Chile enfrenta una de las peores sequías del siglo: los embalses están secos y la producción agrícola es casi nula. Para hacer frente a esta crisis hídrica se han instalado plantas desalinizadoras de agua de mar en el norte del país, una zona que sostiene la mayor parte de la explotación minera y requiere gran cantidad de agua. Una tecnología esperanzadora que obliga a ser evaluada ambientalmente.