Premio de la Paz para Susan Sontag
17 de junio de 2003La revista Time la calificó una vez como "la conciencia pública" de Estados Unidos. Porque Susan Sontag no es una erudita que se encapsula en el limbo literario o la torre de marfil de la cultura. Por el contrario, nunca ha vacilado en asumir el rol del intelectual que reflexiona sobre la política contingente, intentando al mismo tiempo alzar la mirada más allá de la mera contingencia.
Suele ocurrir que quienes así actúan se convierten en figuras incómodas. Susan Sontag no es la excepción. Polémica provocaron, por ejemplo, declaraciones suyas tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, en las que habló de una campaña de los políticos y los medios de comunicación para entontecer a la opinión pública. También hubo revuelo cuando, al recibir un premio en Jerusalén, lanzó duras críticas contra la política israelí de ocupación de territorios palestinos. En suma, la escritora no suele guardarse sus opiniones por no herir susceptibilidades.
La dignidad del pensamiento
Tal característica, sumada a sus méritos literarios, han hecho de ella una de las intelectuales más influyentes de este momento en Estados Unidos. La Asociación de los Libreros Alemanes la distingue ahora con el Premio de la Paz, por defender la dignidad del pensamiento libre "en un mundo de imágenes falseadas y verdades mutiladas".
El galardón, de alto prestigio internacional, se viene otorgando desde hace 53 años a personalidades meritorias por su esfuerzo en aras de hacer realidad los principios pacifistas. En la próxima feria literaria de Francfort, Susan Sontag recibirá este laurel, convirtiéndose en la séptima mujer en obtenerlo. Pasará así a engrosar una larga lista de celebridades homenajeadas con él, como Mario Vargas Llosa (1996), Octavio Paz (1984), Ernesto Cardenal (1980 ), Hermann Hesse (1955) Jorge Semprún (1994), Max Frisch (1976) y Vaclav Havel (1989).
En la fundamentación se subraya que la escritora neoyorkina, de 70 años de edad, investigó y defendió siempre "el concepto y el valor de la cultura occidental". Sus obras, que incluyen ensayos, novelas y piezas de teatro, se han traducido a 23 idiomas y abarcan una amplia gama de materias, desde la política hasta la fotografía. En ellas el hilo conductor al que ha permanecido fiel es el de "insistir valerosa y responsablemente en los derechos de las víctimas, como testigo de una época todavía asolada por las guerras", según subraya la Asociación de los Libreros Alemanes.