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Polonia entre la espada y la pared

Daphne Antachopoulos9 de febrero de 2005

El apoyo otorgado por Polonia a Estados Unidos durante la guerra contra Irak agudizó la crisis transatlántica. ¿Qué meta persigue la política externa polaca?

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Grandes amigos: Rice y Belka.Imagen: AP

Seguridad, esta es la meta que persigue la política externa polaca. Para evitar “caer bajo las ruedas de la historia” como ha sucedido en el pasado, se busca la seguridad en la sociedad transatlántica. Kai Olaf Lang, de la “Fundación Ciencia y Política” con sede en Berlín, asegura que el principal aliado de Polonia es Estados Unidos.

Francia y Alemania han tenido alianzas con Rusia. Y desde el punto de vista de Polonia, Rusia sigue siendo fuente de inestabilidad. Polonia no subestima el peligro que representan las tendencias neoimperialistas que demandan una Rusia poderosa que podría, si no anexarse a Polonia, por lo menos tratar de interferir en su política.

Rusia un factor de inseguridad

Por lo mismo Estados Unidos representa una garantía de seguridad para Polonia. Aún cuando no se haya registrado el apoyo total de la población polaca a la guerra de Irak, no se distanciarían del aliado estadounidense, según Lang. Además de que esperan obtener otras ventajas, como por ejemplo facilidades en el derecho de viaje de ciudadanos polacos a EEUU.

Todo esto explica por qué Polonia - conjuntamente con el Báltico, Italia y España - apoyó incondicionalmente a Estados Unidos durante la crisis iraquí. En septiembre 2003 Polonia asumió el comando de una de las tres zonas de ocupación en Irak. El contingente de tropas polaco se reducirá de 2.500 a 1.700 soldados. Según explicó en enero el ministro de Defensa polaco, Jerzy Szmajdzinski, después de las elecciones comienza una nueva fase para las tropas extranjeras apostadas en el país.

A pesar de ello la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice alabó en su reciente visita a Polonia por “el excelente aporte” de Polonia en Irak. Para Estados Unidos la relación con Polonia representa una sociedad estratégica de gran importancia a la luz de las críticas europeas.

Miedo a la marginalidad

Después de haber ingresado en la OTAN en 1999, la principal meta de Polonia fue el ingreso a la Unión Europea. Polonia demostró siempre seguridad: ya sea en la lucha por el reparto de poderes dentro de la UE o por el nivel de las subvenciones en el sector agrícola, el país trató de defender su posición hasta las últimas consecuencias.

En opinión de Kai Olaf Lang en Polonia persiste un temor a la marginalización dentro de Europa resultante de las amargas experiencias de su historia.

Las relaciones entre Polonia y la UE se normalizan lentamente. En la población polaca crece la aceptación de la UE: el 60 por ciento aplauden el ingreso de Polonia al conglomerado europeo, sólo 9 por ciento están en contra, según una encuesta realizada en enero por el instituto TNS-OBOP.

Un acto de malabarismo

Polonia intenta equilibrar la filosofía de la “vieja Europa” con la de la nueva y la futura Europa. Tratar de darle la importancia que se merece a un socio con el poder de Estados Unidos sin olvidarse de sus propios intereses resulta un verdadero acto de malabarismo.