Pintura mural en Berlin sigue los pasos de Diego Rivera
18 de octubre de 2006
Es uno de esos barrios plagados de altos edificios de hormigón construidos durante los años 70. Era el típico paisaje urbano del socialismo de la extinta República Democrática Alemana (RDA), que respondía a las necesidades de vivienda de la población. Ningún extranjero ni artista querría tras la unificación alemana irse a vivir a Hellersdorf-Marzahn, en el este profundo de Berlín, en donde incluso hoy en día las personas de color se sienten inseguras caminando en la oscuridad.
Una novedosa idea pretende convertir el barrio en atractivo turístico y evitar también la fuerte emigración de la población local que busca empleos y progreso en otras ciudades. Los edificios de hormigón serán transformados en la mayor pintura mural del mundo en cuyas fachadas estarán representados todos los países de Europa. Bajo la dirección del grupo de artistas francés, Cité de la Création, se pondrá color y diseño a una superficie de 64.000 metros cuadrados.
Proyecto artístico y social
La obra, en la que participarán pintores y artesanos desempleados, quedará lista en el 2008. La empresa de bienes y raíces austriaca Level One Holding, que compró los edificios, invertirá 15 mil millones de euros en su saneamiento. Una tercera parte de los fondos serán invertidos en la pintura mural. Además de ocupar mano obra desempleada que difícilmente lograría reintegrarse en el mercado laboral, el proyecto ofrecerá a jóvenes desocupados la posibilidad de capacitarse como pintores y esmaltadores.
Una muestra de cómo se verá el barrio en un par de años puede apreciarse en una fachada de 100 metros. En vez de bloques de hormigón la mirada del visitante queda atrapada con los vibrantes colores y diseños arquitectónicos, que emulan los estilos en las distintas capitales europeas. El proyecto sigue la tradición del muralista mexicano Diego Rivera, que ya fue inspiración para un proyecto de pintura mural en la ciudad francesa de Lyon.
Quesos franceses y tequila
Desde entonces la ciudad industrial gala es también un imán para interesados en arte y arquitectura. Los inversionistas sueñan con atraer a comercios especializados, vinos y quesos franceses, productos españoles e italianos y tal vez algún bar mexicano. Entonces el barrio se transformaría en un imán turístico, no sólo por su pintura mural, sino también por la oferta de locales y productos que no se encuentran fácilmente.