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Plácido Domingo, medio siglo de idilio alemán

31 de mayo de 2017

El 31 de mayo de 1967 Plácido Domingo debutó en Berlín. El cantante celebra la ocasión con una gala especial en la Staatsoper berlinesa. DW repasa la relación del artista español con Alemania en estos 50 años.

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Wiener Opernball 2016 Placido Domingo Opernsänger
Imagen: picture-alliance/GEORG HOCHMUTH/APA/picturedesk.com

El cartel de "no hay entradas” cuelga desde hace tiempo en la Staatsoper Berlin para la gran gala de celebración de los 50 años del debut berlinés de Plácido Domingo. Tiempo récord triunfando para un cantante que ha compartido escenario tanto con intérpretes que son leyenda de la ópera como con las actuales estrellas del canto. También lo hace con las jóvenes promesas, las voces que emergen de Operalia, un concurso creado por él y del que ya han salido varias estrellas.  Pero no es su único récord. Con Domingo es fácil caer en el abismo de las cifras abrumadoras: ovaciones, representaciones, número de papeles encarnados, de funciones dirigidas, grabaciones en video y audio, las grandes audiencias… Es el lado mercadotécnico del cantante.

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Hasta el momento de debutar en Berlín, el 31 de mayo de 1967, la vida de Domingo había transcurrido en paralelo a la lírica.  Tras su infancia y juventud mexicanas, el entonces tenor cantaba en diversos escenarios del mundo sin haber obtenido aún el verdadero espaldarazo internacional. El 8 de enero de 1967, Domingo debutó en Hamburgo encarnando el papel de Mario Cavaradossi, de Tosca. Su intervención cautivó a público y crítica y supuso un punto de inflexión en su carrera. Después volvió a su querida ciudad hanseática para cantar uno de sus papeles emblemáticos, el Ramsés, de Aida, una ópera con la que Domingo guarda especial relación y que dirigió por primera vez también en Hamburgo.

Idilio con el público alemán

El 19 mayo de 1967 debuta en Viena y el 31 de mayo en la Deutsche Oper de Berlín. De nuevo, como Mario Cavaradossi en Tosca.  Fue el inicio del singular idilio del público alemán con Plácido Domingo, que en 2017 no parece tener visos de languidecer.  Así lo confirma a Deutsche Welle Klaus Pietschmann, profesor de Musicología de la Universidad de Maguncia: "Domingo guarda lealtad a ciertos teatros de ópera y sus públicos. La primera vez que lo vi en la Ópera de Colonia, había un clima de cercanía dentro de una enorme euforia. Mucha gente recordaba el Hoffmann que años antes había cantado en el mismo lugar. Seguramente, el público berlinés debe de sentir algo muy parecido.”

Großbritannien die drei Tenöre Placido Domingo, Luciano Pavarotti und Jose Carreras
Domingo, Pavarotti y Carreras: canto, mercadotecnia y récords.Imagen: picture-alliance/dpa/PA Batchelor

Además de su "extraordinaria voz, de la que ha sabido sacar partido de forma inteligente durante décadas”,  Pietschmann cree que la clave del éxito de Domingo está en su carisma, junto a la curiosidad y el buen instinto del cantante por abordar repertorio de calidad no frecuentado. "Todo ello le ha llevado a gozar durante largo tiempo de un gran número de admiradores, no solo en Alemania. Yo me encuentro entre ellos”, asegura el profesor de la Universidad de Maguncia.

Barítono, tenor…. y de nuevo barítono

En la gala de celebración de su quincuagésimo aniversario berlinés en la Staatsoper, Domingo interpreta repertorio que ha sido nuclear en su trayectoria. La primera parte está dedicada a Verdi y  la segunda a Wagner. Junto a Domingo, la orquesta Staatskapelle y el coro estatal de Berlín, bajo la dirección de Daniel Barenboim. El repertorio alemán ha estado muy presente en la carrera del artista.  Aunque Domingo hizo incursiones muy joven en el papel de Lohengrin, esperó años hasta sumergirse en el universo wagneriano, asumiendo el rol de Walther, de Los maestros cantores, el de Tannhäuser, el de Erik, de El holandés errante, así como Tristán y su gran papel wagneriano, Parsifal, que llevó por primera vez al Festival de Bayreuth con grandes ovaciones en 1992. Al templo wagneriano volvió en tres ocasiones más, la última de ellas en el año 2000, como Siegmund, de La valquiria

Opernsänger Placido Domingo
Imagen: picture-alliance/dpa/E. Biyatov

"Plácido Domingo es el ejemplo de calidad humana, artística y musical de una figura histórica en el mundo de la ópera", dice Alfredo Daza, barítono mexicano que es miembro estable del elenco vocal de la Staatsoper Berlin. El propio Domingo debutó como barítono en los papeles de zarzuela que interpretó en su juventud y ha reconocido en entrevistas que tuvo que trabajar duro por conseguir cada medio tono hacia el registro agudo hasta lograr la voz de tenor con la que triunfó durante años. En los últimos tiempos, consciente de que no iba a poder mantenerse en la cuerda aguda, Domingo pasó de ser el "tenorissimo” a ser el "baritonissimo”. Precisamente fue el teatro de la Staatsoper Berlin donde volvió a la cuerda baritonal en el 2009, con el papel verdiano de Simon Boccanegra. Y sigue incorporando nuevos papeles a su ya apabullante repertorio: el próximo será el de Posa, del Don Carlos, de Verdi, el mes de junio de 2017 en la Ópera estatal de Viena. 

Más y más proyectos

A sus 76 años, la agenda de Domingo sigue cargada de citas para los próximos meses: dirigir, cantar, grabar, continuar al frente de la Ópera de Los Ángeles, apoyar proyectos benéficos, recibir homenajes y seguir descubriendo talentos para la lírica.  Voces críticas le insinúan que debe retirarse debido al estado de su voz, pero la figura de Domingo es mucho más que canto. Y la ópera también.  Así es como lo entiende el público alemán, que sigue agotando las entradas de sus funciones. Porque ver a Plácido Domingo es estar ante un personaje legendario.