Política exterior feminista: ¿un mundo en paz?
23 de diciembre de 2021La socialdemócrata sueca Margot Wallström demandó en 2014 igualdad de derechos para las mujeres a nivel mundial. Pidió que estuvieran representadas igualitariamente en la política, la esfera económica y la sociedad, y que tuvieran acceso a los recursos. En ese momento, acaba de ser nombrada ministra de Relaciones Exteriores. Impulsó la presencia de mujeres en el aparato de gobierno y proporcionó fondos para proyectos feministas en el exterior. La "política exterior feminista” se convirtió en parte de la política gubernamental sueca.
¿Ahora Alemania?
La feminista Kristina Lunz fue una de las primeras que se ocupó del tema en Alemania y fundó, con otras personas, el "Centro de Política Exterior Feminista” de Berlín. "El feminismo intenta desmontar estructuras que apuestan por la violencia”, afirmó en conversación con DW. Como ejemplo, mencionó la lucha contra el terrorismo y apuntó que el 90 por ciento de los terroristas que operan a nivel mundial son hombres. Lo atribuye a que la sociedad acepta el comportamiento agresivo de los chicos. Las niñas, en cambio, son a menudo educadas para contenerse. A su juicio, tales "estructuras patriarcales” contribuyen a que la mayoría de los terroristas sean hombres.
Ese patrón se observa también en la política exterior y de seguridad, dominada por hombres. A juicio de Kristina Lunz, con demasiada frecuencia se opta por la fuerza, lo que se contrapone a una política feminista, que busca la solución pacífica de conflictos.
Dos escuelas de pensamiento
El profesor Carlo Masalla, de la Universidad de las FF. AA., de Múnich, previene de medidas unilaterales de desarme. Si los países occidentales gastaran menos en defensa, Rusia lo interpretaría como signo de debilidad, indicó a DW. Considera que el concepto de política exterior feminista no está claramente definido, y hasta sus partidarios divergen. Algunos quieren, cueste lo que cueste, una política pacífica, orientada a las utopías; otros aspiran principalmente a fomentar la presencia de mujeres en la diplomacia, la esfera militar y en las instancias civiles que se ocupan de la política exterior y de defensa.
Pragmática se muestra la eurodiputada de Los Verdes Viola von Cramon. Indica que una política exterior feminista debe poner a las mujeres en el centro de las negociaciones, y destacar más los temas que afectan a las mujeres y que tienen relevancia para la sociedad. Por lo menos en el papel, la Unión Europea ha mostrado interés en que los equipos negociadores sean paritarios. Pero eso no siempre ocurre en la práctica.
División del trabajo
Viola von Cramon ve peligro de que la división del trabajo de la era Merkel se mantenga en Alemania y el propio canciller Olaf Scholz se ocupe de los grandes actores de la política internacional: Estados Unidos, China, Francia, la UE y Rusia. Para la ministra de Relaciones Exteriores quedaría el cuidado de las relaciones con los restantes países. Von Cramon espera que no sea así y que Annalena Baerbock confiera más realce al Ministerio de Asuntos Exteriores.
Carlo Masalla, por su parte, vaticina que la división del trabajo se mantendrá, y apunta que Baerbock tendrá que asumir la realidad. A su juicio, el ejemplo sueco pone en evidencia las contradicciones de la política exterior feminista. Suecia prometió llevarla adelante en 2014 pero, entretanto, se cuenta entre los países de Europa que han aumentado su gasto militar en los últimos años. La razón: Estocolmo percibe a Rusia como una amenaza.
(ers/feg)