El salmón escocés necesita el bosque para sobrevivir
8 de diciembre de 2020James Mackay tiene 67 años. A los 21 empezó a trabajar como pescador de redes en Sutherland, en la costa norte de Escocia. Cada temporada, él y su tripulación sacaban del agua alrededor de 3.000 salmones salvajes. Para ello, empleaban técnicas tradicionales que apenas habían cambiado durante siglos. "Era como una herencia histórica que se mantuvo en la comunidad durante muchos años”, recuerda.
Ciertamente muchos años, a juzgar por las excavaciones arqueológicas en el río Dee en Aberdeenshire, Escocia. Los arqueólogos creen que los cazadores-recolectores acamparon aquí hace 7.000 años para aprovechar los peces que el río proporcionaba. Y los pescadores humanos no han sido los únicos en prosperar en sus ricas reservas.
"En nuestra historia, el salmón ha desempeñado un papel importante en la alimentación de los escoceses”, cuenta Edwin Third, director de operaciones de River Dee Trust, una ONG cuyo principal objetivo es la educación sobre el río Dee y su ecosistema. "Muchos otros animales también dependen del salmón, desde las focas hasta los pájaros que comen pescado y las ostras perlíferas de agua dulce. Hubo un tiempo en el que eran un recurso muy abundante y alimentaban a otros animales”.
El salmón se enfrenta a múltiples amenazas
Sin embargo, en 2015 se prohibió la faena de redes, como en el caso de Mackay, debido a la disminución del número de salmones.
Las poblaciones se vigilan, observando el número de peces capturados por los pescadores deportivos. Una vez que se ha capturado un ejemplar, se mide, se fotografía y se devuelve al agua. En 2018 se registró la captura más baja del país desde que se iniciaron los registros en 1952. El año pasado, la Asociación de Gestión de la Industria Pesquera de Escocia advirtió que las poblaciones de salmón salvaje se estaban acercando a "un punto crítico”.
Según Mackay, los pescadores de red han sido injustamente blanco de los problemas, mucho más complejos, que afectan al salmón en todo el mundo.
Los peces están sufriendo diversos impactos en su hábitat marítimo y fluvial, como la sobrepesca, el represamiento de los ríos, la contaminación, los parásitos y otras enfermedades originadas en las piscifactorías industriales, así como el calentamiento del clima.
Pero en el río Dee, Third cree que la pérdida de los bosques escoceses también es parte del problema. Por ello está gestionando un proyecto para reforestar partes de la cuenca hidrográfica del Dee.
Una relación especial entre peces y árboles
Thomas Reimchen, biólogo de la Universidad de Victoria en Canadá, fue el primero en documentar la estrecha conexión entre el salmón y el bosque. Al investigar la relación entre el oso negro y el salmón en la costa oeste de Canadá a principios de la década de 1990, se dio cuenta de que los nutrientes que los peces traían de los océanos alimentaban a las plantas y a los animales del interior.
"Yo seguía a esos osos a medida que se adentraban en el bosque y me sentaba. Ellos comían lo que querían y dejaban el resto”, explica Reimchen. "Inmediatamente, tan pronto como el oso terminaba, venían bandadas de 100 a 200 cuervos”, relata.
Los cuerpos de salmón a medio comer proporcionaban el sustento para muchos otros mamíferos, aves e insectos. Los gusanos descomponían el salmón. Como consecuencia, el suelo rodeando las corrientes de desove contenían niveles más altos de carbono, nitrógeno y fósforo que aquellos que solo contenían fertilizantes comerciales.
El suelo se enriqueció de este modo con los nutrientes de los peces. Reimchen incluso encontró evidencias de años particularmente buenos para los salmones en los anillos anuales de los árboles.
Asimismo, Third afirma que así como los árboles se benefician del salmón, también el salmón se beneficia de los árboles. Las hojas caídas atraen a insectos acuáticos de los que se alimentan los alevines. Además, los restos orgánicos de las hojas son arrastrados hacia al océano, donde alimentan el crecimiento del plancton que constituye la dieta marina del salmón.
Pequeños embotellamientos en los ríos causados por árboles caídos y maderas viejas ofrecen al salmón protección para el desove. La sombra de los árboles a lo largo de las orillas del río protege a los peces jóvenes de los cálidos rayos del sol.
Manteniéndose fresco en un mundo caliente
El salmón sufre estrés físico en aguas con temperaturas superiores a los 23 grados centígrados. Con el creciente calentamiento global, las aguas sin sombra de las Tierras Altas de Escocia también están alcanzando temperaturas récord. En 2018, el Gairn, un afluente del Dee, alcanzó los 27,5 grados, lo que perjudicó a las poblaciones de salmón jóvenes, según River Dee Trust.
De acuerdo con NatureScot, la Agencia de la Naturaleza de Escocia, solo el cuatro por ciento de Escocia conserva sus bosques nativos. Por iniciativa del gobierno, se está llevando a cabo una campaña de reforestación en todo el país con la participación de muchas organizaciones. Dado que se espera un aumento de las temperaturas, Trust considera que plantar árboles es clave para mantener las zonas de cría de salmón seguras para los peces jóvenes.
"Tenemos 300 kilómetros de río realmente en peligro y necesitamos árboles ahora”, dice Third. "Deberíamos haberlos plantado hace 50 años, pero no teníamos una bola de cristal”.
Tradicionalmente, las haciendas escocesas administran sus tierras para los ciervos y los urogallos. Puede ser difícil convencer a los propietarios de que planten árboles, pero la pesca con mosca de captura y suelta también es muy popular. De este modo, los terratenientes están cada vez más dispuestos a colaborar con Trust, cuenta Third. Y es que son conscientes de que el futuro del salmón está en juego.
Reviviendo el ecosistema ribereño
"Cuando empecé hace 20 años se podía conducir durante millas y no ver ni un solo árbol”, recuerda Third. En los últimos cinco años, Trust ha plantado 200.000 árboles en los tramos superiores del Dee. Su objetivo final es un millón de árboles. "Ahora puedo ver nuestros árboles desde Google Earth”, señala Third. "Es una gran satisfacción”.
El salmón que nace en las Tierras Altas de Escocia se enfrenta a un largo y peligroso viaje hacia el océano antes de regresar a casa para reproducirse. River Dee Trust espera que, protegiendo todo el ecosistema del río, el salmón pueda tener un buen comienzo en su vida en aguas protegidas y ricas en nutrientes.
"Los salmones son realmente resistentes”, dice Third. "Creo que si les damos un poco de espacio, podemos recuperarlos y tener más de los que hemos visto en los últimos 50 años. La alternativa simplemente no merece ser pensada”, concluye.
(ar/ers)