Alemania saluda la liberación de Aung San Suu Kyi
13 de noviembre de 2010La junta militar que gobierna desde 1962 en Birmania –país reconocido oficialmente tanto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como por la Unión Europea (UE) bajo el nombre de Unión de Myanmar desde octubre de 2010–, liberó de su arresto domiciliario a la líder de la oposición y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi este sábado (13.11.2010). Desde el día anterior, miles de personas, seguidores y no seguidores de su partido, Liga Nacional para la Democracia (LND), esperaban en las inmediaciones de su vivienda a que la célebre activista fuera puesta en libertad.
Alrededor del mundo, las reacciones no se han hecho esperar: “Aung San Suu Kyi es una figura simbólica de la lucha internacional a favor de que se respeten los derechos humano. Su carácter pacífico y su perseverancia la han convertido en un ejemplo admirado”, comentó la canciller alemana, Angela Merkel, al enterarse de que funcionarios del Gobierno birmano habían entregado a San Suu Kyi los documentos de su liberación en Rangún, capital de Myanmar hasta 2005, cuando la Junta militar decidió trasladar la administración estatal a la ciudad de Naypidaw.
Alemania pide libertad para todos los presos políticos
Merkel también hizo un llamado al general Than Shwe, jefe de la junta militar –la única autoridad en el país con poder para anular las penas de prisión–, para que liberara a los otros dos mil presos políticos birmanos; una petición a la que se sumaron políticos germanos de todos los partidos. “El mundo no puede dejar de hacer presión ni perder de vista lo que sigue ocurriendo en Myanmar”, dijo Volker Beck, uno de los líderes de la fracción parlamentaria de los Verdes. Voceros del partido La Izquierda expresaron optimismo de cara a la liberación de San Suu Kyi.
“La fuerza que emana de Aung San Suu Kyi es transmitida al movimiento pro democracia de Myanmar, un movimiento que terminará teniendo éxito”, dijeron Gesine Lötzsch y Klaus Ernst, dirigentes de La Izquierda. “Su liberación le da al Gobierno de Myanmar la posibilidad de establecer un diálogo; éste debería aprovechar la oportunidad y dejar de impedir que Suu Kyi trabaje a favor de su país”, señalaron por su parte Bijan Djir-Sarai, experto para Asia de la fracción parlamentaria del Partido Liberal (FDP) y Marine Schuster, vocera de ese partido en materia de derechos humanos y ayuda humanitaria.
Las cuatro paredes de Suu Kyi
La activista política de 65 años ha estado presa desde 1989 y tiene prohibido abandonar su vivienda desde los últimos quince años. La última condena data de julio de 2009, cuando una corte penal la sentenció a 18 meses de “casa por cárcel” por romper los términos de su arresto domiciliario al permitir que un estadounidense –identificado como John William Yettaw– la visitara. La comunidad internacional interpretó el veredicto como un truco legal para mantenerla presa hasta que se celebraran los comicios parlamentarios, el pasado fin de semana. La sentencia expiró este 13 de noviembre porque Suu Kyi fue arrestada el 13 de mayo de 2009.
La relativa indiferencia con que la junta militar ha reaccionado a lo largo de los años a las presiones ejercidas por la comunidad mundial y su falta de credibilidad cuando ha anunciado medidas de democratización ha llevado a que actores con peso en la política internacional intensifiquen sus respuestas a los exabruptos autoritarios que tienen lugar en Myanmar. La UE y Estados Unidos han impuesto sanciones al régimen y criticado la actitud complaciente de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) frente al Gobierno militar de Myanmar.
Libre… pero, ¿por cuánto tiempo?
En septiembre de 2007, cuando el Gobierno birmano reprimió brutalmente las protestas protagonizadas por decenas de miles de monjes budistas y simpatizantes laicos, el Gobierno alemán se alineó con la postura oficial de la UE y enfatizó la necesidad de una reforma genuina en el país asiático, basada en un diálogo inclusivo que incluyera a todas las fuerzas políticas. En vano. En 2009 la situación no mejoró y los ministros de Exteriores de los 27 Estados de la UE amenazaron a la Junta militar birmana con endurecer las sanciones ya vigentes.
En ese momento se exigió de nuevo la puesta en libertad de Aung San Suu Kyi y se instó a que China, la India y otros países vecinos de Myanmar aumentaran la presión diplomática sobre la élite estatal birmana. Eso no impidió que el LND, el partido de Suu Kyi, fuera disuelto por la junta militar en mayo de 2010 por negarse a excluir a la premio Nobel de las listas electorales, ni que, en consecuencia, el partido oficialista ganara las primeras elecciones celebradas en Myanmar en las últimas dos décadas. Ahora está por verse si la liberación de Suu Kyi es un indicio de verdaderos cambios por venir.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editor: Pablo Kummetz