Polonia y su nueva ley de medios
23 de diciembre de 2015La organización Reporteros sin Fronteras tocó la campana de alarma: expresó mucha preocupación por lo que estaba sucediendo en Varsovia. Se refería a los planes de reforma que –si bien no han sido presentados oficialmente- han sido anunciados por miembros del gobierno. Mucho hace pensar que el objetivo de esta reforma es apretar las tuercas al “cuarto poder”.
La televisión pública, la radio y la Agencia de Prensa Polaca se verían afectadas por la reforma. Estas sociedades anónimas estatales dejarían de orientarse a las ganancias; su objetivo deberá ser cumplir con una “misión nacional”. También dejarían de ser públicas para ser “medios nacionales”; no serían más sociedades anónimas sino “institutos culturales nacionales”.
Misión nacional
El subsecretario de Cultura Krysztof Czabanski explica lo que implica esta “misión nacional”: la Historia polaca deberá ser el punto central de las emisiones. Los contenidos deberán cuidar los intereses nacionales, es decir, despertar en los usuarios los sentimientos patrióticos. Los planes de reforma escolares suenan parecido: la asignatura Historia deberá ser tan importante como Lengua (polaca) y Matemáticas. Los críticos creen que no habrá cabida tan siquiera para una visión periodística crítica de la historia nacional.
Las teorías conspirativas podrían tener cabida, en un futuro, en los programas televisivos. Por ejemplo, las que existen en torno a la tragedia de Smolensk. Muchos integrantes de este gobierno creen que la catástrofe que costó la vida al presidente polaco y a otros 94 pasajeros no fue un accidente sino un atentado.
Influencia política
En la reforma se incluyen nuevas estructuras. Sobre el contenido y el personal decidirá un nuevo “Consejo de los Medios Nacionales”, que será elegido por el presidente y el Parlamento. “Con ello los medios estarán supeditados a las mayorías parlamentarias y al presidente, es decir, a los órganos que tienen un fuerte mandato ciudadano”, explica Czabanski.
Que los medios polacos sean intrumentalizados por los gobiernos de turno tiene tradición. En 2007 cuando la Plataforma Cívica llegó al poder, colocó a personal propio en lugares claves de la televisión. Desde antes esto era más una regla que una excepción. “No sólo en Polonia la política se encarga de los medios y nadie ha encontrado hasta hoy una mejor solución”, dice Czabanski como queriendo justificar que no piensan cambiar esta mala costumbre.
Periodistas bajo presión
Para los periodistas críticos se avecinan tiempos difíciles. A los que resultan incómodos se los intimida o suspende. Fue el caso de la moderadora Karolina Lewicka que en entrevista al ministro de Cultura, Piotr Glinski, puso preguntas incómodas. El político dijo, al aire, que no pensaba responder, pues “era una emisión de propaganda que pronto se acabaría”.
“Cuando los políticos califican a los periodistas de hacer propaganda y los amenazan con echarlos, se da el primer paso hacia la autocensura”, dice la portavoz del actual Consejo de la Televisión, Katarzyna Twardowska. Esto puede implicar la aceptación de un comportamiento agresivo hacia la prensa, opina su gremio, basándose en agresiones recientes hacia conocidos periodistas.
Inciertos son todavía los planes para reducir la participación extranjera en las editoriales polacas. Se trata sobre todo de los alemanes, muy activos en Polonia. De una “repolonización” de los medios hablan los miembros del nuevo gobierno. También esto entra en su concepto de medidas para cuidar los “intereses nacionales”. Cuando a comienzos de enero se presente oficialmente la reforma se conocerán los detalles.