México y Europa: ¿qué es política exterior feminista?
4 de julio de 2024Con una visita a un albergue para mujeres víctimas de violencia machista, la comisaria europea de Igualdad, Helena Dalli, cerró esta semana su visita a México. Como parte de la Red Nacional de Refugios (RNR), este albergue, apoyado con fondos europeos, provee de servicios básicos y terapéuticas para mujeres que escapan de situaciones de abuso, incluyendo la violencia digital y la económica.
"¿Qué hacer para mejorar la promoción de los derechos de las mujeres? La Unión Europea ha puesto la igualdad de género en su política exterior", subrayó la comisaria Dalli, en el marco de la III Cumbre de Políticas Exteriores Feministas, que tuvo lugar esta semana en Ciudad de México.
"Estamos en un momento histórico: después de 200 años intentando construir democracia y 70 años después de que las mujeres logramos el voto en el país, llega una mujer a la presidencia. Y continuará con la política exterior feminista que lanzó la cancillería mexicana en este sexenio", dice a DW Elizabeth Mosqueda, codirectora de la organización civil feminista Consorcio Oaxaca.
"Estos espacios son fundamentales para la sociedad civil de México y de toda América Latina y el Caribe, que se enfrentan a grandes retos y que deben cuidar que los avances legislativos se traduzcan en verdaderos cambios sociales, que deben cuidar que no haya pasos hacia atrás", sigue Mosqueda.
Nuevos impulsos para la agenda feminista
Satisfecha de que vaya a haber más mujeres a cargo de las gubernaturas en México, la directiva de Consorcio Oaxaca espera nuevos impulsos para la agenda feminista. ¿En qué sentido, exactamente?
"Vivimos en territorios con graves violencias incrustadas. Seguimos teniendo cifras alarmantes de feminicidios, en promedio, diez mujeres asesinadas cada día. En crímenes de odio, México ocupa el segundo lugar en Latinoamérica, por debajo de Brasil. La criminalización de los defensores de derechos humanos va al alza. Y hace mucho tiempo que se reconoce que el periodismo se ejerce en escenarios semejantes a países en guerra, sin que haya guerra declarada. A lo cual se suma el impacto de la pandemia en el aumento de la violencia, sobre todo en el ámbito familiar", detalla Elizabeth Mosqueda.
¿Y en la vida real?
En esta situación, ¿en qué se traduciría una política exterior feminista? "Para los países con grandes rubros de cooperación como Alemania y la Unión Europea, esto se ha traducido en apoyar proyectos de organizaciones sociales a favor de los derechos humanos de las mujeres", explica a DW Lucía Lagunes, directora de la organización Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).
En lo que toca a la Unión Europea (UE), "los fondos urgentes para proteger a defensoras y periodistas, así como que diversas embajadas europeas apadrinen y acompañen a las organizaciones ha sido crucial", agrega Mosqueda, cuya organización está protegida por la embajada francesa. "Nos han acompañado en varias de nuestras campañas, también en la búsqueda de justicia en el caso del feminicidio de María del Sol, hija de la periodista Soledad Jarquín", ilustra y denuncia los altos niveles de impunidad en el país.
"Es muy importante que la UE apoye a la Red Nacional de Refugios (RNR)", comenta, por su parte, Lucía Lagunes. "Hay que recordar que, en un país conocido mundialmente por su violencia feminicida, a comienzos de los 2000, fueron las organizaciones feministas las que comenzaron a atender a las mujeres y a sus familias, víctimas de violencias machistas y patriarcales. El Estado mexicano se lavó las manos, hasta que se unieron en la RNR y exigieron responsabilidad del Estado. Entretanto, se ha intentado, por un lado, quitárselos a las organizaciones sociales y, por otro, cada vez ponen más trabas para entregar recursos a la sociedad civil", sostiene.
Como sea, "los albergues sólo pueden ser una solución temporal, hay que aumentar el combate a la violencia", enfatizó la comisaria Dalli, al referirse al empleo de los fondos europeos para apoyar la lucha contra la violencia contra la mujer en el país.
Para México, entonces, en este contexto, ¿en qué se traduciría una política exterior feminista? "Desde que, en 2020, la cancillería mexicana se puso como marca propia la política exterior feminista, sólo ha habido enunciados, como erradicar la desigualdad. Fantástico. ¿Pero cómo?", pregunta Lucía Lagunes, la directora de CIMAC.
"Hasta el sol de hoy, nadie - ni México ni los países que participan en esa cumbre- sabe dónde están los ejes. Por otro lado, muchos de ellos no han cumplido con compromisos internacionales adquiridos hace 30 años", responde Lagunes.
"En esa medida, hablar de política exterior feminista puede ser un arma de doble filo, pues no puedes hablar hacia afuera, si no alimentas internamente políticas a favor de la igualdad de las mujeres. No puedes ser candil de la calle y oscuridad de tu casa", concluye Lagunes.
(rml)