La sorpresiva visita del primer ministro japonés, Shinzo Abe, al polémico santuario Yasukuni en Tokio ha molestado a sus vecinos Corea del Sur y China. El santuario está considerado un símbolo del militarismo japonés tras la segunda guerra mundial. Aunque allí yacen soldados japoneses caídos en diferentes conflictos, también están los cuerpos de algunos criminales de guerra.