Por qué Alemania necesita a más mujeres en la construcción
25 de octubre de 2021"Püppi at work" es una popular influenciadora alemana que ama las grandes máquinas. Agnes Borchers es probablemente la trabajadora de la construcción más conocida de Alemania. Postea en Facebook, Instagram y TikTok sus experiencias de trabajo diario en la empresa de demoliciones Hagedorn. Desde niña, le gustaban las excavadoras. Ahora, es operadora de maquinaria.
Le fascinan la potencia y el tamaño de las máquinas de construcción. "¡Es increíble las masas que pueden mover! Y, al mismo tiempo, la técnica dentro de la cabina es tan sensible, que uno puede trabajar con precisión de centímetros”, dice Borchers, rostro de la campaña "Mujer en la obra" (en alemán, Frau am Bau).
Su jefa, Barbara Hagedorn, fue la impulsora de la campaña. Junto con su marido, dirige la empresa familiar y considera que el mayor problema del sector es la falta de mano de obra cualificada.
Dentro de pocos años, se jubilará una cuarta parte de los trabajadores de este ramo, que es, por otra parte, el que menos mujeres emplea en Alemania: solo un 13 por ciento de la plantilla es femenina.
La mayoría de ellas trabaja en la planificación y la administración. Las que ponen el hombro directamente en la obra, como Agnes Borchers, son aún más escasas. Las mujeres albañiles, especialistas en hormigón, carpinteras y operarias de maquinaria representan apenas un tres por ciento, según la Cámara Alemana de la Construcción (HDB).
Cortapisas de género
Hasta la década de 1990, al ”sexo débil" le estaba prohibido trabajar en la construcción en Alemania occidental. Se consideraba que era una labor demasiado pesada y sucia.
En la oriental República Democrática Alemana (RDA), en cambio, había operadoras de grúas y excavadoras. También ingenieras y arquitectas. Su número aumenta ahora también en la Alemania unificada.
Pero muchas de estas mujeres altamente cualificadas se van a trabajar al sector público, que tiene la fama de ofrecer condiciones laborales más afines a la vida familiar que la empresa privada.
Eso de que es una labor pesada y sucia ya no tiene validez. Las nuevas tecnologías y métodos de trabajo demandan hoy más cabeza que fuerza muscular, subraya Barbara Hagedorn.
Su empresa se ha propuesto tomar más aprendices mujeres fuera del área administrativa. Las chicas interesadas pueden hacer pruebas en un simulador de excavadora, por ejemplo.
Brecha de género
Los participantes en una encuesta realizada en el área por Hagedorn, a comienzos de 2021, manifestaron su deseo de contar con más mujeres en la construcción. El sexismo y los prejuicios son considerados un problema en el sector, según un 75 por ciento de los consultados. Y, en general, coinciden en que las mujeres, con igual cualificación, tienen más dificultades para lograr un ascenso.
Además, a comienzos de año, la HDB constató que las mujeres del sector ganan en promedio un 25 por ciento menos que los hombres, aunque ocupen el mismo puesto. También ellas se benefician del auge de la construcción y ganan más que hace una década, pero la brecha con sus colegas varones no se ha modificado mayormente.
En resumen: hay mucho trabajo por hacer en las 15 empresas que se han sumado a los esfuerzos de Hagedorn por atraer a más personal cualificado femenino y modificar las estructuras.
La transformación digital
Bianca Weber-Lewerenz se convirtió, en 1997, en la primera albañil de Baden-Wurtemberg. No le importó que no hubiera más mujeres trabajando con ella y el ambiente en la obra le pareció muy bueno: "Los hombres respetan a las mujeres que aguantan trabajar afuera, con viento o lluvia, y a las mujeres que tienen un plan."
Entretanto, es ingeniera constructora, trabaja en forma independiente, es mentora de estudiantes, e investigadora. El tema que le preocupa en la actualidad es el aspecto ético de la transformación digital en la construcción.
La inteligencia artificial está conquistando este sector más lentamente que otros, pero tiene un gran potencial para generar nuevos campos de trabajo y modelos de negocios. Si falta personal especializado y directivo femenino, se corre el peligro de que las máquinas capaces de aprender sean desarrolladas con un sesgo, advierte Weber-Lewerenz.
Eso distorsionaría las decisiones tomadas sobre la base de la inteligencia artificial. Así que aboga porque las mujeres estén fuertemente representadas en todos los procesos de toma de decisiones para que sean tomadas en cuenta sus necesidades como usuarias de edificios públicos y privados, y surjan innovaciones.
(ers/rml)