Polonia llora a Grass
14 de abril de 2015Corría la década de los cincuenta cuando Günter Grass decidió viajar a Gdansk para conocer su ciudad natal. En una de las primeras visitas entabló una amistad que duraría toda su vida: Boleslaw Fac, un joven poeta polaco que se ganaba el pan trabajando en el Astillero Lenin, fue quien le mostró la “nueva” cara de esa urbe. El socialista polaco y el socialdemócrata alemán hicieron muy buenas migas. Cuando Grass pasaba por Gdansk solía almorzar en la casa de Fac, quien terminó traduciendo sus poemas a la lengua de Witold Gombrowicz.
Espíritu conciliador
“Günter Grass y mi padre discutían sin parar durante el almuerzo sobre todo lo que fuera actual”, recuerda Andrzej Fac, hijo de Boleslaw, agregando que, aunque en la mesa nunca se habló de su membresía en las Schutzstaffel, “uno podía intuir que algo había en su pasado; sobre todo cuando hablaba sobre su familia o sobre su padre, que era un pequeño nazi”. De ahí que la tardía confesión de su afiliación a las SS no lo sorprendiera. Andrzej Fac admite que ese aspecto de la biografía de Grass tampoco lo afligió.
“Cuando pienso en Grass, son otras las frases suyas que me vienen a la mente”, dice el joven Fac, que también es poeta, citando una de golpe: “Los crímenes de los alemanes son tan grandes como el Himalaya”. En Polonia celebran que Grass hablara de la culpa y la penitencia germanas cuando la mayoría de los alemanes rehusaba escuchar cualquier alusión a ellas. Ya en los años sesenta, Grass y el canciller Willy Brandt se alinearon políticamente con miras a allanar el camino para la reconciliación germano-polaca.
“El fin de una era”
En 2006, cuando Grass escribió abiertamente sobre su paso por las SS, muchos polacos reaccionaron indignados. El célebre Lech Wałęsa, cofundador del movimiento Solidarność, Premio Nobel de la Paz 1983 y presidente de Polonia (1990-1995), le exigió al Consejo de Gdansk que le retirara el título de Ciudadano Honorario. No obstante, los méritos más loables del artista alemán demostraron tener más peso. Sólo dos años después de la conmoción que causó con su confesión, Grass festejó su 80º cumpleaños en Gdansk.
Este lunes (13.4.2015), tan pronto se supo que Grass había muerto en Lübeck, las autoridades de Gdansk pusieron en exhibición el libro de condolencias reservado para los hijos ilustres de la ciudad. El primero en escribir en sus páginas fue el alcalde de la localidad, Paweł Adamowicz: “Este es, sin duda, el fin de una era”.
Rosalia Romaniec (ERC/JG)