Protegido de barcos turísticos y de la pesca industrial, el Golfo San José en la Patagonia argentina, es un refugio para la ballena franca austral. En este entorno, jóvenes pescadores practican la pesca artesanal selectiva: son buzos marisqueros. Esta modalidad pesquera, introducida por científicos y buzos en la década de los 70, se ha convertido en un pilar de la conservación marina en la zona.