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Polonia: el país más devastado

26 de enero de 2005

Polonia es el país que más sufrió durante la II Guerra Mundial. También allí la guerra terminó en 1945, pero no con la liberación.

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Vista de la Varsovia destruida, en 1945.Imagen: dpa


En la noche del 16 al 17 de septiembre de 1939 quedó claro que Polonia no tenía un enemigo, sino dos. Desde el 1 de septiembre –el día que comenzó la II Guerra Mundial– Polonia se defendió valientemente, aunque en vano, contra la Wehrmacht. Hasta esa noche, nadie sabía que Alemania y la Unión Soviética –enemigos ideológicos a muerte– se habían puesto de acuerdo en un protocolo secreto del pacto Hitler-Stalin en dividirse Polonia. Esa noche, el Ejército Rojo cruzó la frontera oriental polaca, para asegurarse su parte del botín. Para Polonia comenzó la era más aciaga de una historia nacional no justamente pobre en desgracias.

En 1945, Polonia era un país desguazado. La frontera occidental había sido trasladada 500 kilómetros hacia el oeste, de acuerdo con lo convenido en Teherán. Millones de polacos del este fueron desplazados hacia ex territorios alemanes. Varsovia no era más que un montón de ruinas sin habitantes.

En relación con su población total, Polonia había sufrido en la guerra las mayores pérdidas de vidas humanas de todas las naciones. Seis millones de polacos no sobrevivieron la guerra, más del 95%, civiles. Durante seis años, Polonia fue un "matadero mecanizado, cuya banda de transporte llevaba constantemente los cadáveres de seres humanos asesinados", como escribió el Nobel polaco de literatura Czesław Miłosz. En la Polonia ocupada –y sólo allí – se hallaron los grandes campos de exterminio: Auschwitz, Treblinka, Sobibor, Belzec, Chełmno y Maidanek. De los 3,3 millones de judíos polacos, sólo un diez por ciento logró salvarse.

Un pueblo condenado a la esclavitud

Lo que desde una perspectiva alemana a veces se pierde de vista es que no sólo los judíos cayeron ante la furia devastadora alemana. De acuerdo con los objetivos alemanes de guerra, Polonia debía desaparecer como nación. Ya a partir de 1939 se hizo caza de los "portadores de la idea nacional polaca". Intelectuales, religiosos, nobles fueron transportados de a decenas de miles a los campos de concentración o ejecutados de inmediato. Los territorios polacos debían ser "germanizados", la población polaca estaba destinada a servir sólo como mano de obra esclavizada.

La resistencia fue ferozmente combatida por los ocupantes alemanes. Por un muerto alemán eran ejecutados cien rehenes polacos. Desde el ataque de Hitler contra la Unión Soviética en 1941, la resistencia polaca tenía claro que sólo una victoria de Stalin podía traer la liberación del terror nazi. Lo que esa "liberación" significaba se vio a más tardar con el descubrimiento de las tumbas colectivas de Katyn, cerca de Smolensk en 1943: allí Stalin había ordenado ejecutar a más de 4000 oficiales polacos que en 1939 habían caído en manos del Ejército Rojo.

El levantamiento de Varsovia

La resistencia polaca decidió continuar luchando militarmente contra Alemania, pero políticamente contra la Unión Soviética. En 1944, cuando el Ejército Rojo se acercaba desde el este, los polacos quisieron presentarse como autoridades en su propio país. Se planeó entonces que pocas horas antes del esperado arribo de los soviéticos Varsovia se levantara en armas, para expulsar a los alemanes.

El 1 de agosto de 1944, el ejército clandestino polaco comenzó la lucha contra los alemanes... y fue dejado en la estacada por los "liberadores". Stalin se negó a ayudar. Hizo detener sus tropas en la ribera este del Vístula, a la vista del escenario de las luchas. En 63 días de encarnizados combates, los alemanes abatieron el levantamiento.

El intento de autodeterminación polaca costó 200.000 muertos. Los habitantes de Varsovia sobrevivientes fueron expulsados. En la ciudad sólo quedaron ruinas: Varsovia fue la capital más destruida en la II Guerra Mundial. Hitler ordenó incluso destruir las ruinas.

El símbolo de la resistencia

Hasta hoy, el levantamiento de Varsovia no es sólo un trauma nacional, sino también el símbolo de la resistencia polaca: contra el terror alemán y contra la opresión soviética. Todos los años, el 1 de agosto, cientos de miles de habitantes de Varsovia conmemoran el levantamiento. Hasta bastante entrados los años 80, ello era repudiado oficialmente.

1945 fue el año de la liberación del terror alemán. El 60 aniversario es rememorado también consecuentemente. Pero nadie olvida que Polonia no fue libre en 1945. El régimen comunista instalado por Moscú hizo que al terror nacionalsocialista siguiera el terror estalinista.

Muchos polacos, como el más tarde ministro de RR.EE. Władysław Bartoszewski, fueron prisioneros tanto de Hitler como de Stalin. Para muchos polacos, la II Guerra Mundial no terminó en 1945, sino con el fin de la Guerra Fría, en algún momento de los años 80.