid en mayo fue el punto culminante de los esfuerzos españoles en su relación con América Latina y el Caribe. En ese marco se firmaron los acuerdos y fueron relanzadas las negociaciones con Mercosur. Sin embargo, para que se cumpla el sueño de un acuerdo comercial con ese gigante bloque –con Brasil y Argentina, ambos miembros del G-20- sobre todo Europa tiene que liberalizar sus mercados. Y eso es algo que, según diversos analistas consultados por DW-WORLD, no todos los países miembros de la UE pretenden seriamente, por lo menos no en tiempos de crisis.
“La negociación es delicada. Mercosur es el quinto bloque comercial del mundo y obviamente también la UE tiene intereses de protección agrícola y ganadera y de algún producto industrial no menor; va aser dura y difícil. Pero creo que dada la voluntad política expresada a nivel de jefes de Estado, acabará llegando a buen término. Con todo, no sabría ponerle un plazo”, dijo García Casas, añadiendo: “en un contexto multilateral mundial donde la Ronda de Doha no camina todavía, creo que esta relación birregional es interesante”.
África en el foco
Así las cosas, a Bélgica –la segunda del trío- le tocará representar a la UE en la Cumbre sobre el Medio Ambiente en Cancún a finales de este año; también deberá seguir con el desarrollo de la Estrategia 2020 –el plan estructural europeo para el próximo decenio. Le tocará acabar de desarrollar los mecanismos de estabilización financiera y los programas de consolidación fiscal.
Así también tendrá que retomar la revisión y puesta en marcha del Pacto de inmigración y Asilo. Este candente tema es seguido con mucho interés en el Nuevo Mundo. Sin embargo, los cincuenta años de independencia del Congo –ex colonia belga- y la cercanía de los acuciantes problemas de la vecina África, aportan a que el acento semestral cambie y no sea su foco América Latina.
“Y es que también”, concluye García Casas, “tras un momento de clímax se entra en el trabajo normalizado, pero estoy convencido de que hay una serie de países europeos que van a seguir apostando por una relación intensa y permanente con América Latina: la Latin American Investment Facility o la Fundación Eurolat apuntan a una mayor permanencia y estructuración de la agenda latinoamericana en el imaginario europeo”.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas